Un Recuerdo Del Pasado

Capítulo 4: Mafia Muller

Narra Eric

Subí a mi coche dispuesto a irme, Esmeralda cada día estaba más a la defensiva, ¿y cómo no entenderla? La he encerrado es un laberinto, lejos de todo lo que ella ama, en especial ese imbécil de Harry Steel, desde que lo observé mirando a Esmeralda en la preparatoria supe que tendría problemas con él, ¡y vaya que los tuve! Nunca me imaginé tener que lidiar con alguien como él, y mucho menos que se dedicara al mismo negocio que yo.

 ¡Vaya que el más callado siempre suele ser el más peligroso!

Desde que Esmeralda me dejó me encapriche con ella, nunca he dejado de buscarla y cuando encontré el momento adecuado la secuestré, aunque me odie ella está bajo mi poder, y no en las manos de ese imbécil. Con el tiempo se cansará de buscar la salida, dudo mucho que la encuentre, así que aceptara mi propuesta de casarse conmigo, y después volverá a ser aquella chica ingenua que hacía todo lo que le pedía.

Llegue a mi refugio, salude a mi guardia con un asentimiento de cabeza y entré con pisadas fuertes hacía el edificio, no quedaba tan lejos de donde se encontraba Esmeralda, podría decirse que se hallaba a unos 20 minutos caminando y a 10 en auto.

 Al llegar a la sala principal me encontré con una no tan grata sorpresa, la zorra de Rouse estaba allí vestida provocativamente,  después de haber visto a Esmeralda demacrada y sin vida, realmente no me provocaba tener nada con ninguna mujer, y menos una como Rouse, no me gustan las chicas con mucho recorrido.

- Eric, cariño – se acercó hacía y dirigió su boca hacía la mía, pero giré el rostro rápidamente y besó mi mejilla.

- Ahora no Rouse – la parte de un empujón, inmediatamente frunció el ceño.

- ¿Qué te pasa idiota?

- No es asunto tuyo – me lancé al sofá.

- No me digas que fuiste a ver a la mosquita muerta esa de nuevo.

- No es asunto tuyo Rouse, ¿Qué sabes de Harry? – la miré fijamente.

Rouse fue contratada para acercarse a Harry, pero el doctorcito es un hijo de puta que al igual que yo está embobado por Esmeralda, sólo que a excepción él no está con otras mujeres, y por eso no le prestó atención a la exuberante de Rouse.

- No deja que me acerqué a él – rodee los ojos – ha estado en varias casas, visitando a amigos, creo. Eric estoy harta de hacérmela de detective, si quieres saber qué hace ese Médico, busca uno.

- Me alegra que no ha estado buscando a Esmeralda – sonreí – al parecer no la ama tanto. – Reí.

Aunque siento pena por esa hermosa chica, sé que está en la espera de que aquel doctor salga a su rescate, pero es beneficioso para mí que Steel no planee nada por ahora.

- Eric estoy muy caliente, necesito de ti – Rouse se acercó mis piernas arrodillada, sonreí maliciosamente, mi ánimo había cambiado y un buen polvo no me haría mal.

- Eres una perra – escupí tomándola por el cabello, mientras ella con apuro abría la bragueta de mi pantalón para luego bajar mi bóxer y exponer ante ella mi miembro completamente duro.

- Yo soy tu perra idiota – susurro para luego empezar a lamer mi amigo.

Gemidos de mi parte se escuchaban en toda la habitación, algo que si debía admitir de Rouse, es que, chupando pollas, ella era la mejor.

- Tu Esmeralda mojigata no puede hacerte sentir tan bien como yo

- No lo arruines zorra, no me hagas golpear tu rostro – advertí, odiaba que dijera ese tipo de comentarios.

Desde hace mucho tiempo sé que Rouse siente algo por mí, pero ya he dicho, no me gustan las chicas con mucho recorrido, y créanme cuando digo que ella lo tiene, si no mal recuerdo se ha acostado con cada uno de mis empleados, y obviamente el jefe no puede faltar, soy una completa mierda.

La pare de un jalón  y tomé con brusquedad su pequeño top para luego rasgarlo y exponer sus pechos redondos, obviamente operados, luego le daría dinero para que comprase algo con más tela. Los poseí con mis manos masajeándolos, mientras escuchaba las palabras sucias de parte de Rouse, esto no me excitaba en lo absoluto pero tenía que tener algo con que distraerme.

Los chupe con brusquedad, para  luego desvestir su cuerpo con lentitud, sabía que eso la enloquecía y ¿quién soy yo para dejar que ella no disfrute? Ella hizo lo mismo conmigo, retiró mi camisa y luego mis pantalones. Bese su sexo, y sin importarme los gritos y quien nos lograse escuchar seguí con mi trabajo, primero eran las damas para el placer, y yo estaba enfocado en eso. La penetré con fuerza, ella soltó un grito de dolor, pero no me importaba, ella era quien me quería, pues ahora me tiene y que aguante las consecuencias.



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En el texto hay: pasado oscuro, amor, pasadoysecuestro

Editado: 30.06.2018

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