Capítulo único

Un lienzo negro que frente a mi esta, sin una felicidad que me gustaría expresar, sin una sonrisa que debería admirar, una triste mirada que refleja un pesar. Un rojo carmín que corre por aquel telar, un azul que lo sigue sin vacilar.

Un pincel que quiere plasmar lo más bello de tu mirar, pero inquieto se remueve al no encontrar una felicidad, una mirada de pesar le sigue al caminar, un color violeta que solo quiere cautivar, una sonrisa que tal vez nunca llegara.

¿Cuál es el secreto del tal triste mirar? Unos ojos tan bellos que solo reflejan una melancolía sin igual, ¿un corazón roto quizás? Mas yo lo quisiera remediar.

Permíteme ser yo quien sane tu malestar, aquel que seque tus lágrimas al llorar, aquel que puedas una sonrisa brindar, aquel que te haga feliz de verdad. Déjame ser el que pueda mirar lo más oculto de tu ser, el que conocerá cada rincón de tu maltratado corazón, el que sabrá como repararlo con amor.

“No quiero volver a llorar, no quiero volver a confiar y que me lastimen sin piedad, no quiero que se burlen de mí y mi vida banal. Tengo miedo de que me vuelvan a usar, tengo miedo de volver a confiar”

Sé que tienes miedo y lo veo el tu mirada de violáceo color, pero no me tengas miedo que yo seré tu único pintor, el único que pintara cada parte de ti y el único que no se rendirá hasta verte sonreír.

Un lienzo que de un color negro estaba al iniciar, se ha ido manchando de colores brillantes, de dicha y felicidad, una hermosa sonrisa que logro contemplar, unos ojos brillantes rebosantes de alegría, alivio y tranquilidad.

“Unos ojos de violáceo color, una sonrisa de rojo carmín, un pintor enamorado, de su bella musa e inspiración.”