Paso mis dedos de forma nerviosa por mi cabello castaño mientras con la mirada compruebo que todo esté en orden en mi nuevo escritorio. El señor Bastian Wolf va a llegar pronto y quiero darle una buena primera impresión. No quiero tener ningún percance como el de ayer, ya cumplí mi cuota de humillaciones así que ahora solo quiero ser competente y hacer un buen trabajo. Llevo siendo la asistente del señor Wolf los últimos 4o minutos sin que él lo sepa y hasta ahora todo ha ido bien, espero seguir así y no tener quejas pues el aumento de sueldo me vendría muy bien.
En general me siento feliz, hace una hora estaba llorando dentro del baño de mujeres convencida de que me iban a despedir, pero ahora tengo un nuevo trabajo y un aumento de sueldo, así que las cosas me salieron bastante bien. Bobby se emocionará cuando se lo cuente, mi hermano realmente está luchando por encontrar un trabajo para pagar sus deudas. No puedo culparlo por no encontrar nada aún, ninguno de los dos somos los trabajadores más calificados. Al menos lo está intentando, pero por ahora, soy el único ingreso que tenemos y este aumento son muy buenas noticias para ambos.
Cada poco tiempo miro por el pasillo hacia los ascensores. Bastian Wolf estará aquí en cualquier momento. Me imagino cómo se verá, probablemente como su padre, un hombre bajito, pelirrojo, regordete y de ojos azules. El señor Emmet Wolf tiene los ojos más azules y amables que jamás haya visto, los recuerdo vívidamente de la reunión de ayer cuando me preguntó preocupado si estaba bien. Quizás su hijo tenga los mismos ojos azules llenos de amabilidad.
Se abren las puertas del ascensor. El hombre más apuesto que he visto en mi vida sale y camina hacia mí. No puedo evitar contener la respiración cuando se acerca a donde yo estoy. Es tan alto y guapo que parece salido de una revista de modas. Sus movimientos son pausados y llenos de elegancia, parece no tener prisa de nada como si pensara que el mundo entero va a aguardar por él. Tiene cabello castaño oscuro y la piel tersa tostada por el sol, da la impresión de que pasa mucho tiempo en alguna playa del caribe disfrutando de la brisa del mar y de la buena vida. Su traje se ajusta perfectamente a su cuerpo, es evidente que está en muy buena forma física, debe ser nadador o alguna especie de atleta. El hombre camina con arrogancia, consciente de que todos lo admiran a su paso. Me pregunto si es un modelo contratado para grabar un comercial de la empresa o algo así. Sin duda anunciar los automóviles deportivos de Tropic Motors con este hombre sería un completo éxito.
El hombre alto se detiene frente a mi escritorio y me mira con desaprobación. Sus ojos color ámbar parecen decepcionados por mi presencia.
—¿Quién diantres eres? ¿Dónde está Berta? —pregunta sin rodeos.
Trago saliva, intimidada por el adonis que tengo enfrente.
—La señora Berta Aparicio ya no trabaja aquí. ¿Puedo ayudarlo en algo, señor? —respondo tratando de sonar amable incluso cuando él fue grosero conmigo.
No quiero que el señor Bastian Wolf llegue y me vea siendo grosera con gente que viene a verlo, podría tener una impresión equivocada. Es mejor que me mantenga profesional con todo el que llegue a la oficina de mi nuevo jefe.
—Genial, justo lo que me faltaba —musita el modelo. Luego pone los ojos en blanco y camina hacia la oficina que se encuentra detrás de mí.
—¡Oiga! ¡Deténgase! ¡No puede entrar ahí! —exclamo poniéndome de pie de un brinco.
El hombre se da la vuelta y me fulmina con la mirada.
—¿Qué acabas de decir? —pregunta en tono golpeado.
—No puede entrar allí, señor —le explico mientras camino rápidamente para bloquear la entrada a la oficina del señor Bastian Wolf. Si llega y encuentra un modelo maleducado dentro de su oficina, me voy a meter en problemas— ¿Tiene una cita? —pregunto intimidada por la mirada en el rostro del hombre alto.
—¿Necesito una cita para entrar a MI OFICINA? —pregunta el hombre.
Mi corazón se hunde hasta mi estómago.
—¿Usted es…?
—Bastian Wolf. Sí. Y la que estás bloqueando es la puerta a mi oficina así que ahora hazte a un lado, chica incompetente, antes de que te mande despedir —dice enojado.
Siento como mis mejillas se tiñen de rojo de la vergüenza, ni por asomo se me ocurrió que este adonis podía ser mi nuevo jefe. Su despiadada mirada hace que mis piernas se sientan débiles, es como si efectivamente estuviera en la presencia de un verdadero lobo. Tal vez su padre no le hace honor al apellido Wolf pues más parece un amable cordero, pero a su hijo sin duda le queda bien el nombre. Sus ojos llenos de fiereza son dignos de un lobo y tiene toda la actitud de ser capaz de devorar a quien se interponga en su camino. Por desgracia, esa persona en este momento soy yo.
—Oh, señor Wolf, lo siento mucho, no tenía idea...
—Shhhh —me calla—, no quiero escucharlo. ¿Qué clase de asistente ni siquiera sabe quién es su jefe? Ahora, sal de mi camino antes de que te reporte por ser la empleada más incompetente de esta empresa.
Me hago a un lado para dejarlo entrar a su oficina. El señor Wolf entra y luego cierra la puerta de golpe. Me quedo de pie en mi lugar deseando poder hacerme invisible. Pensé que lo que sucedió ayer iba a ser el momento más embarazoso de mi vida, pero este definitivamente no se queda corto.