Un vuelo al ¿amor?

Fiebre

El sonido de mi celular me despertó, 3:05 a.m. llamada entrante.

Exhale todo el aire de mis pulmones, estaba cansada. ¡Merecía dormir! Tuve un día muy agotador, solo pedía un momento para recomponer fuerzas.

Lamentablemente, no logre ignorar la llamada, el sonido no paraba de taladrarme la cabeza. Esperaba a que cesara por si solo, pero, al parecer, eso no sucedería.

Frustrada, lo cogí. Quería aventarlo contra la pared, quizá de esa manera se quedaría en silencio. Al instante me di cuenta de que era mala idea y decidí contestar.

—¿Hola? —digo adormilada y a su vez, molesta.

No dejan desayunar a gusto y mucho menos descansar.

¡Ada! —exclamo Paige.

Agarre mi cabeza con dolor, como se le ocurre hablar tan animadamente siendo de noche. No hay una razón lógica para hacer eso.

—¿Necesitas algo? —rezaba para que no gritara o algo por el estilo, si la veía muy capaz de hacerlo.

¿Cómo te fue en la fiesta? —pregunto ilusionada.

—¿Qué?

Nunca le mencione sobre eso, de hecho, no tuve tiempo para hablar con ella.

Lo vi en una historia —aclaró—, Liam me presto su celular y un amigo de él estaba en la fiesta.

Di gracias a todos los dioses, Paige empezaba a bajar el volumen de su voz.

—Michael estaba ahí.

No contesto al instante, lo cual me parecía raro. Paige nunca fue muy fan de hacer silencio.

¿Estás? —se escuchó un respiró hondo— ¿Estás preparada para hablarlo?

—No lo sé — pausé—, no cambio...

¿Esperabas que cambiase? —bufo— Las personas así, creen que lo que hacen está bien, no van a cambiar por ti, ni por nadie. Lo que necesitan es terapia, ayuda profesional.

—Quise pensar que podría suceder, tres putos años juntos—suspire—. Le dije cosas Paige.

Masajee mi sien, deseando no perder los estribos.

¿Qué cosas? 

—Me dijo que me amaba y le yo conteste que nunca lo ame —una lágrima traicionera resbalo por mi mejilla—, tú sabes que eso es mentira.

Me duele, tener que mentir para poder alejarme—cogí aire y exhale— que clase de persona soy. Ame a una persona que me desestabilizó emocionalmente y yo lo permití.

No es tu culpa, tú no eliges a quien amar —Paige intento tranquilizarme—. Él se dejó llevar por la envidia. Te esforzaste para conseguir lo que tienes, no tienes por qué arrepentirte, dile; see u later maybe never.

Inconscientemente, sonreí abiertamente, haciendo que una lágrima salada entrara en mi boca. Se sentía bien liberar todo lo que reprimí.

—Lo insulté, el alcohol me llevo a hacerlo — susurré tratando de asimilar todo—. Nunca me comporté así.

¿Crees que si lo ves otra vez, serías capaz de estar estable sin problema?

—Por alguna extraña razón — pausé—, verlo después de tanto tiempo, ¿me hizo bien? No sé, fue muy extraño.

Bueno, supongo que después de todo eso estás mejor, ¿no?

—Tal vez, ¿qué tal tu día?

Mi familia conocerá a la de Liam y lo mejor, ¡Dormiré con él!

—¿Eso va en doble? — pregunté, ocultando una carcajada.

Claro que no, eres una pervertida.

Hablar con Paige fue reconfortante.

—¿No te preocupan tus hermanos? — pregunté, extrañada.

Paige soltó un grito ahogado, provocando que yo alejara el teléfono de mi oído. Rápidamente, lo volví a acercar.

¡ADA! Te juro que estoy tratando de ser optimista, ante eso —exclamo demasiado fuerte para mi gusto— ¡PERO NO PUEDO! Por dios, mis hermanos.

Agarre mi cabeza con fuerza, dolía como los mil demonios.

—Por favor, no grites —rogué.

¿Resaca? —susurro— ¡Yo sabía que algo me ocultabas! —volvió a subir el tono.

Esta chica me mataría, tarde o temprano. Pero lo hará. —pensé.

—¡Baja la voz! —fue mi turno de gritar.

Si, lo lamento —rio—, dime. Tú siempre te mantienes sobria, ¿qué te hizo beber?

Por la forma en que lo dijo, podía imaginármela con una expresión pícara.

—Nada de lo que crees.

¿Ah, no? —se escuchó una carcajada—, sácame las dudas entonces.

—Solo fue un juego.

Un juego que contenía alcohol y besos, ¿o me equivoco?

Pronto recordé que a diferencia de mí, Paige, junto con Liam asistían a muchas fiestas. Es obvio que sabría.

—Aja, algo así — dudé en decir.

¿Con quién fue el beso? No, no me digas. Yo adivino —soltó una risita maliciosa— ¿Johan?

—¿Qué mierda tienes en el cerebro? — arrugué la frente— Parece que estás obsesionada con el pobre chico.

Claro que no.

—Aja.

¿Cómo piensas eso de mí? —fingió inocencia.

—Me besé con una chica — declaré de repente

—¡¿Qué?! —gritó— dicen que las parejas del mismo sexo llegan a tener más orgasmos que una pareja hetero. Podrías intentarlo.

—Tú tienes una pareja hetero.

Simplemente, hablo de las estadísticas en el momento íntimo. No estoy definiendo a quien amar.

—Era muy linda —me sinceré.

Yo sabía que no morirías sola con siete gatos, aunque, no es mala idea. Los gatos son lindos.

—Te estás saltando pasos. Vas muy apurada — dije burlona.

No es apuro —me reclamo—, es emoción —un bostezo se escuchó en la otra línea.

—Deberías dormir

Sí, iba a irme a dormir — escuché una risita—, pero no lo haría sin saber que locura hizo mi mejor amiga.

—No hice nada, ahora lo sabes. Duerme.

Ya, ya, como tú digas. Buenas noches, te quiero.

—Igual — murmuré antes de colgar la llamada.

Ya no podía dormir. Deje mi celular en la mesita y me quede viendo el blanco techo, esperando reconciliar el sueño.



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En el texto hay: superacion, amor, romancejuvenil

Editado: 20.09.2022

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