Un segundo más de vida

Chantaje

Desde hacía unos días Daniel estaba preocupado a raíz de una carta que recibiera en su casa. En la misma, le informaban de un embarazo no deseado que debía ser interrumpido antes de que comenzara la campaña electoral el próximo año. Muy sorprendido por lo que se le pedía en la carta, Daniel no podía creer lo que leía. El hombre que la firmaba se desenvolvía en altos cargos políticos y amenazaba con clausurar la Clínica (entre otras cosas) gracias a sus influencias si no se cumplía lo que pedía. A cambio, ofrecía una importante suma de dinero en dólares.

Luego de releer la carta varias veces, Daniel seguía sin creer lo que le estaba pasando. Si decía que no, corría el riesgo de que se cumpliera la amenaza de aquel hombre muy influyente; si decía que sí, se sentiría un asesino por el resto de su vida. Estaba en una situación realmente delicada y no podía contárselo a cualquiera. Pensó a quién podría confiar semejante asunto y se acordó de su infalible amiga Susana.

  • Hola Su, ¿cómo estás? Necesito que nos encontremos a tomar un café cuanto antes.
  • Hola Daniel, bien. Sí claro, cuando quieras. ¿Pasó algo?
  • La verdad que sí pero no puedo contarte nada por teléfono. Nos vemos mañana en el bar que está en la esquina del sanatorio. ¿A las 9 te parece bien?
  • Sí, bárbaro. Ahí estaré.

Daniel y Susana se encontraron como acordaron. Cuando Daniel terminó de contarle lo que estaba pasando con la Clínica, Susana hubiera creído que era una broma de mal gusto si no fuera porque veía a Daniel realmente preocupado.

  • Daniel, no puedo creer lo que me estás contando.
  • Créeme que ni yo lo creo.
  • ¿Pero estás seguro que esa carta es auténtica?
  • Tengo que creer que así es Susana. La persona que la firma es muy influyente.
  • ¿Y ya pensaste qué vas hacer?
  • No, no tengo idea. Me estoy volviendo loco, no puedo dejar de pensar en todo esto. Por eso te cité acá, no se lo he contado a nadie más, esto es muy delicado. En las únicas que puedo confiar para hacer el trabajo son Andrea y vos.
  • ¿Pero entonces ya pensaste en la posibilidad de hacerlo?
  • Es que no me queda otra salida Susana. ¿Qué hago si me clausuran la Clínica y pierdo mis títulos? ¿Sabes las demandas que me pueden iniciar? La verdad es que no trabajé toda mi vida para terminar así.
  • ¿Pero es tan fácil clausurar una Clínica con el reconocimiento y la trayectoria de la tuya?
  • Para estos tipos nada es imposible. Además cuando recién la inauguré, le pedí algunos favores a esta persona y ahora parece que se los está cobrando. Te pido que me entiendas  Susana, no le puedo decir que no. ¿Vos estarías dispuesta a participar en este trabajo? Por supuesto que hay un pago extra.
  • No sé Daniel, estas cosas van contra nuestros principios y nada tiene que ver el dinero.
  • Ya lo sé pero es que estoy desesperado, nadie lo puede saber, no cuento con más gente de confianza. Te lo estoy pidiendo como un gran favor.
  • Bueno Daniel, dame un día para pensarlo y  mañana te contesto. ¿Cuándo se lo vas a  contar a Andrea?
  • Esta misma noche la veo en la Clínica. Espero poder contar con ambas, son mi única esperanza.

Susana no pudo dormir en toda la noche dándole vueltas al asunto. Si no fuera porque conocía a Daniel desde mucho tiempo atrás y eran excelentes amigos, hubiera dicho que no sin dudarlo. El sólo hecho de pensar en ese bebé que sería arrancado del vientre de su madre para tirarlo al tacho de basura, le daba escalofríos. No podía imaginar cómo una madre podía hacer eso con su hijo y sin embargo era una noticia cotidiana.

Ni bien comenzó el turno en el Sanatorio, buscó a Andrea para hablar con ella y saber qué le había contestado a Daniel sobre la propuesta. Andrea estaba tan sorprendida como ella y tampoco sabía qué hacer. No le podía decir que no a Daniel por la gran amistad que tenían pero tampoco estaba de acuerdo con participar en un aborto clandestino.

  • ¿Te imaginas Susana lo que pasaría si se entera alguien y nos denuncian? Vamos todos presos. Que Daniel me perdone pero no puedo arriesgar todo por una amenaza infundada.
  • Entiendo tus preocupaciones Andrea. También pensé en lo mismo, pero no tenemos que olvidar que fuimos nosotras a pedirle trabajo a Daniel cuando recién abrió la Clínica y todavía no nos conocía para nada. Además le debemos muchos favores que no se los vamos a poder pagar en vida.
  • Sí, en eso tenés razón. Por eso es que no sé qué hacer. ¿Ya sabes qué le vas a decir?
  • No, tampoco sé qué hacer. Si le decimos que no, lo obligamos a que se niegue a realizar el trabajo porque no confía en nadie más para hacerlo. Si después le clausuran la Clínica en represalia, no me lo voy a perdonar.
  • Es cierto, yo tampoco. El trabajo en sí no me molesta, lo que no estoy de acuerdo es en terminar con una vida humana de esa manera.
  • Andrea, ¿y qué pasaría si el trabajo no se hace como ellos quieren?
  • ¿A qué te referís? No te entiendo.
  • Claro, estas personas están interesadas en que el bebé desaparezca de sus vidas pero en realidad no les importa cómo.
  • ¿Qué estás sugiriendo?
  • ¿Qué pasaría si el bebé no muere? ¿Si es salvado y llevado a un hospital de inmediato?
  • Pero Susana, vos y yo sabemos que para hacer eso hay que explicar la procedencia del niño y eso es justamente lo que no se puede hacer.
  • No si hubiera una forma de falsificar los papeles del bebé.
  • ¿Estás loca?
  • Prefiero falsificar un documento a terminar con la vida de ese niño.
  • En eso tenés razón. ¿Y cómo pensás hacerlo?
  • Lo primero que tengo que hacer es hablarlo con Alberto. Estoy segura que él me puede ayudar.
  • Bueno, en ese caso si vos te quedas con el bebé yo realizaría el trabajo con mucho gusto.
  • Tenemos que planearlo bien porque Daniel no va a querer que nos quedemos con el niño. Es capaz de decirle que no a esta gente, obligándola a que se haga el aborto quién sabe dónde.
  • ¿Y cómo vamos hacer para que no se entere?
  • Le ponemos algún sedante en el café. Él siempre toma un café después que termina una cirugía.
  • Es cierto, de todas formas tenemos que planificarlo bien antes.
  • ¿Entonces estás de acuerdo? ¿Me vas ayudar?
  • Sí, claro amiga. Me parece una idea fantástica. ¿Pensás que Alberto te va apoyar en esto?
  • Sin dudas. Nosotros decidimos aún no tener hijos pero en una situación así, no hay que pensarlo mucho.
  • Bueno, espero que todo salga bien.



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En el texto hay: historia real, amor incondicional, aborto

Editado: 15.02.2020

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