Capítulo 4: La resolución de Alucard Welgotolok
Layta Baiyamon miró de reojo la cara sonrojada y pálida de Alucard, se sintió extraña al pasar por todas esas cosas.
Aunque le molesto mucho que le haya preguntado su edad, eso nunca debería de conocerse a menos que sean un marido y mujer, pero como la ayudo sin pedir nada a cambio no será egoísta.
Layta habló lentamente— Tengo doce años, me faltan dos años para entrar a la academia, espero no vuelvas a preguntar estas cosas vergonzosas, nunca me dijiste donde estaba esa hada del espejo— termino de hablar y miró con las mejillas hinchadas al aturdido príncipe Alucard.
Alucard abrió mucho los ojos al enterarse de que esta niña más baja que él mismo tiene en realidad doce años.
Layta vio la cara sorprendida de Alucard y se sintió asustada porque talvez, también pensaba que fue maldecida al nacer y por esa razón nunca va a crecer.
Alucard sintió algo en el ambiente, de manera despistada miró la carita llorosa y triste de Layta, sabía que debería de estar pensando que estaba maldita y por esa razón nunca fue vista por el príncipe Rolf como una princesa real y eso la hizo hacer todas esas cosas que final ambos protagonistas cazaron a Layta y antes de asesinarla la vendieron con muchos nobles para que sufriera la humillación.
Acercándose de manera veloz, Alucard tomó ambas manos suaves y blancas de Layta a lo que está se sorprendió por la repentina intrusión en su espacio personal y habló— Tú, que me vas a hacer?— dijo y preguntó con miedo porque pensaba que estaba por ser golpeada como tantas veces lo hizo a manos de esos príncipes y princesas.
Layta cerró los ojos al ver la mano de Alucard acercarse y espero el dolor que nunca llego. Contrario de lo que imaginaba vio que Alucard se acercó y la rodeo con un fuerte abrazo que la hizo sentir cálida.
Ambos se quedaron en ese abrazo cálido, inconscientemente se acercó a la fuente de calor y enterró la cabeza en el pecho del niño un poco más alto que ella.
Alucard se conmovió al ver la reacción de la niña un poco mayor que el mismo principio Welgotolok, pero ante sus ojos solo es una niña caprichosa e infantil.
Layta separo un poco su cabeza y la levanto para ver con sus ojos llorosos a los de Alucard, ambos se miraron con una leve sonrisa delgada y llena de calidez.
Ambos se habían separado hace tiempo del abrazo y ahora están acostados en una hermosa cama creada de plantas bajo la sombra de un árbol y mirando al cielo.
La sonrisa calmada de Layta es linda y llena de inocencia, ambos inician a hablar.
Layta— Alucard, no creo que tengas solo nueve años. Eres mucho más pequeño que yo, pero aún eres más fuerte y sabes más cosas — dijo con asombro en la voz, además de manera cuidadosa le robaba miradas de reojo a la cara de Alucard que desde hace tiempo había descubierto estas miradas.
Alucard sonrió y antes de responder volteo de manera veloz la cabeza para así lograr atrapar a Layta que lo miraba y esta grito —Ahhh! — El grito de Layta fue inesperado.
Alucard sonrió y una fuerte carcajada fue liberada—Jajajaa!— la voz de Layta fue ahogada entre la risa de Alucard.
Alucard se detuvo y miró de manera seria a la cara sonrojada de Layta para decirle— No hay necesidad de que estés robando miradas, hazlo directamente— dijo con una suave sonrisa llena de calidez.
Layta Baiyamon nunca había sentido algo así, siempre fue tratada como un monstruo maldito que si se acercan a ella obtendrán también está maldición y cuando estaban por comprometerse el mismo príncipe Rolf cancelo ese compromiso por miedo y además la llamo una bruja que nunca aprendería magia. Desde que despertó el agua de lux fue muy arrogante y nunca más la volvió a mirar, solo la trataban mal hasta les decía en los banquetes reales que la molesten.
Así Layta nunca obtuvo amigos desde pequeño hasta el final de su corta y trágica vida, pero ahora ella sentía una calidez al ver la sonrisa de Alucard un niño más joven que ella, no se sentía asustado por su estado de maldita o incluso la defendí de su madre. Fue un relámpago que invadió su pequeño corazón y la hizo sentir unas ganas de comer o dolor de estómago.
Alucard miró la cara perdida de Layta que no en despega la mirada, sabe que la vida prematura y futura de esta niña será destruida por esos protagonistas, además no le importaba si cambia las cosas, actuara cuando ese maldito príncipe la engañe para que tenga sexo. No lo permitirá y lo peor aún recuerda claramente como después de hacerlo ese bastardo solo se burló de ella y la llamo una fácil.
El Alucard Welgotolok, príncipe de Welgotolok jamás mostrará debilidad ante nadie y cambiará todo este maldito mundo si es necesario, además recuerda que los habitantes son tratados con desprecio y peor que cerdos para matadero, las calles llenas de mierda y olores fuertes.
Cambiará todo eso, será un gran príncipe.
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Editado: 25.09.2024