Al girar en una esquina llegue a la puerta de una habitación, era de una niña pequeña , cuando ingresé a la habitación supe de quien era, la pequeña de la camioneta, era su habitación, tenía una cómoda blanca pegada a una pared rosa pastel, había una cama en medio del cuarto con un cobertor de colores muy furtes las tres paredes restantes eran blancas con cuadros de tonos pasteles de varios animales, habían muchos almohadones y peluches de felpa en la cama, al lado de la cómoda había una cesta de mimbre alta y con tapa, de allí venía una suave risa, sabía que era ella la pequeña niña, su pequeña niña, entre sigilosamente y una pequeña risa se me escapó habíamos jugado este mismo juego un millón de veces.
- ¿Dónde está mi niña?- pregunte mientras fingía buscarla bajo la cama.
Solo escuche su suave risita, comencé a buscarla por toda la habitación, salió de detrás de la cesta y comenzó a corretear por toda la habitación la perseguí mientras ambas reíamos, después de un rato logre atraparla, terminamos sentadas en el suelo con la espalda pegada a su cama, nuestra respiración era acelerada por el esfuerzo y las risas, la tenía entre mis brazos con demasiada fuerza, ella también me abrazaba con fuerza ninguna quería soltar a la otra.
- ¿Te vas a ir?- me preguntó después de un rato, su voz se quebró al final.
- No, no te dejaré, siempre que me necesites estaré allí contigo- le decía mientras se me quebraba la voz.
- Te amo mami.
Solo la abrace con más fuerza tratando de extender ese momento tanto como fuera posible, pero no fue suficiente de un momento a otro algo me la arrebató de los brazos y me arrastró fuera de la habitación.
- Debemos continuar - dijo él ángel de dulce mirada.
No dije nada el nudo en la garganta me lo impedía, solo seguí a los ángeles por el pasillo, un poco más adelante nos detuvimos en otra puerta esta vez en una habitación de bebé, igual que la anterior tenía solo una pared pintad de distinto color en este caso de un celeste cielo todos sus muebles eran blancos o crema, la cuna estaba en la mitad de la habitación tenía colgada una cortina de encaje blanco y un móvil de estrellas y nubes que estaba girando lentamente, ni siquiera sabía en qué momento pasé al interior de la habitación, pero ya estaba al costado de la cuna, dormido en una manta blanca y con un mono azul estaba él bebé, tenía un rostro angelical y dulce, era hermoso, lo tomé en brazos y me senté en la mecedora, lo arrullaba tratando de no despertarlo, pero sus ojitos se abrieron de repente mirándome fijamente, le di un beso en la frente y lo seguí meciendo mientras tarareaba una nana, lo seguí mirando hasta que volvió a quedarse dormido.
- Ya debemos irnos - dijo el ángel de cabello negro.
No tuve tiempo de responder volví a ser expulsada de la habitación y sin poder detenerlo solo pude volver a seguirlos, por otro corredor me llevaron hasta otra habitación esta vez, era una de otro niño alguien mas grande que la pequeña niña, la habitación era de un tono verde muy suave tenía autos de carreras , camiones, balones y otros juguetes regados por el piso no sabia de quien era esa habitación pero cuando puse un pie dentro del cuarto me derrumbe, las lágrimas salían de manera descontrolada y el grito que se me escapó de la garganta junto con el llanto por poco me ahogaban, no sabia por quien lloraba pero sabía que a quien perdió era parte de su mundo, me quedé hecha un ovillo en la cama llorando hasta quedarme sin lagrimas, despues de un rato los ojos me ardían y tenía la garganta seca, un golpe en la puerta me hizo levantar la mirada, ahí estaban los ángeles con una simple inclinación de cabeza me indicaron que era momento de irse.