El silencio que reinaba era ensordecedor.
- Y....¿Que tal estás? - dije para romper el hielo.
- ¿Pregunta trivial? - respondió Minho.
- ¿Qué otra cosa quieres que pregunte? - respondí mientras cambiaba el bote lleno de gasolina a mi otra mano.
Él se quedó mirándome y, sin decir nada y junto a un suspiro, me quitó el recipiente para llevarlo
Wow....como todo un caballero.
- ¿Cómo un rico como tú está tirado en mitad de la nada? - comenté disimulando una sonrisa.
Sonrisa que no pasó por desapercibida ante él y me lanzó una mirada asesina.
- Al nuevo sirviente de mi padre se le olvidó rellenar el tanque.
- ¿Y por qué no lo haces tu? – le espeté.
- Le pagamos para que se encargue él. – se encogió de hombros.
De verdad que no entendía a los ricos.
- Es tu coche, tu responsabilidad - respondí arqueando una ceja.
- Si puedo permitírmelo, ¿por qué no aprovecharlo?
- Porque te hace inútil como ser humano - dije rodando los ojos - está bien que, gracias vuestra fortuna, tengáis más facilidades para vivir y podáis hacerlo de una forma más cómoda, pero no deberías dejar que eso influya en cosas tan normales como poner gasolina en tu vehículo.
- ¡No me influye! – se quejó
- ¿Por eso estoy acompañándote hasta tu coche para que te rellene el tanque ya que tú no sabes hacerlo?
Él se quedó callado.
Alina 1, Minho 0.
- ¿Por qué no has llamado a uno de tus helicópteros o tus yates? – me burlé.
- ¿Un yate? ¿Por tierra? - dijo intentando saber si lo dije enserio o solo le tomaba el pelo.
- Quien sabe, puede que os hayáis cansado de los yates convencionales y hayáis creado uno que viaja por carretera.
- Tal vez - me siguió la corriente - no sería tan mala idea.
- O podrías llamar al secretario de tu padre y pedirle que te lleve en brazos - empecé a reírme tras imaginarme la escena.
El no pudo evitarlo y rió. Pensé que no sabía hacerlo.
- Eres más rara de lo que pensé.
- Quizás - me encogí de hombros - pero eso es divertido.
Algo me golpeó en la cara.
Otra vez.
Y otra.
- ¿De dónde viene esta lluvia? - dije con una queja mientras pasaba la mano por mi cara limpiándola.
- No hay muchas nub....
Una tormenta de agua y viento apareció prácticamente de la nada. Agua y agua empezó a caer, las gotas nos golpeaban en la cara con fuerza a causa del viento.
- ¿¡Cómo es posible!? - dije intentando cubrirme.
- ¡No lo sé! ¡Pero hay que darse prisa! - respondió levantando la voz ya que era difícil escuchar por el ruido de la tormenta.
Esto estaba siendo un completo caos.
Hasta aquí el capítulo de hoy ¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
¡Muchas gracias por todo el apoyo! ¡Nos vemos en otras historias!
AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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♡¡Hasta pronto!♡
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Editado: 19.05.2023