Mantengo la vista fija en la pantalla frente a mí y parpadeo continuamente hasta que me doy cuenta que no tengo más lágrimas para perder. Contrario a la creencia popular, las lágrimas si dejan de salir cuando tienes más de dos horas botando agua por los ojos y no injiriéndola por la boca. La reproducción automática da paso a una canción de un artista que no conozco y con tan solo la primera línea, jadeo.
Hay canciones que son ridículas y te hacen querer bailar, hay canciones que te recuerdan a alguien que perdiste y te hacen querer llorar. También hay del tipo que pareciera que está hablando sobre ti…y esta mi tipo favorito de canción: las que dejan una huella. El tipo de canción que tiene la fuerza para levantarte cada vez que te caes.
Esta pertenece a este último grupo y es una canción increíble. Casi tan increíble como el hombre que la canta. Si yo hubiera sido la directora de ese video le hubiera pedido que se quitara la camisa. De seguro, esa voz viene acompañada de un cuerpo celestial.
De acuerdo, eso no sonó bien. Sobre todo si tenemos en cuenta que estoy en esto de no juzgar por la apariencia. Igual, ¿Cómo es un cuerpo celestial? No es como si alguna vez hubiera visto algún santo, Dios o algo como eso pero sin duda, está es una buena forma de visualizarlo.
Mi punto es; el hombre es caliente. Y no es como si lo estuviera tocando para saber cuál es la temperatura de su cuerpo pero sé que es caliente porque tiene a mi cuerpo todo caliente cuando he estado en la Antártida desde hace años.
Niego con la cabeza, cierro los ojos y concentro mi atención en la letra de la canción.
Nunca la carcasa del teléfono será más importante que el software que lleva dentro.
Parpadeo mientras mi cerebro procesa lo que acaba de escuchar y entonces, contra todo pronóstico, rio.
Rio cuando tenía meses sin una sola razón para sonreír y se siente tan bien y tan natural estar haciéndolo de nuevo.
Esa es una línea memorable.
Mierda, él debería ganar todos los premios disponibles solo por eso. Me dejo caer contra las almohadas abrazando mi estomago con ambos brazos mientras mi cuerpo se sacude a causa de mis carcajadas.
Esa es una muy buena metáfora. Una que de seguro tiene el poder de evitar que muchos pasen por lo que yo estoy pasando. Aunque, yo sigo teniendo mis propios demonios personales. Y eso, no es una metáfora. Son de carne y hueso…de mucho hueso, en realidad.
— ¿Nicole? —Wyatt me llama entrando en la habitación y lo veo sonreír a través de mis ojos achicados por la risa.
Su sonrisa solo me hace reír más por el hecho de que él está feliz de que yo parezco estar feliz…y aunque eso no es del todo cierto, me siento bien de quitar el peso de mi tristeza de sus hombros al menos por unos segundos.
No sé cuánto tiempo pasa pero otra canción con la misma voz empieza y es cuando mis carcajadas remiten un poco.
—Oh, mierda. Esa es una buena frase, Wy —musito cuando me calmo del todo.
—Sabes, la mayoría del tiempo no tengo idea de lo que hablas—Frunzo el ceño y le lanzo una de las almohadas, pero por supuesto la atrapa sin ningún problema.
—Eso es descortés, Wyatt —lo reprendo.
Se encoge de hombros.
—No, eso es ser sincero. La cortesía y la mentira caminan de la mano. Por mi parte, prefiero ser descortés y sincero que cortés y embustero.
Bueno, ahí él tiene un buen punto, aun así no se lo digo. Hasta las moscas saben que el ego de Wyatt es lo suficientemente grande. Él no necesita que yo le siga dando motivos para ser presuntuoso.
»Ahora, ¿Por qué hacías sonar esa linda música para mis oídos? No tienes una idea de cuánto he extrañado tu risa.
Sonrió. Él es un dolor en el trasero con toda su sobreprotección, pero es todo lo que tengo en la vida…Lo único que me ha hecho levantar cuando creo que no puedo más.
—Tenía mucho tiempo sin que algo me hiciera querer reír, Wy.
—Lo sé, y cada día despierto con ganas de borrar con mi puño los dientes de cada una de las personas que han quitado la sonrisa de tu rostro. De ese modo, ellos tampoco volverían a tener un motivo para sonreír. Tu risa siempre será algo que yo quiera escuchar, Nicole. Aun así, me gustaría saber quién es el responsable de ella.
Se encoge de hombros y alza una ceja esperando por mí.
No hay una forma en la que pueda explicar porque estaba riendo pero si hay una forma en la que puedo enseñarle y él es probablemente la única persona en el mundo que entendería porque esa frase es tan importante para mí.