"Y si me dan la oportunidad de pedir tres deseos, te pediría tres veces a ti"
...
—¡Maldito idiota!
Gritos y maldiciones se escuchaban desde el primer piso, en donde una vez un par de enamorados se encontraban hace poco de algunos meses. Todas las puertas cerradas, igual que las ventanas, mientras escuchaba la lluvia caer cada ve menos fuerte, por fin dejaria de llover. Las gotas golpeaban el vidrio de la ventana de mi cuarto, mientras que yo admiraba el techo de mi habitación como si tuviera algo de interesante. Unos estruendos se oían, y los habría oído claramente si los audífonos que descasaban en mis oídos me hubieran dejado. Escuchaba tranquilamente la melodía de Take me to Church a todo volumen, para evitar escuchar los insultos que se dirigían mis padres entre ellos. Ya se me había hecho costumbre. Estaba anocheciendo, pero seguramente mi madre no haría cena hoy. Cerré mi cuaderno de matemáticas, con todas las tareas hechas, y lo guarde en mi mochila. Me quito mis lentes negros y me levanto de la cama con cuidado de no tropezar con nada, cosa que sería muy fácil, por toda la ropa que hay tirada por doquier en mi habitación. Siempre me digo que tengo que ordenarlo, y jamás lo hago...Tengo que ordenarlo algún día.
Mi cama está pegada de la pared de mi habitación, a la izquierda. A la derecha estaba la puerta para salir de mi habitación, y al lado mi closet. Delante de mi cama se encontraba una ventana, lo suficientemente grande como para yo salir por allí. Y no es porque sea tremendamente flaco, es porque la ventana en si es grande. Me coloco delante de mi ventana, muevo el escritorio que me impedía el paso hacia un lado, con cuidado de no tirar la pequeña televisión que estaba en el escritorio de madera, y subo la ventana hacia arriba. Salgo por ahí con cuidado y aterrizo en la escalera de emergencias que estaba ahí. Mi familia y yo vivimos en un pequeño apartamento en el segundo piso. Con cuidado de no resbalarme con nada, subo en dirección al techo, intentando llegar a tiempo, viendo en el viaje las paredes algo desgastadas y sucias, que parecen que no se habían limpiado desde hace años. (Y tal vez no es solo apariencia, estoy seguro que nadie ha tocado estas paredes en años). Llego al techo del edificio, y una luz levemente rojiza, ligada con anaranjada, me atrapa casi de inmediato.
—Uff, llegué a tiempo—Me senté en el borde del edificio, mientras el olor a la lluvia me invadía. Me importaba poco que estuviera mojado el suelo, ya que no me perdería el atardecer. El momento en el que el sol está en su mejor forma. Ocultándose...También me gustaría ver un amanecer, pero me da pereza levantarme en la madrugada...Además de con el sueño que tendría, no le prestaría mucho atención.
Aunque me acuesto súper tarde, daría lo mismo.
Mientras disfruto con la lentitud con la que se oculta, los colores del cielo levemente cambiando a un azul y morado...Los rayos cálidos desapareciendo poco a poco, y aunque me moleste un poco en los ojos, seguir viéndolo, escucho unas pisadas en la acera. Miro hacia abajo, en donde tengo la vista de las calles, y miro a una silueta femenina estar justo debajo de mí, pero en la acera. No la podía ver bien, pero le daba la espalda a la calle, así que si subía la mirada, me veía directamente a mí. Tenía el cabello castaño largo, y por lo que podía ver, la piel pálida. Aunque no tanto como la mía. Dirigí mi mirada al él otra vez, pero no podía dejar de mirar de reojo a la chica...Se estaba tirando una foto, con el atardecer atrás, iba a quedar muy linda por lo que veía. Pero, como tengo un gran panorama delante de mí, vi a un carro, acercarse a gran velocidad. Me asuste al ver que atrás de la chica había un charco de agua sucia muy grande (Ya que acababa de llover).
— ¡Cuidado! —Gritaba, pero ella no escuchaba. El carro doblo en la esquina y yo con la mayor velocidad que tenía en el cuerpo, baje las escaleras, pase el barandal por arriba para ganar tiempo, y aterrice de culo en el suelo, mojándome mis pies descalzos y mi retaguardia. Deje un quejido de dolor, mientras con rapidez me levantaba del piso. Acababa de ensuciar mi pijama favorito...
Corrí, gritando cuidado a la chica, pero ella al parecer no me escuchaba, el carro estaba llegando, y también, al parecer no le importaba el gran charco que se encontraba allí. Llegue a estar al lado de la chica, y la agarre desde donde lo primero que encontré, y la empuje del lugar en donde estaba, casi al mismo tiempo en el que el carro había pasado por el charco. Ella no se mojó, pero yo me ensucio un poco la espalda de mi pijama...
El sonido de las ruedas contra el pavimento, eventualmente se hacía cada vez más pequeño, dando a entender que el carro había seguido de largo. Suspiré de alivio pero...
Me separe al darme cuenta de que había empujado a una completa extraña y desconocida que no he visto en toda mi jodida vida, la agarre sin su permiso, y aun no la había soltado. ¡Eso es, Walter, sigue así!
—D-disculpa—dije apenado, mientras la soltaba y me alejaba a una distancia prudente de la chica. Cuando ella levanto la mirada casi me quedo boquiabierto. "Que linda" pensé. Su piel blanca, intacta, sin ninguna imperfección en todo su rostro. Unos labios que estaban entreabiertos al verme, y en la abertura que provocaba eso, podía ver sus dientes blancos y brillantes. Unos ojos cafés que combinaban perfectamente con su cabello...Su cabello castaño caramelo, caía delicadamente por delante de su rostro, el cual estaba un poco despeinado por el reciente empujón. Casi me quede sin respiración al verla, literal. Era lo más parecido a un ángel que podría haber visto en toda mi vida. ¿Qué hacia ella aquí afuera, si había estado lloviendo tan fuerte?