Un Final Entre Actos

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Tercer Acto: Sonreír

Cuando era niño, tenía muchos sueños, al entrar a la adolescencia lloraba por las noches, y una vez estando en la juventud ya no quería más ninguna emoción.

-Yo conozco a Steve, se dé usted por él.

-¿Es una broma? -conocía a casi todas las persona que Steve frecuentaba y de ella nunca supe nada.

-No, eso es absurdo.

-Nos vemos -me fui, dos encuentros fallidos ¿por qué actuó de esa forma?

Un día más sabiendo el día que voy a morir, un día más en consultas que no cambiaran el resultado.

-Joven Daniel ¿Cómo se ha sentido últimamente?

-Como una mierda -pues bien, no estaba.

-Dejando de lado su actitud, tengo algo que podría ponerlo de mejor humor -una cura pensé-. Tengo un viejo colega que hace pruebas y quimioterapias que son eficaces, surgió una nueva investigación...

-¿Es una cura eficiente?

-Son pruebas así que.

-Disculpe señor Han. No quiero nada, nada que no sea una cura real -no quiero guardar una esperanza con resultados vacíos.

-Varios pacientes han logrado mejorar mucho- el señor Han ha sido una buena persona, tengo miedo de que al final nada de lo que intente de un buen resultado.

Sali del hospital pensando en las palabras del doctor Han. Estando en el estacionamiento, reconocí una cabellera. Isabelle entraba a un carro con alguien al que no logre distinguir.

Los encuentros siguieron entre nosotros ¿Cómo era que coincidíamos sin planearlo? A veces en serio pensaba que Isabelle me seguía. Las coincidencias me motivaban a seguir buscando un buen final.

No pregunte nada respecto a haberla visto en el hospital. Si ella no me vio era mejor así, Steve aún no mencionaba su nombre.

-Quiero algo que en menos de diez líneas me haga explotar con muchos sentimientos -Isa escribía para una pagina con unas chicas que conoció en un blog de lectura, un día publicaba ella y al otro las demás. Esa noche quería escribir algo diferente a lo que antes ya había hecho, comento mientras caminaba a mi lado.

-¿Qué tiene en mente? -No sabía cómo, pero quería ayudar.

-Que uno de ellos muera y el otro haga un sacrificio.

-¿Por qué tiene que morir uno de ellos?

-¿Por qué no? Sabemos que en alguna parte de nuestra vida lo haremos.

-Si -pensé en sus palabras, pero no saber qué pasará después, aterra un poco.

-¡Lo tengo! -grito con entusiasmo-. Solo tenía que dejar ir mis dedos.

-¿Dejar ir sus dedos?

-Olvide eso y escuche esto -agarró su libreta y empezó a leer lo que había escrito en ella.

"Una caminata con remolinos

No sé si alguna vez te dije lo hermoso que eras, lo bello que te veías al caminar, como me volvía loca tu sonrisa y cuánto te amé.

-Te amaré ahora, te amaré siempre -hablaste lentamente, aunque te pedí que no lo hicieras-. Fuiste lo mejor -seguiste a pesar de que, con cada palabra que decías salían gotas de sangre.

-Por favor resiste, no me dejes -llore tanto que cada lágrima salía sin yo poderlas parar.

-Nunca te dejaré -esas fueron tus últimas palabras.

Sé que no estás físicamente desde hace dos años y también sé que has cumplido tu promesa, pero pronto estaremos juntos, solo espera unos minutos hasta que me desangre".

-¿Qué opina? -Sus ojos brillaban esperando una respuesta, pero yo no dejaba de pensar que pronto estaría igual-. ¿No le ha gustado?

-Si me gustó -sus ojos no mostraban lo mismo de hace unos segundos-. Si me ha gustado mucho, en serio fue, no sé... ¿Impactante?

-Lo dice solo para no hacerme sentir mal, pero lo subiré ya que me gustó y espero que a ellos les guste.

-¿Ha escrito más? -Quería saber si todos terminaban en muerte.

-Sí, tengo varios.

-Me gustaría leer más.

-Cuando tenga uno nuevo será el primero en leerlo.

Pasamos unos cuantos minutos caminando. Pensé en cómo decirle que tengo una enfermedad terminal, pero sentía que aún no era el momento, tampoco es que ya éramos algo, solo llevábamos unas semanas viéndonos.

-¿Dan, sucede algo?

-No, es solo que, pensaba en comprar una libreta -la idea de escribir sobre ella inició ese día, y heme aquí, escribiendo sobre la chica que llamó mi atención antes de olvidarla por completo.

-Es bueno tener un diario -ante nuestros ojos, se alzaban los grandes edificios habitacionales.

-Algún día leerá mi diario -me dejo sorprendido-. Es broma.

-Vaya forma de bromear.

-Soy algo mala para esto.

-Ya lo he notado.

-¿Alguna vez se ha enamorado? -de nueva cuenta me dejó atónito.



#16180 en Novela romántica

En el texto hay: 15 capítulos

Editado: 26.09.2022

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