Un libro garabateado con rosado

¿Cómo sé que en verdad eres ciego?

El viento nocturno era lo suficientemente frío como para obligarlo a respirar lentamente, pero la calidez de la noche hacía que estas pequeñas ráfagas de aire fueran casi como un premio por caminar.

Ginebra había ignorado sus mensajes por todo el día, aunque ese último mensaje donde ella le dijo "te quiero" hizo que Marcus no se sienta mal al ver que ella solo lo dejaba en visto, al contrario, lo hacía sentirse emocionado. No obstante, pequeños pensamientos negativos pasaban por su cabeza como todos los días, pensamientos que le decían que tal vez ella se había confundido de chat y por la vergüenza de no saber cómo disculparse no le respondía. Él siguió caminando hasta llegar a un parque lo suficientemente grande como para no poder ver el final de este, así que empezó a desplazarse por el lugar hasta llegar a una especie de plaza donde una gran cantidad de jóvenes de más o menos su edad parecían pasarla bien, motivo por el que se sentó en una banca cercana al sitio y esperó a ver qué sucedía.

Pasados unos minutos sacó sus audífonos y subió el volumen lo suficiente para ignorar todo a su alrededor, cerró los ojos y dejó caer su cabeza hacia atrás disfrutando la música. Después de un rato, sintió como alguien tropezó con él y se apoyó sobre sus piernas golpeando su cabeza con su estómago y quitándole los audífonos por el impacto provocando dolor en sus oídos.

- Ten cuidado, idiota.

Marcus bajó la cabeza al instante abriendo los ojos y vio que el joven a su delante llevaba unos lentes negros y un bastón, por lo que aclaró su garganta y lo ayudó a levantarse al sentir la poca empatía que había dentro de él. El chico de aproximadamente su edad se sentó a su lado y se disculpó.

- Me llamo Trevor, perdón por caer encima de ti, escuché una canción que me gusta e intenté seguir el sonido, pero no me percaté de que había alguien ahí.

Marcus desconfió un poco de sus palabras por algún motivo, quizá solo era esa pequeña voz que le impedía confiar en los demás solo porque sí.

- ¿Eres ciego?

- ¿No se nota?

Trevor rio un poco, pero Marcus se mantuvo serio.

- ¿Cómo sé que en verdad eres ciego?

- Eso es ofensivo de muchas formas.

- Quizá te haces pasar por ciego para poder caer encima de mí e intentar robarme... o quizá sí eres ciego, pero aprovechas esa condición para poder caer encima de chicas y tocarlas un poco.

- Espera, espera, estás dejando volar mucho tu imaginación. Sí soy ciego.

El silencio los invadió por un momento.

- Está bien, no fue un accidente que haya caído encima tuyo, pero escuché mi canción preferida y quería saber quién la estaba escuchando.

Marcus se quedó en silencio, como intentando parecer que no estaba ahí.

- Te puedo escuchar respirar, ¿sabes?

- Voy a creer que sí eres ciego.

- Gracias.

Marcus acomodó sus audífonos, pero antes de ponerlos en sus oídos decidió guardarlos, respiró profundo y vio hacia ambos lados.

- ¿Me das tu número?

- Si no puedes ver, ¿cómo usas un celular?

- Ok, puedo enseñarte mucho sobre la vida de un ciego. ¿Entonces?

Trevor sacó su celular del bolsillo, lo desbloqueó y lo extendió hacia Marcus, este lo recibió y anotó su número, luego se levantó de su asiento y se dispuso a irse. Trevor suspiró y lo detuvo.

- ¿Cuál es tu nombre?

- Marcus.

- Marcus... ¿te interesan los hombres?

 




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