Cuando por fin llegamos, me despedí de Johan, y subí corriendo a la habitación. Necesitaba recargar energía, tanto tiempo afuera, me dejo exhausta.
Como todo en la vida es injusta, mi sueño se vio interrumpido.
Primero el desayuno y ahora la siesta.
Era como el mundo estuviese en contra mía, las cosas más importantes de mi rutina diaria, estaban siendo interrumpidas en únicamente un día.
Adormilada, agarre el celular de la mesita de noche.
La pantalla, emitía un brillo cegador. Tuve que entrecerrar los ojos para poder leer. Era una llamada entrante de Paige. A las ¡CINCO DE LA MAÑANA!
No supe qué pensar.
Paige queriendo videollamada, a dos días de haberme bloqueado, era impactante. Siempre fue muy fiel a no echarse atrás, al comenzar algo y nunca arrepentirse de nada, según ella «todo sucede por una buena razón, la vida es hermosa con todo y sus defectos, no hay nada de que arrepentirse». Aunque, nunca supe si lo decía en serio. La mayoría de las veces, mencionaba esa frase cuando reprobaba un examen.
¿Debería ignorarla y hacerla sufrir por bloquearme?
Dude en contestar. Sin embargo, mi lado «buena amiga» me condujo a no rechazarla.
—¿No dijiste que me tendrías bloqueada una semana? —dije con una indignación, fingida. Un poco de drama no hacía mal a nadie.
En parte, quería sacarla de quicio.
Provocarla no era el mejor camino a seguir, pero, de alguna manera, tenía que quejarme.
—¿Saliste? —ignoró mi pregunta.
—Sí, fui a una cafetería —dije automáticamente.
Me arrepentí al instante, se supone que yo debía estar enojada.
Conociéndome, la puse en alta voz y coloqué el teléfono en la cama. Al menos, ya no trataría de hacerle algo al celular, si en algún momento me volvía a bloquear.
—¿Conociste gente nueva?
—Sigue soñando —solté una pequeña risa, burlándome de su pregunta.
No entendía el porqué me preguntaba esas cosas. En casi dos años, mi círculo social, no tuvo cambios. Y ella, era consciente de ello perfectamente.
—¡Pero Ada! Debes conocer gente nueva, deja a Michael en el pasado, empieza de nuevo.
—Michael ya está en el pasado — murmuré entre dientes.
Ya no quería tener aquella conversación, nunca me gusto hablar de cosas de las que me arrepentía. Revise los muebles, buscando algo con que distraerme.
—¿Entonces porque no conoces gente nueva? Ambas sabemos que es porque no quieres que te pase otra vez, pero evitándolo estás echando a perder tu adolescencia. No dejes que lo que paso afecte toda tu vida.
—La iluminación de las calles es horrenda —conteste, tratando de evitar cualquier plan de Paige, para esta conversación.
—Ada, estamos hablando de ti. No intentes cambiar el tema, no pienso dejar que mi mejor amiga, se quede estancada por culpa de una mala experiencia.
—Solo, no sé —las palabras no llegaban a mi mente, me había quedado en blanco.
—Michael...
Rápidamente, cogí mi celular de la cama y le di clic al pequeño botón rojo.
Colgué.
No me gustaba el camino que estaba tomando aquella plática.
En ocasiones, Paige, tendía a ser bastante insistente a la hora de hablar de los problemas. Siendo honesta, en esta ocasión, no pude evitar molestarme. No después de haber creído ver a Michael en la cafetería.
Rendida, me deslicé hasta que mi culo, toco el frío piso.
La charla con Paige, me hizo darle vueltas a todo, una y otra vez. Lo peor... Recordaba todo, como si fuese ayer.
Todas esas burlas, miradas, susurros, cuando cruzaba por el pasillo del instituto. Terminé dándome cuenta, no por mí, sino, por otros, que nada de eso no pasaba realmente. Yo imaginaba eso, Michael me hacía imaginar que todos hablaban de nosotros, que todos eran unos envidiosos y por eso no debía juntarme con ellos. Incluso, me hacía pensar que Paige, era una manipuladora.
¡Cuando en realidad él lo era!, o eso me dice Paige. En realidad, ni siquiera estoy segura de ello.
Le agradaba la idea de tenerme solo para él, que fuésemos «el uno para el otro». Y cuando algo, no salió como él esperaba, todo exploto. La burbuja en la que me encontraba hizo ¡Boom!. Me seguía doliendo, no haberme dado cuenta antes, estaba arrepentida de haber alejado a tanta gente, por él.
Simplemente, no valía la pena.
Siempre me he preguntado ¿Por qué hay gente que no le importa afectar a otros?
Nunca tuve la respuesta.
Me he conformado con sobrevivir. Ya no le busque respuestas a mis dudas, los dejé de lado. Llego un momento en donde simplemente ya no me interesa saber la justificación detrás de los actos. Aunque, opino que nada puede justificar dañar a otros.
Está bien tener malos días, todos los tenemos. Sin embargo, eso no argumenta nada. No es una razón para hacer menos a otros, si tienes un mal día pues duerme, haz algo con tu vida. Acaso, ¿tu día mejora si dañas a otros?
Pero eso seria punto y aparte.
En la vida siempre nos toparemos con personas que intentaran hacernos menos y está bien... supongo, es parte del equilibrio social, ¿no?
Imaginen una sociedad donde nadie haga daño a nadie...
Ni siquiera soy capaz de imaginarlo, aunque, quizá sea porque soy poco creativa.
Actuamos con el contexto que sabemos al momento, y en este momento no tengo ni idea de, si lo que hice estuvo bien o mal.
Y me refiero a tratar de esa manera a Michael y lo sé, él me desestabilizo, etcétera, pero ¿es correcto tratar mal a los que te tratan mal?
En la escuela, si la víctima se defiende, sale castigado al igual que el agresor. ¿No es esto injusto?
Si bien nada puede defender el comportamiento del agresor, quiere decir que tampoco el mío, porque me convertiría en uno. Entonces, ¿debería aguantar si alguien me hace daño?, se sabe que las autoridades no harían nada «Hay problemas más importantes».