Un mundo de asesinos - ¿y tú, qué clase de asesino eres?

Capítulo 5: Queso blanco para ratas negras

 

1

 

Whitemore actuaría esa misma noche, tras llegar a su casa se quita la gabardina y se comienza a vestir para la ocasión. Toma un traje que no usaba desde que tuvo que asistir a una boda, los zapatos negros a juego y se coloca un reloj de oro en la muñeca, coge su portafolio donde guardaba algunos documentos y tras sacarlos y ponerlos en un cajón empieza a meter algunos cuchillos y se guarda una Beretta 87 Target en la cintura, bastante bien armado para pretender ser un millonario común. Sale a las frías calles de Carbas y comienza a caminar por la acera en dirección hacia el centro de la ciudad, no pasa mucho tiempo cuando un niño pequeño se acerca a él desde un callejón y le pregunta:

—Señor… ¿Tendrá usted una moneda que me regale? –Tras decir eso el niño comenzó a toser un poco, como anteriormente había dicho, era una noche fría en Carbas- Sólo una…no le hará falta…

Whitemore sonrío y le alborotó el cabello al niño para después sacar su billetera.

—Eh… ¿El Honorable señor Charles? –Preguntó el niño haciendo referencia a la figura política del billete, un billete de 1,000 útes- Nunca había tenido uno.

Inmediatamente después el niño comenzó a llorar y abrazó a Whitemore llenando así de lodo su hasta anteriormente inmaculado traje de seda.

—Oh…perdón, señor…

—Descuida –Respondió Whitemore formando una media sonrisa con su boca- Anda a comprar algo de comer.

Nuestro protagonista caminó un poco más observando al frente y metiéndose en la densa neblina. Unos minutos más tarde sintió el frío metal de una pistola junto a su cuello.

—Camina lentamente y sube al auto… -Ordenó una voz a su espalda.

— ¿Qué auto…?

Un Ford Mondeo se aparcó junto a ellos.

—Ha llegado su transporte personal.

 

2

 

Sus ojos habían sido cubiertos y el automóvil permaneció en movimiento durante aproximadamente media hora, Whitemore bajó del auto y al parecer fue guiado a través de un pasillo angosto para posteriormente girar a la derecha y sentarse en una silla de metal, White pudo sentir la presencia de más personas en la habitación aparte de su secuestrador y el chofer.

—Puedes descubrirle los ojos –Ordenó el secuestrador.

Una persona se acercó y le quitó aquel pedazo de tela que cubría su rostro, fue en ese momento cuando él pudo observar a las cinco personas presentes en la habitación.

—Eres millonario ¿no? Estás acostumbrado a tenerlo todo… ¿sabes? –La persona que estaba frente a él sonrío- Yo también quiero tenerlo todo y tú tienes los recursos para hacer eso posible, necesito algo de dinero amigo ¿entiendes?

—Lo entiendo de forma perfecta…

—Normalmente trabajo con pedidos de secuestro y asesinatos tanto personales como masivos…pero…tú me gustaste.

— ¿Estás tratando de decir que eres homosexual? –Cuestionó Whitemore.

— ¡No te hagas el chistoso conmigo! –Gritó aquella persona- ¿Sabes quién soy? ¿Sabes quiénes somos?

— ¿Unas personas que me han secuestrado por la calle?

—Decírtelo sería algo malo. Pero dado que morirás en este sitio… -El sujeto lo observó con un aire de superioridad- Nosotros somos los Asesinos de Negro, ¡las personas más temidas en todo este maldito mundo!

— ¿Sabes? –Preguntó Whitemore- Hay dos cosas que nos diferencian a nosotros dos…

White se quitó las esposas y se las mostró a su secuestrador mientras proseguía.

—La primera es que yo compro cosas de buena calidad.

Posteriormente le acercó un puñetazo en la cara a la persona que se encontraba frente a él.

—Y la segunda es que yo prefiero el color blanco.

Tomó la pistola de aquel tipo y le disparó a uno de los hombres dentro de la habitación, mientras otro sacaba su pistola desde un costado Whitemore le lanzó la silla, corrió hacia un tercer hombre y le dio una patada en el estómago. Faltaba un quinto sujeto.

— ¡Yo sólo soy el chofer! –Protestó.

Aquella persona salió corriendo por el pasillo en dirección a su automóvil, Whitemore lo dejó escapar, pues supuso que no representaría peligro alguno.

Una vez teniendo a todas aquellas personas desarmadas y fuera de la habitación situó al anteriormente secuestrador sobre la silla de metal y comenzó su interrogatorio.

— ¡Tengo una pregunta para ti…pequeño bastardo! –Exclamó White.

 

3

 

Joseph estacionó su Bugatti frente aquel edificio color café y subió por la escalera de incendios hasta el tejado cargando su maletín favorito, lo abrió y colocó las piezas de su arma preferida; Tochnost era el mejor rifle de francotirador que había tenido, lo había adquirido a través de un contacto que actualmente pertenecía a Las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa.



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En el texto hay: crimen, asesinos, suspenso

Editado: 22.01.2019

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