Capítulo 8: Un encuentro inesperado
Alucard con un gran esfuerzo logro recuperar total control de los caballos y detuvo el carruaje, pero al voltear de nuevo al interior observo que no se encontraba la princesa Dayna.
Al caminar un poco más en el interior vio la cara arrugada y dormida del sirviente y al lado una carta con unas hermosas letras.
Se acercó y leyó la carta, pero lo que encontró fue solo una despedida y que quiere verse en un futuro. Pensando en esto Alucard decidió leer en voz baja — Querido Alucard, nuestra reunión no fue como esperaba, pero debo de decirte que confirme lo que estaba pensando y en efecto eres tú. Espero que podamos seguir juntos y más adelante trataré de estar en comunicación— termino de leer la carta muy confundido por las extrañas palabras al expresarse.
Decidió ignorar la carta y se alarmó un poco al notar que no se había dado cuenta de la trampa que coloco la princesa, no e de extrañar que se convierta en una asesina despiadada y nadie lo sepa. Afortunadamente, lo sabe y no dejará que le haga nada a Layta su linda villana.
Un ruido sordo lo saco de sus pensamientos y al voltear miró que ese sirviente se había levantado aturdido y con asombro en la cara. Inmediatamente, se levantó cuando miró la cara de Alucard y habló— Príncipe Alucard, por favor perdóneme la vida. No fue mi intención dormir en el trabajo— grito y pidió clemencia con una voz perturbada.
Alucard un niño de nueve años se sintió extraño por esta situación peculiar donde en adulto le ruega perdón. Eso lo hizo recordar que no debe de tomarse las cosas a la ligera y que este mundo no es lo mismo, acá los niños de catorce años pueden gobernar reinos enteros y ordenar una masacre.
Un suspiro cansado fue liberado del niño de nueve años y habló— ve y llévame de regreso, no hables con nadie de lo que paso y habló rápido, quiero dormir un poco— dijo con una voz seria y cansada que no coincide con la edad que tiene.
El sirviente de manera inmediata se aventó por la ventana y se sentó para tomar control de los caballos, la carroza comenzó el recorrido al castillo Welgotolok.
El cielo había oscurecido y Alucard decidió volver a salir para buscar la piedra antigua que solamente aparece en las noches, una piedra que tiene el don de aumentar el poder mágico y el protagonista la robo al hermano de Alucard en la novela.
Al no encontrarla decidió regresar al interior del castillo y darse un pequeño festín para dormir, no estaba muy preocupado por las palabras de abandono de su familia, sabe que ahora que mostró esta magia será visto como alguien digno de portar el nombre Welgotolok y mostrarlo con orgullo para no dejar en ridículo a esta familia real.
Al llegar a la cocina con la intención de cenar después de que su familia terminó, nunca hubiera esperado encontrarse con una niña con cabello rojo corto y unos ojos amarillo que lo miran con sorpresa.
Alucard se sorprendió y reconoció a esta niña.
Alucard habló— Hola, prima Bextril— dijo casualmente y se alejó, lo que no esperaba fue que la niña de nueve años en realidad lo tomara del brazo.
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Editado: 25.09.2024