Ya en el apartamento busque un poco de helado para relajarme antes de ir a bañarme y vestirme no teníamos tiempo de sobra pero si podíamos por lo menos tomar un bocadillo.
—Lucas de que sabor lo quiere tengo, chocolate, fresa y vainilla.
—De los tres y le pones maní—Responde Armando.
Alzó el pulgar decido hacelo así para todos.
Le doy un vaso a cada uno, Lucas toma la cuchara y se mete un gran bocado.
Se queda paralizado y empieza agitar las manos, se toma la cabeza.
—cerebro congelado—dice Armando.
—Tenias que comerlo más despacio.
Dura unos segundos para pasarle y vuelve a comer pero más lento.
—¿Qué significa pendejo?—Pregunta con la cucharilla entre sus labios.
Huy tiene unos labios carnosos y provocativos y si juegas así con otra cosa—hey,hey,heyyy, tranquila mente pervertida—digo para mí misma.
Agitó la cabezas maldición porque siempre tiene que haber un pensamiento sucio en nuestras mentes.
—Tierra llamando a pendejolandia—Armando agita su mano en mi cara
—Bueno, pendejo, es... Es... Cómo te explicó...—Me puse el dedo índice en la barbilla y me di unos cuantos golpecitos
—Armando dile que significa pendejo—le doy un golpecito en la espalda a .i amigo.
—Pendejo, es una persona torpe, sinvergüenzas, despreciable entre otras cosas.
—Ese es mi mejor amigo el cerebrito—extiendo mi mano y el choca las cinco.
Los tres reímos...
Luego de comernos el helado y reír como locos me fui a duchar y a vestirme.
Me colocó el vaquero negro y la franela de tiras rojas claro que arriba me puse un suéter Blanco por el frío y una bufanda al rededor de mi cuello, me miré al espejo y lo admito la ropa me quedaba bien pero sé que tanto mis padres como las otras personas que estuvieran hay iban a empezar a criticar mi forma de vestir para una fiesta navideña, pero que se hace así me gusta vestirme y no lo voy a dejar de hacer solo porque otras personas no estén de acuerdo.
El maquillaje fue algo sencillo, un poco de corrector de ojeras, una sombra blanca y un brillo para los labios. El cabello me lo dejé suelto.
Salí de la habitación y ví que solo estaba Armando comiendo otro caso de helado.
—Te ves bien, como para ir a comer hamburguesas a la otra cuadra, tus padres te matarán—Sonríe.
Le lanzó el cojín —¡Cállate! Y Lucas.
—Se fue a vestir me dijo que él podría solo.
Veo que la puerta del otro cuarto se abre y sale Lucas en cámara lenta, saben así como en las películas, su cabello rubio despeinado, sus ojos azules se encuentran con los míos la ropa le queda perfecta, se ajusta muy bien a su ejercitado cuerpo.
Llega y se para enfrente de nosotros pero noto un detalle antes de que yo hablé Armando lo dice.
—Este si que se le safo un tornillo, tienes la franela al revés y tienes que quitarle la etiqueta a todo.
No puedo evitar reír—Me imaginé lo de las etiquetas porque el pantalón tiene una que me lastima el trasero—Se empieza bajar un poco el pantalón y Armando lo frena.
—¡Oye!, ¡oye! no me apetece verte el culo así que ve al cuarto—Se tapa la cara con ambas manos—Ese Lucas sí que está chiflado— Voltea a mirarme— Recoje la baba que estás manchando el piso— Ríe.
—¿Qué? Estas confundido.
—Por favor Cacidi te conozco y te gusta un poquito Lucas.
Me encojo de hombros—Creeme que a cualquier chica se le bajan las pantaletas solas con solo verlo.
Se cruza de brazos , mierda el me conoce muy bien y sabe cuándo evado una respuesta.
—Evadiendo... Raund 1 perdido, se que no eres chica fácil de bajarle las pantaletas —Rodea el sofá y se acerca a mí—tienes que ser feliz ya olvídate de ese idiota que no vale la pena, Lucas me cae bien, así que tienes permiso para XXXX— Sonríe
—¡Oye!—le golpeó el hombro.
Lucas sale de la habitación, acordándose el suéter.
Mi teléfono suena es un mensaje de mamá.
“Ya estamos todos faltan solo ustedes”
Respondí con un simple okey.
Bajamos, le di un aventón a mi mejor amigo hasta su casa y de hay tomamos el camino a casa de mi madre, me sentía ansiosa, nerviosa y con un poco de miedo.
—Estas muy linda—Dice Lucas mientras acaricia mi mejilla.
—Tu también te vez muy bien.
Se sonroja—Gracias.
En el camino a casa de mi madre, hablamos un poco.
—Cacidi, recuerdas el día en que te caiste de tu bicicleta y de algún lado salió un pequeño globo en forma de perro.
Asiento.
—Ese fui yo, también recuerdas cuando tenías 17 años y Yoni te hizo llorar porque se metió con tus tetas, y luego por alguna razón un perro le orino, ese fui yo. Todas las veces en las que te sentías triste hay estaba yo para hacerte sonreír—toma aire—y cuando ví que aceptaste casarte me sentí mal, aunque yo ya sabía que él te engañaba pero...
Lo interrumpi —Ése desgraciado me engañaba—Aprete el volante fuerte.
—Si, él nunca te quiso de verdad, por eso te acuerdas la vez que un niño le pateó la canilla.
Solté una risa—Si lo recuerdo.
—Ese fui yo...
Colocó mi mano sobre la de él y con ese contacto sentí algo en mi corazón que hace mucho no sentía lo miré a los ojos y le regale una sonrisa.
—Gracias.
Luego de una hora conduciendo, cantando y bailando llegamos a casa de mi madre estacioné detrás del carro de mi padre.
Ambos nos bajamos, me pare enfrente de Lucas, frote mis manos—Estoy nerviosa.
—Tranquila todo va a estar bien—Se inclina y besa mi frente, cierro los ojos ante ese contactó.
Caminamos a la entrada y el jardín está adornado con luces de colores un San Nicolás montado en un trineo, arriba en el techo un hombre de nieve inflable, y como siempre en medio de la puerta una corona.
Bien Cacidi prepárate mentalmente, sonríe y di que no te dió tiempo para comprar los regalos...
Tocó dos veces y la puerta se abre del otro lado una mujer de cabello castaño liso cortó, nos abre, lleva puesto un vestido plateado hasta las rodillas, maquillada de una manera muy elegante y sin obviar los anillos de oro que lleva en su dedo índice y en la meñique..
Esa mujer era mi madre.