Dani saltaba en su nueva cama con forma de coche y Richard en el umbral miró a Felipe en el pasillo. El asistente sonrió orgulloso de su trabajo.
— ¿No crees que esto es demasiado? — Le preguntó Richard.
— ¿Lo es? — No estuvo seguro el asistente.
— Le has comprado una cama de coche a Dani y a Zoe una de princesa.
— Todo por sus hijos, señor Donoso. — Felipe volvió a sentirse orgulloso. — Si desea algo más no dudé en pedirlo. Lo abonaré con sus tarjetas y se lo traeré enseguida.
Izan se acercó con una muñeca del tamaño de Zoe y se la hizo cargar a su padre.
— ¿Qué es ésto? — Le preguntó Richard.
— Estaba en la habitación de Zoe y dice que le da miedo. — Respondió Izan y reclamó su pago. — ¿Cuándo vas a comprarme la tabla de surf? Quiero aprovechar las vacaciones.
Felipe sonrió frente al muchacho mientras Richard levantó la cara de la muñeca a la altura de la suya.
— Ésto es terrorífico… — Miró a su asistente. — ¿Cómo se te ha ocurrido comprar ésto?
— Señor Donoso, con todo el respeto, ésto como usted lo llama, es una muñeca de colección que está valorada en dos mil… — El asistente carraspeó al ver las miradas que recibió del padre y del hijo.
— ¿Puedo venderla ya que Zoe no la quiere? — Se interesó Izan.
Richard lo miró dudosamente.
— ¿Para qué quieres venderla? — Le preguntó haciendo a Felipe cargar con la muñeca.
— Sacar dinero. — Contestó y cruzó sus brazos. — Mamá insistió en meterme en un colegio caro así que todos mis amigos están forrados, seguro que alguno paga por esa muñeca.
— Volveré a preguntar, ¿para qué necesitas dinero?
— ¿No crees que eso es meterse demasiado en mi vida?
— Responde o te quedas sin tabla.
Felipe vio a Izan bajar los brazos y sintió como la muñeca se movía hacía abajo, al bajar la cabeza encontró al pequeño Dani.
— ¿Me la das? — Pidió Dani y Felipe le preguntó al niño.
— ¿Te gusta? — Dani asintió y Felipe se dirigió a su jefe, quien en ese momento se encontraba en una discusión con su hijo mayor. — Señor Donoso.
— Estoy ocupado en este momento, Felipe. — Ladró Richard.
— Papá. — Lo llamó Dani tirando de su ropa y Richard sí le hizo caso a él.
— ¿Puedo quedarme la muñeca?
— ¿Qué? ¿Quieres esa cosa? — Se sorprendió Richard y cuando Dani asintió, se agachó para estar seguro. — Dani, ¿no te da miedo? — Lo agarró de la cara para girarla en dirección a la muñeca y Felipe colocó la muñeca al nivel del niño.
— Me gusta. — Sonrió Dani y se echó encima de la muñeca para abrazarla.
Richard torció los labios.
— Ha sacado mi mal gusto por las mujeres. — Se metió Richard con sus exnovias y se levantó. — Que se la quede.
Felipe recibió la orden y acompañó a Dani a su habitación para poner allí la muñeca.
— Le diré eso a mamá. — Amenazó Izan a su padre y Richard se rió.
— Adelante. No le tengo miedo a tu madre y de paso yo le diré que nuestro hijo se dedica a vender los juguetes de sus hermanos para abastecerse de dinero.
— Mamá cumple años a finales del verano y quiero comprarle un bolso de la marca que le encanta. Adelante, dícelo. Lo único que ella hará será besarme y abrazarme por pensar en ella y querer hacerle un regalo.
Richard se mordió la lengua al no tener cómo responder a eso y señaló su habitación.
— Vete a tu habitación un rato.
Izan sonrió.
— ¿Quieres saber lo que mamá siempre dice de ti?
— ¿Qué?
— Te lo digo a cambio de que está noche nos lleves a mis amigos y a mi a la feria.
— Olvídalo. — Richard caminó hacia las escaleras e Izan cruzó los brazos detrás de su cabeza.
— Puede ser que ella todavía esté… — Comentó por lo alto y cuando su padre regresó, sonrió y terminó la frase. — Resentida porque no fuiste un buen novio cuando se quedó embarazada de mí. ¿Qué creías? — Se rió a costa de él y se fue corriendo cuando quiso engancharlo.
— Veo que la relación con su hijo mayor va viento en popa. — Habló Felipe por detrás de su jefe y Richard se giró.
— ¿Eso te parece? Ese mocoso no deja de incordiar.
Felipe sonrió ignorando eso último y le propuso.
— ¿Por qué no hace lo que le ha pedido y lo lleva a la Feria? Dani y Zoe también se lo pasarán bien. Será tiempo de calidad el que pase con ellos y así podrán limar asperezas.
— ¿Tienes algo que hacer está noche?
— En principio no, iré a casa, me serviré una copa de vino blanco y… puedo preguntar, ¿por qué lo pregunta, señor Donoso?
Richard sonrió y agarró a su asistente del hombro.
En medio del bullicio de la Feria local, Felipe se vio con Zoe y Dani de la mano.
— No me estaba refiriendo a ésto… — Musitó Felipe.
— Felipe. — Lo llamó Richard.
— ¿Sí? Señor Donoso.
— Recuerde que el tiempo que pase con ellos es tiempo de calidad. — Se burló Richard de él y Felipe maldijo por no haberse mordido la lengua.
— ¿Puedo irme ya? Mis amigos están allí. — Pidió Izan permiso.
Richard miró a los amigos de su hijo.
— No se preocupe, señor Donoso, la ciudad es pequeña y todo el mundo conoce a todo el mundo. No corre ningún peligro dejándolo ir con sus amigos. — Le informó Felipe.
— Ni se te ocurra no responder al teléfono si te llamo y nos vemos aquí mismo en una hora. — Le dijo Richard.
— Perfecto. — Acató Izan las normas de su padre y le extendió la mano. — Ahora dame dinero para las atracciones.
Editado: 27.03.2023