Un último deseo

14

Estaciono el auto justo al frente del taller mecánico de Dereck. Son pasadas las cuatro de la tarde, y por lo que puedo observar desde aquí, no hay personas dentro. Lo que quiere decir que él podría no estar ocupado ahora.

Sé que es algo tarde para venir y tal vez llegue a enfadarse conmigo por molestarlo a esta hora, pero Allyson así lo quiso.

"Bien. Aquí estamos. ¿Estás lista?" le pregunto, empezando a ponerme nerviosa otra vez.

"Eso debería preguntarte yo a ti" responde, mirándome de pies a cabeza "Estás temblando. No me digas que estás nerviosa, por favor... Calma. Todo saldrá bien"

"Lo sé, lo sé. Pero no puedo evitarlo... ¿Qué pasa si lo arruino?" pregunto, pasando mis sudorosas manos sobre mis piernas.

Allyson suelta un suspiro lleno de impotencia. Toma mis manos y acerca su rostro al mío, mirándome fervientemente "No vas a arruinar nada, ¿Entendido?... Ten un poco más de fe, así como el que yo tengo. Además, lo más difícil ya pasó. Dereck está permitiéndote conocerlo" dice, tratando de animarme "Ahora, mueve ese lindo trasero, baja del auto y ve a buscarlo"

Habiendo dicho eso, sostiene mi cabeza con sus dos manos y posa sus helados labios sobre mi frente, besándolo. Me guiña un ojo. Baja del auto. Y sin esperarme, desaparece dentro del taller.

Espero unos segundos antes de bajar del auto para intentar calmar mis nervios. Cierro los ojos, tomando lentas y profundas respiraciones.

Ya más calmada, decido de una vez por todas entrar.

Al entrar, lo primero que hago es mirar alrededor con el objetivo de localizar a Dereck. Me adentro un poco más al no encontrarlo. Recuerdo que la primera vez que vine lo vi salir de una oficina. Como no lo veo por ningún lado, supongo que está allí ahora mismo.

Decido ir hasta su oficina para chequear.

Cuando me estoy acercando allí, me detengo al escuchar algo. Volteo hacia donde proviene el sonido y lo veo. Lo veo a él, y como las veces anteriores, me quedo observándolo embelesadamente.

Lo veo ahí, frente a un auto, concentrado totalmente en su trabajo. Con su cabeza gacha, mirando dentro del capó, y sus fuertes brazos moviéndose ágilmente con sus herramientas. Sus pantalones holgados y sucios, manchados por la grasa de los autos que repara todos los días, al igual que la camiseta gris que lleva, ceñida a su cuerpo. Puedo ver como su rostro brilla, producto del sudor acumulado en él.

Pero ni siquiera el sudor, ni la suciedad en su cuerpo, logran opacar lo atractivo que se ve.

Estoy tan concentrada en él que por poco no me percato de Allyson, quien ahora se encuentra a su lado, viéndolo ensimismada hacer su trabajo. Desde aquí puedo notar lo embobada que está, lanzándole miradas enamoradas. Tanto así, que si ella fuera un dibujo animado, saldrían corazones de sus ojos. Está recostada en el auto, con sus codos recostados en él. Sus manos puestas en la barbilla y su cabeza un poco inclinada. Y a pesar de estar algo alejada de ellos, estoy segura que se le están escapando suspiros a cada segundo.

No puedo culparla. Prácticamente estoy haciendo lo mismo.

Pero no vine aquí para admirarlo. Vine aquí con un propósito.

Con algo de esfuerzo me aclaro la garganta, preparándome para entrar en acción.

Comienzo a caminar hacia él y lo llamo "Dereck"

No sé por qué, pero el tono de mi voz salió un poco extraña y fuerte. Tanto, que lo tomó desprevenido. Se sobresaltó tanto que pegó un brinco, haciendo que su cabeza se golpeara con el capó levantado del auto y al instante emite un gesto de dolor.

Allyson se incorpora, y al igual que yo, se lleva las manos a la boca debido a la sorpresa.

"Elizabeth! ¿Qué hiciste?" se queja Allyson. Se acerca a él, como si quisiera tocarlo para comprobar que estuviera bien.

Dereck se aparta del auto, llevándose las manos a la cabeza para aligerar el dolor. Se inclina un poco hacia adelante mientras sigue quejándose.

"¿Qué rayos?" exclama, mirando a mi dirección.

"Yo... Yo... Lo siento mucho. No fue mi intención" me acerco corriendo a él sin saber que hacer "De verdad lo siento... ¿Estás bien? ¿Te duele la cabeza?" le pregunto.

Solo estas cosas me ocurren a mí. Y el pobre Dereck es la victima de mis torpezas.

"No. Para nada. No duele... Solo me golpee la cabeza con un techo de metal" me responde con gran sarcasmo y algo de enfado "Por supuesto que me duele. ¿Tú qué crees?" recrimina.

Vuelvo a disculparme "No fue mi intención que esto pasara. De verdad, lo siento mucho"

"¿Qué clase de persona saluda de esa forma?" sigue reprochándome "Dios! ¿Qué pasa contigo?"

"Te he dicho que lo siento" insisto.

"Arg. Olvídalo. Ya pasará" dice todavía molesto y masajeando aún su cabeza.

Allyson no se aparta de su lado, preocupada.

"Lo lamento!" me acerco a él.

"Deja de disculparte ya, ¿de acuerdo?... He dicho que lo olvides" pide, con su ya notable temperamento. Cierra el capó del auto que reparaba con fuerza y agarra la toalla que cuelga de su bolsillo trasero para limpiar sus manos engrasadas "Mejor dime qué estás haciendo aquí"



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En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.02.2023

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