Pasaron un par de meses después de aquel acontecimiento, no había ninguna nube que estorbara un día de verano.
Moondai llegó a casa exhausto y sudoroso, con el carrito vacío luego de las entregas, se dirigió a la cocina para beber agua.
- que bien que llegues, ya voy a servir el almuerzo.
- entonces iré a arreglar la mesa.
No tardó en llevar los platos a la mesa, siempre procurando que Yan no lleve lo más pesado - el sábado iré al hospital - mencionó al sentarse, llamando su atención - ¿Te sientes mal?
- bueno, he tenido algunos dolores y presión en el pecho últimamente, ya veré qué me diga el doctor, - pronto se dió cuenta del gesto de preocupación del chico - no hay nada de qué preocuparse, solo es molesto - aclaró.
- te acompañare.
- no es necesario, es más, voy a necesitar que avances en los encargos - alzó la mirada nuevamente al no recibir una respuesta viendo a Moondai inmovil, con una mirada perpleja - ¿Moondai? - intento sacarlo de ese trance repentino.
Pero eso era más que un trance, Moondai se encontraba en una comedor diferente, estaba solo y el lugar parecía haber sido afectado por un incendio, se levantó y rápidamente busco a Yan, llegando a la sala de estar.
Pronto se dio cuenta que la casa era diferente pero, al mismo tiempo se sentía familiar, estaba totalmente solo, tenía que buscar la salida por su cuenta, pero no había ni una puerta o ventana, solo encontró unas escaleras al segundo piso de la casa.
Indeciso, pero sin más opción, decidió subir, por alguna extraña razón estar arriba se sentía más cálido que el piso anterior.
Encontró una puerta en el pasillo y aunque dudó un poco terminó abriendo la puerta. En ese instante sintió como el calor comenzó a aumentar, quiso abrir la ventana que encontró en la habitación, intentando salir, pero al abrir y asomarse, se encontró con el mismísimo infierno, podría escuchar los gritos desgarradores de personas que no podía ver, sentía el calor de las llamas sobre su rostro, no había forma de que pudiera salir de ahí.
No se dió cuenta cuando una sombra empezó a emerger detrás de él, fue el sonido de la puerta al cerrarse de golpe lo que llamó su atención, haciéndolo saltar susto, tuvo que alzar mucho la vista al ver cómo se forma aquella silueta. Lo reconoció de inmediato, era la misma forma que vio en el hospital y en el bosque, tomó valor para poder hablar - ¡¿quién eres?! ¡¿qué es lo que quieres?! - le costaba respirar bien ya que sentía el aire caliente. Sin embargo, antes que pudiera hacer o decir algo más, volvió a la realidad encontrándose frente a Yan, pudo ver la angustia y la confusión en su rostro - Moondai ¿que es lo que sucede? te quedaste inmovil por varios segundos.
ÉL miró a su alrededor, sintiéndose aliviado al estar en casa, pero estaba extrañado por lo ocurrido - me fui por un momento, encontré a ese hombre de nuevo.
- ¿cual? ¿el hombre del bosque? - Yan estaba cada vez más perdida
- si - su mirada cambia a una de sorpresa - espera ¿Escuchas eso?
Yan tenso la mandíbula, en un gesto de sorpresa. A causa de esas palabras, en poco tiempo Yan y Moondai se encontraban en la sala de espera de un hospital, él estaba con una cara de arrepentimiento, las paredes de las salas de espera y oficina, estaban decoradas con colores pastel, además de dibujos animados, decorando el área de psiquiatría.
- ¿Crees que estoy loco? - pregunto a Yan que estaba a su lado
Ella volteó a verlo, insegura de qué decir - no pienses eso… solo estás pasando por un momento difícil .
En ese momento, la enfermera salió y los llamó, anunciando su turno, ambos se levantaron para entrar.
Yan habló primero con la psiquiatra de lo sucedido, él estaba sumido en su pensamiento intentando distraerse, ya que no quería estar en esa habitación, miraba de un lado a otro, buscando algo interesante, este comportamiento fue interpretado de otra manera por la doctora - lo que usted me cuenta pueden ser síntomas de esquizofrenia - Yan se angustió aún más - pero aún no podemos estar seguros - se dirigió a Moondai - ¿Le sucede muy seguido, joven?
- he… no tanto - respondió con nerviosismo.
Ella lo miró con inseguridad, no sabría si es verdad lo que dice o no ya que por su rostro, claramente no quería estar ahí.
Entonces tomó un lapicero y un papales para escribir un apunte - Señora, le recomiendo estás pastillas en caso de que vuelva a suceder.
- ¿Pastillas? ¿Qué tipo de pastillas?
- antipsicóticos, le recomiendo que lo mantenga bajo observación en caso de que esto se vuelva frecuente o si se agrava la situación – se lo entregó, Yan volteo a ver a Moondai, preocupada.
Llegando a la casa, Moondai se mantenía serio y callado, ella intentó animarlo – la doctora sabrá que hacer, estarás bien pronto – sonrió amablemente, él no respondió – si te sientes mal dímelo, sabes que puedes contar conmigo
Moondai volteo verla - no estoy de acuerdo con ir a un psiquiatra, pero confío en ti - menciono, ella sonrió en modo de agradecimiento - iré a darme un baño
- bien, iré preparando el almuerzo - sin decir nada, se dio media vuelta y se retiró en dirección a su habitación, entró al cuarto con un suspiro, se iba a dejar caer en la cama cuando se percató de algo en la ventana que lo dejó perplejo.
Había un par de manchas de suciedad, en forma de manos de alguna persona, algo extraño ya que no lo había notado ni tampoco recordaba haberlo hecho anteriormente. Se acercó a la ventana para medir su mano con aquella huella, notando la diferencia de tamaño, parecía ser de alguien más grande, intentó limpiarlo, pero ahí fue cuando descubrió con horror que la mancha provenía del otro lado del exterior.
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sangre violencia y lenguaje fuerte, no apto para publico sensible
Editado: 27.02.2024