Sexto Acto: Sin previo aviso
Viajamos a Norilsk, aunque el papeleo que tuvimos que hacer fue tedioso el resultado fue bueno. La ciudad perfecta si lo que quieres es sentir lo que es el frío penetrando tus huesos y más si pronto tendrás el honor de morir sin poder volver a ver el invierno.
No era fan del clima templado, pero Isa podía hacer que quisiera todo.
—Amo esto, el sentirme viva por ultima vez.
Isabelle contemplaba lo más mínimo de este lugar.
—Sera grandioso –me agarró por el brazo y caminamos sin un rumbo fijo hasta que el frío empezó a perforar nuestras extremidades.
Nos hospedamos en el Pavlova Street 18.
Encontramos el Beerloga alrededor de las ocho y media ya con el frío colándose en los huesos. Nos recibió una brisa caliente con un bullicio que provenía de cada una de las mesas.
Las luces eran tenues junto a las paredes café, le daban una vibra de taberna de caza. Nos sentamos en una mesa al rincón, todo ahí se encontraba lleno, al parecer era un restaurante muy concurrido.
—A deleitar el paladar –hablo Isa entusiasmada.
Estaba impresionado por la forma en que comía todo lo que había en su plato, me preguntaba cómo era que en un cuerpo tan pequeño cabía tanto y si así era como comía siempre ¿Cómo carajos no engorda? En serio no se me ocurrió una mejor razón.
Después de la cena Isa termino sacando todo lo que había ingerido, intente ayudar, pero ella no lo permitió. Mientras la esperaba pude notar como mi rostro estaba cambiado, más pálido y delgado en tan solo unas semanas.
—¿A dónde podríamos ir? —pregunta Isa al salir del baño.
—¿Qué tal el lago Dolgoye? —propongo, al pasar frente al espejo veo como nos vemos juntos, ella al igual que yo se ve desgastada ¿Está enferma?
—Y nos sumergimos en el lago Dolgoye —tarareo Isabelle acercándose más a mí.
—Sin ropa —sugerí. En automático recibí un golpe en el hombre de parte de ella.
—¿Lo harías sin ropa? –me dio la leve impresión de que estaba dispuesta hacerlo.
—Quizá –dije con coquetería.
—Entonces lo hacemos —en realidad no lo hicimos al final de esa noche.
Esta historia no es una trágica, esta es una historia simplemente real.
Al quedar en bóxer con todo mi cuerpo temblando y ver por primera vez a Isa en ropa interior ocasionaron miles de sanciones en un instante que lo recordaré hasta que dé mi último aliento o fue mayormente el frío quien causó todo, en realidad no estoy seguro.
—Dan ¿Estas bien? —no es una historia trágica como dije o quizá sí pero solo un poco.
Cuando ambos estábamos por entrar al agua mi cuerpo me hizo una mala jugada. Sudaba y mí calor corporal aumentaba, mi nariz comenzó a sangrar y con ello mi nitidez estaba cayendo en picada.
Lo más que recuerdo de esa noche es Iza gritando por ayuda desesperadamente mientras sus manos temblaban y sus ojos no me veían.
Al despertar la escuche a ella —Me has dado un susto —estábamos acostados en la misma cama. Ella tenía su brazo alrededor de mi estómago. –—La emoción de haberte visto en ropa interior ocasionaron todo —comente bromeando.
—¡Oye! Aunque era lo mejor que hayas visto puedo suponer —por supuesto.
—Me hubiera gustado más si hubiéramos entrado al lago.
—Hubieran pasado tantas cosas —suspiro sonoramente—. ¿Quieres que lea algo que escribí anoche? –respondí con un movimiento de cabeza.
» Un Blues Para Recordar
Nos encontrábamos bajo la lluvia, una noche de esas frías pero encantadoras. Corrimos, sonreímos, fuimos, un nosotros, un ellos.
Te amo —gritaste bajo la voz de la tormenta.
Te amo —dije y quizá no era necesario pero el impulsó del momento me atrapó.
Me tomaste entre tus brazos y me levantaste hasta que enrolle mis piernas a tu alrededor. Nos besamos
Era grandiosa la travesía de sentimientos que causabas en mí incluso después de que un auto saliera del carril golpeando nos a supaso y por más sacudidas que dimos sobre el asfalto al rodar tú te aferraste a jamás soltarme.
Y recordaré ese día, ese instante donde por primera vez nos dijimos te amo."
—Creo que te amo —lo dije.