Capítulo 18. Viajando entre nubes.

Kate.

–Rayito de Sol, es el tercer suspiro que das en la tarde –señaló Pops con una sonrisa divertida.

–Ni siquiera me di cuenta –confesé avergonzada.

–¿Cómo se llama?

–¿Quién?

–La causa de tus suspiros. No es Clayton, ¿verdad?

–Para nada, eso ya es pasado.

–Entonces, ¿será el chico que te visita de vez en cuando?

–Puede ser… –respondo, jugando con un mechón de mi cabello, sintiendo como me ruborizaba.

–¿Sabes? Es lindo verte así de nuevo. Tan brillante, soñadora, el amor te hace bien.

–Es que es tan perfecto –terminé por confesar, sonriendo como una tonta –. Es tan tierno, dulce, considerado y amable, que es imposible que no me guste.

–¿Qué hay de las partes malas?

–Conozco un poco de sus inseguridades, miedos y dudas, pero poco a poco, le he ayudado a superarlas.

–Veo que la relación ha florecido.

–Bueno, en sí, no hay ninguna relación más que de amistad –recordé, dejando de jugar con mi cabello.

–Espera, ¿no es de esas relaciones donde las interacciones son más íntimas y no hay nada formal? –preguntó alterado, colocando las manos en su pecho, sonrojándome.

–¡Por Dios, no! –aclaré rápido, sacudiendo las manos en negación –. De alguna manera, dejamos en claro nuestros sentimientos, así que decidimos averiguar que sucede, con ciertos límites y respeto.

–Ah, ya me había asustado.

–Y tú a mí.

–Lo siento, lo siento. Es que los jóvenes salen con cada cosa.

–Pero me conoces, no soy así.

–Sé que no, Rayito, pero no pudo fiarme de los demás –aclaró, sacudiendo mi cabeza.

Entiendo su preocupación. Ya muchos sólo se enfocan en lo físico, dejando de lado los sentimientos. No estoy en contra de esas relaciones, hay personas que se sienten cómodas con ello y lo hacen funcionar, está bien, pero no es mi estilo. Quiero una relación formal, donde la otra persona esté segura de sus sentimientos hacia mí, que me apoye, consuele y haga mejor persona, alguien con quien pueda contar en las adversidades.

Jin no ser de esas personas que se dejan llevar por lo físico y el placer, pero no lo sé, puede llegar a sorprenderme, de todos modos, espero que podamos conversar de ese tema con calma, no quisiera ninguna clase de malentendido. No hemos hablado mucho en el día, de hecho, dijo que estaría ocupado con entrevistas, presentaciones y otras cosas, por lo que estaría libre en la noche, así que nos deseamos buen día en una corta llamada, no mencionando lo de anoche.

Ah, el día de ayer será catalogado como un día muy muy especial para mí. No creí que Jin diera ese paso, de hecho, ni siquiera lo esperaba, volviéndolo tan importante y emocionante, que, de sólo recordarlo, se me acelera el corazón. Ni siquiera Clayton me hizo sentir así cuando salíamos, pero tampoco voy a compararlos, eso no se hace. Lo único que puedo hacer ahora, es abrirme ante las nuevas expectativas que planeo tener con Jin, que podamos llevar esta relación a otro nivel, si es que estamos en la misma página.

–Entendido, Pops, no te preocupes –lo tranquilicé con una sonrisa.

–Gracias, linda. ¿Podrías tirar la basura en el contenedor? No tardará en pasar el camión, quiero que se lleve la mayor cantidad de basura posible.

–No hay problema –acepté, tomando el cubo de basura.

Caminé hacia la parte trasera del restaurante, y al abrir la puerta, para ir a vaciar el cubo de basura en el contenedor, vi a Se Joon conversando con un hombre. Cuando escucharon la puerta, se giraron a verme, deteniendo su conversación. No les hice mucho caso, sólo terminé con mi labor, volviendo al interior del restaurante. Medio me fije del hombre que acompañaba a Se Joon.

Ese hombre ha venido un par de veces al restaurante, pero como no soy de las personas que se metan en las vidas ajenas y mucho menos en los asuntos de esa diva, no me quedó pensando mucho en eso, no es algo importante. Me encentro en mi trabajo, pero sin dejar de pensar en la preciosa noche de ayer. Quiero mas momentos así, que me quiten el aliento y me hagan suspirar, sobre todo, que Jin sea quien ocasione esos momentos.

•••••

–Hola, Turner, ¿cómo te ha ido? –preguntó Jin a través de la pantalla de mi computadora, ya que estábamos en medio de una video llamada.

¿Mi estado actual? Cabello húmedo, ya que había terminado de darme una ducha, cara lavada, un adorable pijama de zorritos con un tazón de cereal de chocolate en mis manos. Soy una mujer letal ahora mismo.

–Me ha ido bien. ¿Cómo te ha ido a ti? –pregunté, saboreando el cereal en mi boca.

Sí, tengo 25 años y aun disfruto como una niña el cereal de chocolate. Soy demasiado adorable.

–Me ha ido bien, aunque en unos días tendré que ir de viaje por unas presentaciones.

–Oh, ya veo. Están demasiado solicitados, eso es magnífico.