Una tristeza ya había destruido mis sentimientos, llore sin detenerme. Mi hermano, ya no se movía, y ni siquiera decidió cerrar los ojos. Por cómo había visto en las películas, aquella era una muy buena forma de morir, pero deseaba mucho que Luis realmente no haya dejado este mundo.
Un par de médicos, entro a la casa, y sin necesidad de pensar, se fueron directamente a tocar el cuello de Luis. Mis padres entraron detrás de ellos. Mi madre se fue directamente a coger a Luis.
Los médicos se miraron entre ellos, fueron unos segundos de silencio. Hasta que por fin alguien decidió hablar.
Mi madre, miro a todos con una gran tristeza,-- no…no por favor— ¡hijo!— grito. Sacudiendo a Julián. Mi padre, miro la situación, y ante lo ya presenciado, solo empezó a llorar.
Las lágrimas, seguían inundando mis ojos. ¿Aquello, tal vez, haya sido mi culpa?. Mire a todos los médicos, algunos salieron de la casa, sin decir nada, pero algunos seguían parados presenciando el desgarrador momento. Los vecinos, se habían acercado a la casa, ante aquel escándalo, de la ambulancia.
Mi madre llego a la salida, miro a todos y luego se dirigió a mí. Me miro con ira.
Mi padre, se acercó a mi madre, me miro con odio. Pero no dijo nada… un médico se acercó a los dos. – señores, no echen la culpa al pobre niño. – ma…madre, por favor, te juro que yo no tuve la culpa. – claro que sí, la otra vez te vi hablando con tu hermano, sobre cosas que no debías haber tocado. – Padre, por… por favor. — las lágrimas volvieron a empapar mi rostro.
Todo el vecindario, presenciaba aquel momento. – ¡!por tu culpa, Luis decidió suicidarse!!— dijo mi madre. Tratando de tomarme por los pelos.
Pero uno de los médicos la detuvo. Sin más decisión, Salí corriendo del lugar, un carro de policía avía llegado al lugar. – ¡!niño!!— dijo unos de los policías. Pero corrí sin impórtame nada.
Llegue a uno de los callejones, busque un escondite, y me eche a llorar. Lamentando y maldiciendo aquel día. Ahora el mundo estaba en contra mío, y si no fuera así, mis padres si lo estaban. Llore sin parar, hasta quedarme si fuerzas…
Me desperté de golpe, sudando y sin aire. Me costó un poco respirar al principio. El recuerdo de aquella vez, me había vuelto a perseguía otra vez… desde aquel día, mi vida fue muy alejada de mis padres.
Emma, estaba a mi lado, mirándome con algo de confusión y preocupación. – ¿ocurrió algo Alex?. Ante aquel recuerdo trate de contenerme. Pero las lágrimas ya estaban fuera de mis ojos.
Un dolor en mi corazón me presionaba, solo pude mover la cabeza en negación, no quería revivir el momento otra vez.
Marcos grito con algo de felicidad. –¡ya llegamos!. Todos se miraron, unos a otros, pero cuando Marcos me miro, puso el rostro de indignación y confusión. – wow, mejor no quiero saber exactamente que paso. – vamos, Marcos, sé que escuchaste— dijo Emma. – si escuche, pero no sabía, que el chico estaba llorando.
Aterrizamos, con algo de dificultad. La imagen del pasado aún seguía plantado en mi mente, pero al menos podía controlar un poco el llanto. Bajamos del helicóptero, en un campo, lleno de árboles, y alrededor, había unas cuantas casas y edificios sucios.
Trate de alejarme del grupo, pero unos pasos más adelante alguien me detuvo, tocando mi hombro. Voltee para ver quién era el que decidió detenerme. Era Emma.
Se acomodó el cabello. – pero, debió ser algo horrible, el recuerdo. – me quede inmóvil unos segundos, mire alrededor. Y luego voltee a mirar a Emma. – fu…fue el día en el que vi morir a mi hermano. – se me quebró la vos. Emma sin más pensarlo se acercó y me abrazo. Yo solo opte por dejar que las lágrimas se esparcieran. Causando así, que me librara de todos los esfuerzos que había hecho por aguantar el llanto.
Las lágrimas era el menor de los problemas, aquella escena solo me hacía ver débil e intolerante de mis recuerdos o problemas. Me despegue del lado de Emma para así poder retírame con algo de discreción o dignidad.