``A veces darlo todo no es suficiente`
Sᴀᴠᴀɴɴᴀʜ Pᴇʀᴋɪɴs
Había dejado a un lado el hecho de que todas las mañanas encontraba el anillo de mi esposo en la mesita de noche.
No le había tomado ninguna importancia, pensaba que lo había olvidado o que por salir a prisas siempre se le quedaba. Pero aún así no comprendía el por qué se lo quitaba, si yo dormía perfectamente con el anillo puesto durante cinco años.
No había notado que se había vuelto un poco más receloso con su celular, o que ya no me daba mi beso de despedida pero aun así, yo seguía viendo en sus ojos el amor aquel que siempre me tuvo incluso antes de casarnos.
Hasta hoy, dos semanas después que descubrí algo que podía cambiar nuestras vidas para siempre; un bebé. A él le gustan los niños, siempre dijo que quería tener tres hijos y me parece que ya estamos a unos meses de tener el primero.
Mientras pongo la mesa, pienso en como le daré la noticia.
Falta menos de diez minutos para que llegue, mientras hago todo meticulosamente porque él es muy observador. Nota hasta lo más pequeño. Tiene buen ojo.
Cuando escucho llegar el auto mi corazón brinca, estoy tan enamorada como la primera vez que lo vi. A pesar de que era una adolescente.
—Hola.
—Hola, cielo. ¿Cómo te fue? — le pregunto.
—Normal ¿Qué tal estuvo tu día?
—Bien, tengo algo que decirte — se va al sillón directamente, sin darme un beso o un abrazo, está cansado, se le nota.
—También Yo— me mira —Quiero el divorcio.
¿Escuche bien? ¿Es una maldita broma? Porque es de muy mal gusto.
—Caleb… ¿De qué hablas?
—Lo siento — baja la cabeza —No quiero herirte, Sav, pero quiero el divorcio. Ya he tomado la decisión.
—¿Ya tomaste la decisión? ¿Y cuando carajos pensabas pedir mi opinión? ¿Desde cuándo lo decidiste? Está mañana mientras tomabas el café o fue anoche mientras me hacías el amor.
—Por favor, Sav. No quiero herirte más.
—No puedo creer lo qué me estás diciendo. ¿Desde cuándo se acabó tu amor por mí?
—No quiero hablar de ello, creo que es lo mejor para ambos.
—¿Tienes a otra?, hay otra mujer.
Guarda silencio, eso es más que una confirmación para mí. Entonces si tiene a otra mujer, eso explica muchas cosas que estaban pasando y que no había notado.
—Lárgate —grito —Lárgate ya mismo de mi casa. No quiero volverte a ver nunca más ¿me oyes?
—Sav…
—Vete, no quiero verte. No quiero saber nada de ti, todo este tiempo me has estado engañando. ¿En que falle?
No dice una sola palabra, vuelve a tomar sus cosas del trabajo y sale de la casa dejándome con el corazón hecho mil pedazos y un montón de sueños destrozados.
Saco la prueba de embarazo de donde la tenía escondida y lloro más al darme cuenta que mi bebé crecerá sin un papá.
El dolor que siento es terrible, esto me hace recordar nuestra boda hace cinco años. Caleb se veía tan enamorado de mí, y yo apenas era una mocosa de veintiun años que no sabía exactamente qué estaba haciendo pero lo amaba y eso era más que suficiente para mí.
Ahora estoy sola y con un bebé…
No se lo pienso decir, Caleb no va a saber de mi hijo. Si él no tuvo compasión conmigo yo tampoco la tendré con él, tendrá que vivir por el resto de su vida sin saber que tiene un hijo.
Tres semanas después.
Han pasado varios días desde que el amor de mi vida me pidió el divorcio justamente en el día de nuestro aniversario número cinco.
Los únicos que lo sabemos somos él, mi hermana y yo. Tenía que contárselo a alguien, no podía más con el nudo en la garganta de que alguien me abrazara fuerte.
Preparo un bolso con mis cosas antes de salir de casa, pero unos minutos antes están tocando a mi puerta.
Me dirijo a abrir, sin embargo veo de quien se trata antes de cederle el paso.
Es Caleb, no lo había visto desde hace tres semanas.
—Buenos días, Savannah.
—¿Qué quieres? Caleb, no tienes nada que hacer aquí. Ya te envié tus cosas a tu departamento, no hay nada más aquí que busques.
—Solo venia a decirte que ya puedes pasar a firmar el divorcio.
Es un martillazo a mi tonto corazón.
—Pasaré mañana mismo.
—Sav…— sus ojos me dicen que quiere decir algo más pero su boca no se atreve —Lo siento.
Le cierro la puerta en la cara y regreso a terminar mis cosas, para decirme eso pudo haber llamado y no tomarse la molestia de venir hasta aquí.
Ya no llores, Sav. No llores, es por el bien de tu bebé.
Hoy me haré el primer ultrasonido, estoy muy emocionada porque veré a mi pequeño que apenas está formándose. Aún con el dolor en mi corazón, queda suficiente espacio para amar a mi hijo y preocuparme porque esté bien.
Salgo de mi casa y conduzco hacia la clínica de la obstetra, con ella hay un hombre barbado, rubio, alto y de buen ver. Muy joven para ser doctor, pero no menor que yo.
—Hola.
—Hola, debes ser Savannah Perkins ¿no? Pasa, por favor. Ya mismo estoy contigo.
—Gracias.
El doctor me sonríe y tontamente le devuelvo la sonrisa un poco tímida.
Entro al consultorio y me pongo la bata. Ahora eres todo lo qué tengo, bebé. Por favor, desarollate bien y ven a hacerle compañía a mamá.
—Bien, creo que ya estamos listos para empezar.
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Editado: 21.05.2024