Un Trago Amargo 1º

Nueva York III.5

Me sigue observando con una ceja enarcada, a lo que me obligo a salir de mi trance.

 

  • Solo para decirte que no fue que no quisiera aceptar tu regalo. Solo que normalmente en Culiacán muchos muchachos le dan algo a sus novias y realmente son bromas, puesto que no hay nada o porque se los quitan - me celebro por mis adentros por el verbo que le acabo de decir, aunque no es totalmente mentira.
  • No te preocupes, Montserrat, se entiende ese echo - me entrega la bolsa y me abraza y cuando menos acuerdo el estampa sus labios a los míos, me besa apasionadamente. Le valió al cabron tener a muchas personas con sus ojos en nosotros, ¡HASTA MIS HERMANOS!

 

Bueno no besa tan mal, ¿Por qué no utilizarlo? Total ellos lo hacen con nosotras, así que cuando pide permiso para introducir su lengua se lo permito. Entre abro mis labios y siento como juega con mi lengua. ¡PUTA MADRE! No besa nada mal. Poco a poco mis manos que se encontraban en su trabajado abdomen suben hasta su nuca donde las uno y lo atraigo más a mí. Y el baja sus manos hasta mí cintura baja despacio y que al parecer quiere agarrar mi trasero pero se resiste por los demás. Me despego lentamente de él para tomar aire y junto nuestras frentes y nos miramos fijamente.

 

Nunca había detallado sus cejas están perfectas, quisiera tenerlas así de gruesas ósea las tengo bien formadas pero no tan gruesas. Tiene los ojos color cafe claros, no miel como los míos, pero ahí se da. Su cabello es de color cafe claro, su nariz es resignada. No esta nada mal, pero sigo diciendo no quiero nada de novios. Me separo poco a poco y observo a mis lado y todos están con cara de shock. Las tres niñas están super emocionadas porque a ellas se les hace romántico. Y cuando me acuerdo que acabo de besar a Leobardo, maldigo porque fue mi primer beso y no cualquier beso ¡ FUE UN PUTO BESO!, como nunca imagine que lo daría.

 

Al llegar al hotel, el se despide de mi con una presión de labios, al parecer ya no quiere hacer otra puta escena y deseo que no porque Dios, no lo puedo creer di mi primer beso con alguien a quien no amo. Al entrar a la habitación con Esmeralda detrás de mí.

 

  • Montserrat - me habla y volteo antes de entrar al cuarto para guardar unas coas -. ¡¿PERO QUE ACABAS DE HACER?!
  • No lo sé, okay, no sé que acabo de hacer - me paso una mano por mi cabello alborotado.
  • Hay Montse, ahora sí metiste la pata.
  • Ni me lo recuerdes.
  • ¿Pero te gusta? - dice en modo serio.
  • No, creo que no - ella alza una ceja, a lo que yo suspiro -. Es que no es que diga uyy me estoy derritiendo por el, además sabes que eso del romance no se me da. Pero que da una oportunidad es una oportunidad ¿no?

 

Esmeralda niega con la cabeza y en cuanto terminamos de enseñarnos todo lo que compramos y guardarlo en la maleta su teléfono suena.

 

  • Es Juventino - dice.
  • Okay ire abajo, a comprar algo de comer ¿gustas algo?
  • Si, trae esos Doritos azules que tanto te gustan y agua no hay nada aquí - rio, porque según ella esas Sabritas eran muy raras y le terminaron gustando.

 

Al llegar al living escucho que me llaman y al voltearme es el sin vergüenza de Esteban.

 

  • ¿Qué quieres Esteban?
  • Traeme agua - ruedo los ojos, ósea que no sabe qué aquí son los putos grifos. Vuelvo a rodar los ojos y sigo caminado hacia la tiendita.

 

Llego al piso donde están nuestras habitaciones y voy directo donde esta Esteban.

 

  • Ten idiota - le entrego su agua y estoy apunto de irme cuando habla.
  • Gracias.
  • De nada, ya sabes para lo que sea - y me voy a mi habitación. Cuando estoy a mitad de camino me vuelven a hablar pero esta vez no es el baboso de Esteban.
  • Mande - finjo una sonrisa. Cuando volteo hacia mi habitación veo a Esmeralda observando todo.
  • Puedes venir - dice Leobardo.
  • Perdón, pero no puedo tengo que ir a mi habitación - digo y me dirijo a mi habitación.

 

Al entrar y dejar las cosas sobre la mesa que se encuentra al entrar, Esmeralda me pregunta: ¿Qué pasó?, a lo que yo le explico todo.

 

  • Bueno, ignorando eso - dice ella al ver mi mal humor -. Hable con mi papá y me emocione por lo que me dijo - asiento con la cabeza, para que sepa que le estoy poniendo atención -. Me dijo que si necesitaba más dinero que el me lo hacia llegar.

 

Me quedo pensando cómo carajos le va a mandar el dinero en efectivo, ósea es ilógico.  Apenas que es señor se le ocurra venir. Esmeralda al verme con cara de confusión decide hablar.

 

 

  • Tú no preguntes como, él me lo traerá - yo solo asiento.

 

(…)

Hoy es el ultimo día en esta bella ciudad. Ya no a ocurrido lo de los besos y eso por suerte, en serio es demasiado desagradable cuando no se siente algo mutuamente, aunque no lo niego el puto beso me gusto.

 

Nos encontramos en unas de las calles dirigiéndonos al Empire State. Vamos cruzando el peatonal cuando siento la mano de Leobardo queriendo tomar la mía, camino más rápido para alejarme de él. Parece que no entiende que no me gustan las demostraciones publicas, pero claro a el le encantan y luego ven mal a uno. Cuando menos acuerdo nuestras manos están entrelazadas y volteo a verlo con el ceño fruncido a lo que él me corresponde con una sonrisa.

 

Entramos al edificio y a la primera oportunidad me separo de su lado y me acerco hacia Esmeralda para sacarle platica.

 

  • Esme, ayúdame - le digo en un susurró para que solo nosotras dos escuchemos.
  • Ahora …
  • Me tomo de la mano, ash, es que, parece que no capta los malos rechazos - casi lo grito casi porque por suerte solo alce un poquito la voz.
  • Bueno, no te despegues de mi y así solo hablamos y el pensara que estas ocupada conmigo - yo asiento ante su idea, que es super genial.




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