Amaia
Después del beso que el Playboy me dió anoche, ambos nos separamos e hicimos como si ese beso no hubiera pasado.
Un segundo después cada quién se fue por su lado. Yo volví a la habitación mientras que Duncan se quedaba un rato más en la playa.
Confirme lo que lastimosamente ya sabía: Todavía estoy enamorada del maldito playboy, eso años lejos de él no habían borrado el fuerte sentimiento que sentía por él. Todavía quería al maldito playboy, lo quería aún con todo el daño que me había hecho.
¿Por qué no había desaparecido ese maldito amor que tenía por él?
Me lance a la cama y tras hacerlo cerré los ojos.
Mi vida es un verdadero caos, un completo y verdadero caos.
Lleve mis manos a mi vientre y acaricié suavemente.
-Mamá es un desastre andante cariño, un verdadero desastre.. y pués tu padre es otro desastre andante. -hable mientras acariciaba mi pequeño vientre. -Pero te prometo bebé que haré hasta la imposible por dejar de ser un verdadero desastre te lo prometo.
Luego de terminar de hablar escuché la puerta abrirse. Yo por mi parte me hice la dormida porque no quería hablar con el playboy, ya bastante había acontecido este día.
Escuché que Duncan tras cerrar la puerta empezó a caminar hacia la cama y esto me disparó por completo los nervios, pero los mantuve de alguna manera.
El playboy dejo un beso en mi abdomen y luego susurro un par de palabras.
-Se que he sido un idiota, pero estoy dispuesto a cambiar por ustedes... Dejaré todo atrás por ti hijo, dejaré de ser el ligón por tu madre. Por ustedes cambiaré.
Juró que casi abro los ojos y me suelto a llorar pero no lo hice.
Se que he sido un idiota, pero estoy dispuesto a cambiar por ustedes... Dejaré todo atrás por ti hijo, dejaré de ser el donjuan por tu madre. Por ustedes cambiaré. Vivir para escuchar esas palabras salir de la boca del hombre más mujeriego que había conocido en mi corta vida, era ver verdadero logró. Porque no existía un hombre más orgulloso que Duncan Salvatierra.
-Cambiare lo prometo.. -Duncan volvió a inquirir estás palabras y un segundo después dejo un beso en mi vientre y se acostó en la cama.
Lo que más me sorprendió fue que el playboy me atrajo hacia su pecho y me abrazo.
¿Qué rayos estaba pasando? ¿Por qué él estaba teniendo ese cambio tan radical? ¿Donde quedó el galán totalmente idiota?
Mi cabeza es un lío con tantas preguntas, aunque tratará de buscarle explicación para cada pregunta no encontraba la respuesta de estas.. y pués mientras pensaba el sueño invadió por completo mi sistema, como el calor corporal más la loción del playboy me embriagan los sentidos el sueño empezó a tomar posesión de mí.
Abracé todavía más al trotamundos y me deje caer en los brazos de morfeo.
Por esta noche podía despedazar mis propias reglas. Solo por el día de hoy.
Me encontraba parada frente a la majestuosa aeronave, observando cómo la luz del sol se reflejaba en su brillante fuselaje plateado. Era un lujoso avión privado, propiedad de un loco conocido como Duncan Salvatierra. Aunque mi mente luchaba por aceptar el nivel de ostentación que aquella aeronave representaba, no podía negar que su imponente presencia tenía un aire hipnótico y fascinante.
Mis sentimientos eran una mezcla de emoción y aprehensión mientras me acercaba a la escalera de acceso. No estaba acostumbrada a este tipo de lujos y extravagancias, pero la situación me exigía embarcarme en esta aventura aérea. Duncan, el hombre que había cruzado mi camino y encendido una chispa en mi corazón, ese idiota se había clavado en mi de una manera tan poderosa, que los años que pase lejos de él solo hicieron que estos malditos sentimientos se disfrazaran de odio, cuando era todo lo contrario.
El viento soplaba suavemente, susurrando melodías desconocidas a mis oídos mientras ascendía por la escalera. Justamente cuando coloque mi pie en el último peldaño escuché palabras provenientes del playboy, las cuales me hicieron detenerme abruptamente.
-Dejame decirte esposa que tienes un culo perfecto. No sabés las ganaa que tengo de apretarlo. -emitió Duncan estás palabras y yo me giré sobre mis pies.
-Atrevete a tocarme y verás.. -verbalicé y él sonrió de medio lado.
-Creo que es justo que te toqué porque tú amaneciste encima de mi tocando mi pecho como gata en celo..
Maldito sea este idiota. Juró que lo odió con todas mis fuerzas..
-¡Vete al mismísimo infierno, maldito! -exclame con furia y el playboy me mostró una sonrisa ladina.
Retomé mi camino pero me volví a detener al escuchar las palabras que había articulado él.
-¡Hey, chicos soy el hombre más afortunado del mundo! Tengo una amorosa esposa y un hijo en camino, soy el más afortunado de tener una vida perfecta.. ¡que vivan los orgasmos!
Tras sus últimas palabras me sonrojé explosivamente y baje los escalones hasta donde estaba el playboy.
-¡Qué vivan los orgasmos...! ¡Qué...
-Cállate maldición, cállate. -dije mientras le tapaba la boca al playboy. -Te voy a arrancar la lengua si sigues diciendo babosadas seductor de mierda.
Dije totalmente cabreada y Duncan coloco sus manos alrededor de mi cadera. Posteriormente a esto trazo un círculo con su lengua en la palma de mi manos y yo ante esto aleje mi mano de su boca.
-Dijiste que me dejarías sin pene.. ahora quieres deshacerte de mi lengua. ¿Como piensas entonces que te daré placer? ¿Con los dedos?
-¿Quien te dijo que quiero que me des placer? -él sonrió de manera ladina y yo entrecerré los ojos.
¿Donde había quedado el hombre de anoche? ¿Donde había dejado la promesa que verbalizó?
Se que he sido un idiota, pero estoy dispuesto a cambiar por ustedes... Dejaré todo atrás por ti hijo, dejaré de ser el playboy por tu madre. Por ustedes cambiaré.
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Editado: 20.06.2024