Ismael, sin saber que sucede se encuentra flotando sobre una espesa y dominante oscuridad. Las formas aquí parecen no tener ningún significado, sus pensamientos se convirtieron en el comienzo y el límite de lo que se puede percibir, no puede ver más que la oscuridad tampoco escuchar ni el más mínimo susurro ¿Esto es la nada?.
Una mujer cae desde lo más alto del cielo, intenta sujetarla con su entumecido cuerpo, la imagen de la mujer solo paso a través de él dejando impreso una profunda tristeza. Aquella mujer se desvanece en un tenue destello de luz.
La secuencia de imágenes cambia repentinamente. La secuenciación se distorsiona nuevamente trasladándose a lo que parece ser un funeral, siete personas se encontraban rodeando un ataúd. La persona que se encontraba dentro de aquel ataúd era Ismael. Tras verse en tan enigmática escena repetía para sí que todo aquello es un engaño, una falsa realidad que solo intenta confundirlo.
— No es mentira. – resuena en el vacío-.
No fue capaz de responder aquella extraña afirmación. Era como escucharse a sí mismo, aquel que dirigía sus palabras hacia Ismael tenía un tono de voz similar.
— Son recuerdos que aún no han sucedido. La eternidad no presenciada. Una mentira que empieza y termina en ti.
Tras aquellas palabras el lugar ha quedado envuelto en un avasallante silencio, la oscuridad comenzó a tornarse aún más espesa, su cuerpo volvió a tener movilidad, pero a causa de la pesadez este no podía moverse. La desesperación invade su entumecido cuerpo, era inútil luchar contra los mecanismos de defensa de su propio organismo. En medio de aquella lucha por mantener la calma las manos de Ismael se han puesto cálidas y su rostro advierte una extraña sensación. Tras sentir cosquillas y arrugar su nariz abre los ojos, un gato se encontraba olfateando su cara, lo toma con las manos y observa fijamente los ojos de la pequeña criatura. Sin soltar al gato inclina la cabeza hacia atrás notando como unos atrayentes ojos dirigen su mirada hacia él, la chica que conoció en el parque se encontraba a su lado, el cabello dorado con el cual ella revestía acariciaba con suavidad la frente de Ismael. Fue incapaz de diferenciar aquella situación de lo que sería un simple sueño y ante su incredulidad pestañea en un intento por volver a la realidad pero a pesar del intento por despertar ella eventualmente seguía allí.
Ella estando de rodillas sobre el suelo se recoge el cabello y pone su mano sobre la frente de Ismael para luego sonreír y despeinarlo.
— Definitivamente no eres alguien normal, pero me caes bien.
Hay muchas cosas que aún no logra comprender, pero sin duda el santuario es un sitio al que no piensa regresar. Dirige su vista hacia la puerta del santuario dejando escapar una sonrisa de tinte confuso que expresa la incertidumbre que sentía en aquel lugar. Se pone de pie y observa a la chica.
— ¿puedes decirme cómo llegué aquí?
— uhmm siendo sincera solo pasaba por acá y te encontré durmiendo enfrente de esta gran puerta. ¿No recuerdas nada?.
— Lo último que recuerdo es que…
Sin terminar la frase queda congelado unos segundos, y considera conveniente no mencionar nada de aquel hombre que encontró allí adentro.
— (…) solo recuerdo que pasaba caminando por este lugar, luego ya desperté frente a ti.
— me estas mintiendo…
Ella se pone de pie y sonríe cálidamente mientras lo observa unos segundos, se inclina levemente apoyando una de sus manos sobre Ismael y vuelve a sonreír.
— (...) No sabes mentir. Eres un recién llegado ¿verdad?.
— ¿Un que? —Confundido solo la observa.
— Eso lo confirma. Ven conmigo.
Lentamente extiende su brazo hacia ella y toma su mano, ese era él, accediendo a la propuesta de una persona que apenas conoce. Ya estando de pie, ella toma la mano de Ismael y camina a su lado. El solo hecho de caminar junto a ella ya le resultaba extraño, pero irónicamente sentía cierta sensación que lo reconfortaba. De la nada ella decide detenerse y voltea hacia él.
— Hacer esta pregunta es complicada, pero alguna vez ¿has presenciado la muerte de cerca?
— ¿Porque lo preguntas?
— Por nada.
Ella vuelve a sonreír mientras camina de forma chistosa. Luego de caminar por un rato ella vuelve a detenerse, habían llegado a una especie de parque abandonado.
— Mira a tu izquierda.
¿Qué se suponía que debía ver? Se pregunta al no ver absolutamente nada. Ella señala algo en el cielo.
— (…) solo observa.
De un momento a otro el color del eterno atardecer comienza a retorcerse, el color del cielo y las nubes se fusionan totalmente en una mezcla, rojo, azul, amarillo, verde, los colores poseían tanta vivacidad, sin embargo, resultaba inadmisible para Ismael que todo este tiempo nunca antes ha podido presenciar aquel fenómeno, como si este hubiera huido de él.
— ¿Es hermoso verdad? — Expresandose con gran entusiasmo.
— ¿Cada cuánto se da este fenómeno?
— Ese lugar siempre se ha manifestado de esa manera, cualquiera que lo desee puede venir y observar lo mismo que estamos observando en este momento. ¿No te parece maravilloso?
Este ya no es el mundo que pensó que era, todo funciona de un modo distinto a como pensaba ¿Si todo fuera producto de un sueño? Eso explicaría aquellas situaciones que desafiaban toda lógica, recuerda a ese extraño que se encontró en el santuario, las sensaciones que sintió frente a su macabra presencia no parecían para nada falsas ¿Entonces que es este lugar? La joven acaricia sus mejillas y observa el suelo.
— Posees muchas preguntas, lo sé porque pasé por lo mismo cuando llegue aquí, no te asustes si en este mundo nada parece tener sentido. Si miras con detenimiento aquellos colores durante unos segundos podrás notar como puedes ver que hay detrás.
Centró su vista en aquella distorsión, como si mirara a través de un cristal colorido de una tenue transparencia se alcanza a distinguir la figura difusa de lo que parece ser un palacio. La chica con su gato en los brazos contempla junto a él aquel extraordinario fenómeno.
— Se dice que aquel que habita en el palacio es quien mantiene el orden en este mundo.
— ¿Qué clase de orden?
— No lo sé, pero sin él este lugar solo volvería a ser energía y nosotros no existiríamos.
Aun contemplando aquel misterioso suceso en el cielo, un suspiro se desprende ante la sensación de desconcierto. Él ya pensaba que este mundo era grande, pero la existencia de aquel palacio ya roza los límites de lo absurdo.
— ¿cómo sabes todo esto?
— La verdad cuando alguien vive en la eternidad ve y escucha muchas cosas. Por el momento es lo máximo que puedo decirte de aquel lugar.
Ella retrocede unos pasos, al voltear se la encuentra con los ojos cerrados y con las manos extendidas hacia los costados, el viento acaricia suavemente su cabello impregnando el ambiente de un reconfortante sentimiento de tranquilidad e incertidumbre.
— Emmm, pensándolo bien ¿no te da curiosidad saber quién fue el creador de este mundo?
— ¿no es algo pretenciosa la pregunta?
Ella abre los ojos y sonríe muy cálidamente.
— La verdad es que tienes razón, es muy pretenciosa.
Su gato acaricia con su cabeza las piernas de Ismael, se inclina y lo acaricia. En ese preciso momento pensó en que, si la eternidad resulta ser real, tendrá tiempo más que suficiente para buscar todas las respuestas. Pero primero, sentía la necesidad apremiante de aclarar algo.
— ¿Me podrías aclarar por qué las personas no pueden morir?
— Eso es porque no hay nadie que…
La chica sin previo aviso se desvanece y cae al suelo. Sin entender que lo que había sucedido, apresuradamente se acercó y la tomo entre sus brazos. Tras intentar reanimarla, no ha recibido respuesta alguna, pero inmediatamente una especie de sombra proveniente de ella se extiende agresivamente hacia él provocando que la suelte, retrocede unos pasos apretando con fuerza uno de sus brazos, aquella sombra acaba de ejercer un corte en su brazo izquierdo, la sangre comienza a filtrarse entre los dedos mientras intenta detener el sangrado, la extraña sombra comienza a cubrir gradualmente el cuerpo de la joven. Entonces cierta voz que parecía provenir de todas partes rompe la delgada línea de la cordura.
— >> Hablas demasiado <<
De la oscuridad burbujeante emerge una silueta oscura de lo que parecía ser una extraña criatura. Posee similitud con un cuerpo humano, pero algo dentro de él decía que esa cosa no era para nada un ser humano. Nuevamente se encontraba paralizado ante un acontecimiento que desafiaba su cordura. En ese momento imágenes de aquel hombre del santuario volvieron a su mente, recordando tales similitudes con esta infernal criatura. Sin embargo, en él se producía un sentimiento totalmente distinto.
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Editado: 26.10.2020