Un Lugar Mejor

SIGUIENTE

   Me dirigí a aquella luz que deslumbraba una montaña pequeña… luego de haber salido la puerta brillante se desvaneció en el aire, de una forma muy incomprensible.

       El atardecer ahora estaba ocupando todo el valle – necesito un lugar donde descansar ahora mismo— mi mente esta confuso, parecía que luego de haber salido de ese lugar algo mío se había atrancado haya adentro. Alex logro percibir unas luces a lo lejos, parecía ser una pequeñísima comunidad que acampaba en aquel valle.

          Baje la colina con precaución, pues no quería toparme con alguna piedra o planta venenosa. Todo era muy parecido a una película de aliens, era alucínate la idea que ahora se formaba en la mente de Alex.

        Luego de lograr llegar a aquella pequeña comunidad, se dirigió a una cabaña.

    Uno de los que vigilaban la zona logro verlo. — ¡!alto! ¿Quién eres?—lamento la molestia, es que me perdí en este valle—respondió sin temor a la respuesta profesional de aquel hombre. No te preocupes muchacho, todo estará bien, ¿bueno pero estas solo?—bueno no lo estaba, pues mi padre y mi perro, bueno el perro con el que venía desaparecieron.

         Está bien, de todos modos la mayoría de los que están acá son personas que se perdieron o que ya no tienen familia. Bueno gracias señor, ¿eso significa que puedo quedarme?— su vos ahora era una melancólica y fina expresión de temor y nerviosismo.

       El mundo ahora estaba a punto de convertirse en mierda, ¿y qué sería de las personas? ¿Qué hay de todas las cosas sorprendentes de este planeta?... todo ahora estaba claro el mundo estaba perdido, pero cabía posibilidad de que todos no sufrieran el mismo destino.

          ¿Por qué lo habían elegido a él y no a otro individuo que si hubiese deseado aquello?— tantas preguntas que estaban por responderse con el tiempo. Avanzo entre las personas que ya observaban su presencia fuera de sus carpas. Miro sus alrededores, tratando de evitar la mirada de su público.

        Finalmente llegue a una de las cabañas que estaba vacía, pero antes de lograr entrar apareció un perro dentro de este. Trate de reconocerlo estaba algo sucio, pero sorpresa, era Sebastián, estaba echado bien cómodo y feliz en su existencia.

         Sonreí por unos segundos pues mi mente ahora se hallaba en una tonta lógica, y estaba tratando de buscar palabras para tal encuentro. – ¡eres tu Sebastián!. Deje escapar una risa, ante aquel raro momento era algo indeseado para mí, pero si el fin del mundo estaba cerca por que tratar de ocultar a mi indeseado yo. Sebastian se levantó y moviendo su cola blanca, se acercó a mí y se paró enfrente mio..




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