No recuerdo mucho de cuando vivía con mis padres, aquellos buenos momentos, son una ilusión que no hacen mas que lastimarme, es por eso que solo los dejo ir, tratar de borrarlos, como si no existieran, es la mejor forma de sobrevivir a mi calvario, o eso pienso, no se si realmente estoy viva.
Me encuentro encerrada en el calabozo, donde cada vez que se le antoja me manda, desde que tengo memoria ha sido así, es un lugar muy húmedo, sin ventilación, no hay ni siquiera una silla donde descansar, pero tampoco me puedo dar ese lujo en la posición que estoy, ¿y como estoy?, mis manos están amarradas mas arriba de mi cabeza, con mis pies apenas rozo el piso, ya no me duele el cuerpo, pues aprendí con el tiempo a no enfocar mi mente en eso, en aislarme de tal forma, que parezco no estar presente, cuando me reprende. No se cuanto tiempo llevo acá, pero no me importa, la verdad quisiera dejar esto para siempre, en eso escucho la llave mientras entra en el cerrojo, mi corazón se acelera, mis pensamientos me traicionan haciendo que mi cuerpo se tense, maldigo internamente el sentimiento que se produce cuando está cerca.
Caigo de rodillas apenas me sueltan, intento moverme para ponerme de pie, pero no me responde el cuerpo, soy arrastrada hasta mi alcoba, ni siquiera hago el intento de soltarme, ya la verdad es que no deseo seguir, me dejan en mitad del cuarto, como puedo me coloco boca arriba para descansar de la posición en la que estaba, siento que entran y llevan agua para la bañera, al final es mi nana la que me lleva hasta el baño, al hacer contacto con el agua me arde la piel, las marcas esta vez van hacer mas profundas, pero no solo en mi cuerpo, hablo de mi corazón, hablo de mí.
Luego me lleva a la cama y me da un medicamento que me ayudara a dormir sin problemas con que me queje del dolor, pero mi mirada se queda puesta en el ventanal que tengo en mi derecha, deseando pronto irme y ser libre al fin, deseando profundamente escapar de este laberinto que se convirtió gracias a ella, esa mujer que llego a mi vida, destruyendo todo lo que hay a mi alrededor.
Cinco días pasan luego de esta tortura y de mi deseo, pero nada cambia, los tratos y las imposiciones continúan, de mi parte esta la misma actitud indiferente, alejada de todo a mi alrededor, hoy me encuentro en mi recamara, donde me están arreglando para recibir la visita de un hombre que según lo que ella dijo “es importante “, me están colocándo un vestido de dos piezas, la blusa es de color beige tiene un poco de brillantina, tiene encaje hasta las codos y sobre el strapless crop top, me llega hasta el ombligo, la falda es azul oscuro inicia desde mi ombligo hasta el suelo, realmente es hermoso este vestido, me peinan con el cabello ondulado en las puntas y a medio recoger, me maquillan resaltando mis ojos azules con sombras, todo hace un contraste hermoso, mi cabello negro resalta con la blusa, mis ojos con su maquillaje y con la falda, por fuera me veo perfecta como si fuera una flor, pero por dentro me siento devastada, como el terreno que se quedo sin sus flores, por que las cortaron.
Me llevan al salón donde hay cuatro personas, solo distingo a una, hay dos hombres una mas joven quien supongo es el que desee que conozca, pero su mirada me da escalofríos en vez de curiosidad, tiene los ojos negros y mirada penetrante, cabello castaño que le llega hasta los hombros y es bastante acuerpado por cómo se le ciñe el traje negro, el señor de al lado tiene traje azul, es idéntico en altura, rasgos, pero su cabello es corto y ya con canas, la mujer que los acompaña es de baja estatura pero elegante, tiene el cabello claro y ojos miel, lleva un vestido negro ajustado con encaje en los brazos y parte superior del pecho, tiene diseño de flores doradas, ella mira con cierta nostalgia, diría yo, la verdad no lo sé y claro no podía faltar Irene, ella luce un vestido corto pero elegante de color blanco con estampado de rosas rojas, debo admitir que le queda bien, su cuerpo sigue estando en buen forma, lleva su cabello rubio ondulado hacia un costado y aretes negros.
Ahora si no entiendo nada, pero su sonrisa me deja con una sensación nada alentadora, cuando llegamos al comedor, veo que se esmeraron en la decoración del mismo, hay candelabros en medio y una exquisita variedad de comida en la mesa, tomo asiento al lado del joven Baltazar, por que así lo a planeado ella y al parecer su padre, quien mira con aprobación esta cercanía nada sutil, hace mucho que no bajo a esta parte de la casa y me detengo a admirar las pinturas que hay en las paredes – en definitiva mi padre tenia un excelente gusto – pienso mientras mi mirada se traslada por toda el ala, hasta que se me interfiere con unos ojos negros que mas parecen acosarme que observarme.
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Editado: 23.03.2022