La protejo de ese niño. Su calor es tan reconfortante, pero debo alejarme de ella.
¿Qué le pasa? Se está comportando algo extraña últimamente. Se está alejando de mí y no me gusta. ¿Por qué no me gusta? Ella no es nada para mí. Si quiere que se aleje, espera ¿se va? ¿Por qué se despidió y salió corriendo? No voy a dejar que se valla sola. ¿Tomo otro atajo? No conocía este lugar.
¿Por qué me habrá dicho que quería correr? Se fue sin mirar atrás y su sonrisa no era la de siempre. Es bastante molesto preocuparme por tonterías, no tiene ningún sentido que le dé vueltas al asunto. Llego a casa y voy a cocinar algo. ¿No quiere comer? Mejor, que no coma, así no tengo que soportar sus preguntas. Voy a cazar un rapo así me despejo.
Hoy se levantó algo tarde, pero lo peor de todo es que me dice que no le cocine. ¿Cómo que no le voy a cocinar? Sin mí no comería nada, con razón esta delgada. No sé cómo sobrevivió todo este tiempo sin mí. Pero acá estamos los dos unidos.
Extraño mi libertad y mi época donde solo había baños de sangre. Maldito consejo, me quitaron mi libertad para atarme eternamente a esta chica que no tiene nada de especial. ¿Especial? La miro caminar delante de mí y mi corazón late. ¿Qué me pasa? ¿Estaré cansado? Después de unas horas observándola y de ahuyentar a el niño varias veces, quiere ir a un karaoke sin mí. Claramente, aunque me pida que no quiere que la acompañe, yo voy a ir con ella, no pienso dejar que nadie se le acerque. Que la toquen con sus sucias manos humanas. ¿Este niño que hace acá? Lo matare ¿Entro con ellas al lugar? Definitivamente está muerto. Escucho risas y voces muy desafinadas. ¿Qué tiene de divertido este lugar? Por suerte el aura de Ariadna está tranquila, espera se está agitando. Voy a entrar ¿Qué? La está tocando. No lo permitiré. La aparto de él y la envuelvo en mis brazos. Este tipo no entiende que es solo mía. ¿Porque me aparta? Está enojada, no entiendo por qué. ¿Me dice que la deje con otros hombres? ¿Qué? ¿Qué yo no la quiero? Pero si yo… Desapareció de mi vista.
-Ariadna no entres ahí- Y entro.
Ahora se me va hacer… Me está llamando, grita mi nombre, mi corazón se agita. La tengo que sacar de ahí. Después de un rato lo conseguí, Ariadna está en el piso. La levanto y la traigo hacia mí. Tenerla entre mis brazos es la mejor sensación que conozco. La llevo a casa, pero me está costando mantenerme en pie. Tengo que seguir por ella, tengo que estar bien por ella. La acuesto y le pongo el pijama. Ver su piel es provocador, tan delicada y suave. Voy a preparar un té para que se reponga. Verla despierta es tan agradable. Pero yo no puedo mantenerme mucho en pie. Tengo que seguir, pero no puedo. Me acuesto en su cama. No quiero que se valla de mi lado. La atraigo hacia mí y la acuesto a mi lado. Me quedo dormido abrazándola, la mejor sensación. Despertarme con su rostro pacifico, es tan relajante, me hace sentir mucho mejor. Podría mirarla todo el día y no me cansaría. La abrazo para sentirla más cerca y vuelvo a dormir.
Me despierto y ya no está. ¿a dónde se fue? Me levanto de la cama y una notita aparece en la mesita. La agarro, decía: La fiebre bajo, ve a bañarte y come el desayuno que te deje preparado en la cocina. ¿Nada más? Bueno voy a bañarme, después de una ducha revitalizante, bajo a buscarla, me encuentro con un desayuno bastante completo. ¿Todo esto lo cocino ella? El desayuno estaba muy bueno, no sabía que supiera cocinar. La pregunta que me está dando vueltas es ¿Dónde está? En la casa no esta es evidente, ¿habrá ido a la escuela? Aun es día de semana, salgo al jardín y ahí la veo, sentada en el asiento, con un libro en la mano. Se la ve tan pacífica y hermosa.
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una bonita historia de amor, una novela romntica, una adolescente
Editado: 06.04.2020