El lobo iba a cenarse un zorro.
—Vivo como un lobo, salvaje, libre y hambriento—
Habían pasado dos días desde la ultima vez que vio a Orión sin embargo seguía recibiendo pequeños mensajes a su numero personal el cual al mayor no le molesto en robar de sus archivos privados de la manada.
"Todo bien cariño, prometo estar en casa esta tarde o mañana temprano"
"No sabes lo mucho que te extraño manzanita"
"Este lobo feroz quiere cenar zorro"
Sus mensajes la habían reconfortado un poco mas sin embargo tenía siempre en la cabeza entre ceja y ceja que debía hacer mas, tenía esta perspectiva de que ella debía poder ser su igual, tenía que aprender a luchar, tenía que aprender sobre leyes, quería poder resolver las cosas tan bien como las hacía su Alfa.
Estaba la opción de quedarse en casa y criar niños, esperar todos los días que su amado esposo llegara y ella le calentara la cena, recibiéndolo con su coño húmedo y un buen baño pero la sola idea la hacia sentirse incomoda, no tenía nada en contra de esto porque es la vida que normalmente llevan los Omegas pero eso no sería para ella.
Se sentía extraña, especialmente desde esa mañana que se había sentido acalorada, pequeños bochornos le subían a la cara y sus mejillas se sonrojaban por un calor interno sin explicación, su vientre había estado molestando iba y venía constantemente en punzadas. Ya se había sentido así muchas veces antes, podía lidiar con los primeros atisbos de su celo sin armar gran escandalo pero nunca había salido en ese estado y cuando Megan toco a su puerta ese día para que la ayudara en la CCO no pudo decir no.
Ahora estaba frente a una chica que estaba sufriendo, Megan le había explicado que era la abstinencia a la droga que los mantenía en celo lo que causaba que la mujer frente a ella sudara a mares, sus dientes castañearan y esas enormes ojeras bajo sus preciosos ojos cafés le gritaran que no había dormido en mucho tiempo. Su cuerpo de tez obscura estaba lleno de cicatrices en los pies, la espalda baja y brazos. No sabía que edad tenía pero aparentemente lucía de unos 17 para Phoebe, solo sabia que se llamaba 23. ¡Un jodido numero! No sabía su edad, ni de donde provenía. Era horrible. La cicatriz en su hombro con el numero sería una consecuencia imborrable.
Su trabajo era hablarles y distraerlas mientras pasaban suero por sus vías, sería mas fácil si otras Omegas hicieran eso en vez de betas o alfas pero no había suficientes y muchas otras se negaban a ver por lo que ya habían pasado o tomar una jeringa en sus manos. Así quera un lio tener a alfas proporcionando tratamiento mientras solo Megan, Phoebe y otras dos mujeres quien por las presentaciones eran "Jazmín y alegría" para distraerlas.
Había un total de 8 mujeres pasando abstinencia, dos Omegas como ella y el resto humanas quienes habían pasado por laboratorios tratando de convertirlas en una especie de un ser Omega pre diseñado pero afortunadamente el experimento parecía ser fallido hasta ahora.
—Sabes, estuve pensando y 23 no puede ser tu nombre ahora—La miro con ternura tomando su mano y haciendo circulos en ella —¿Por que mejor no lo cambiamos?—Estaba tratando de ser amable se convencía pero la verdad era que un nombre era parte de ser un humano, no un esclavo.
La Omega menor la miro con ojitos esperanzadores ¿Su propio nombre? Eso era un lujo que muchas no podían permitirse amenos de un gran merito y ella ¿Acaso merecía uno? no lo sabía con exactitud pero asintió de manera esperanzadora —E-eso e-estaría bien pero... ¿Lo merezco?— hablar era difícil bajo esos escalofríos devastadores que le recorrían hasta los huesos.
Phoebe sintió como su corazón dolía al verla ¿Mereces? Era un puto derecho —Todos merecemos un nuevo comienzo, además yo tampoco sabía cual era mi nombre cuando me encontró mi familia adoptiva ella lo escogió para mí, tu tienes el lujo de escoger el tuyo —Sonrío, quería parecer graciosa y transmitirle seguridad pero lo cierto era que quería salir de allí y llorar.
–Me gustaba escuchar el golpeteo de las olas de la playa cerca de mi celda—Mordió fuertemente tratando de tragarse su dolor —Cuando ese enorme Alfa nos libero lo primero que vi fue el agua y la arena después de la luz, quisiera algo que tenga que ver con ello—Su voz era toda determinación y miraba a la mayor con ternura, esos rizos rojos hubieran sido su perdición en un comercio como en el que vivió ¿Acaso era un rescatada como lo era ella? Si era así se veía que lo había superado con mas facilidad que como ella lo llevaba hasta ahora.
Phoebe quedo perpleja pero le sonrió encontrando en sus recuerdos el nombre perfecto, era de una antigua maestra Africana que conocía —¿Qué te parece Baharí? Significa "Océano" Es demasiado directo pero creo que te queda—
Sus ojos se iluminaron y le sonrió con lo que parecía ser complicidad a la pelirroja.
—Me encanta, lo conservare— Su voz tenía una seguridad arrolladora y eso hizo que Bee se sintiera plena.
Megan observaba la escena tras la tétrica cortina con trasparencias de esa sala de desintoxicación improvisada, ella definitivamente estaba hecha para Orión estaba segura de que le haría demasiado bien al cabezota sin tino y el le haría tener un poco mas de valor en ella misma. Estaba orgullosa y agradecida de como la luna, la vida o el destino había complementado a ese par.
—No tengo nada que darte a cambio de mi nombre mujer de fuego— y allí respirando profundamente lo notó, tantas hormonas dulces en el aire —O tal vez sí, el celo a veces puede descontrolarse si me das un lápiz y un papel puedo darte la lista para un brebaje que ayuda a no quedar preñada aún con el celo en tu nuca— Ella suspiro y le tomo la mano —No es 100% efectivo pero podría ayudar—23 sabía mas que nadie que ese conocimiento había ayudado a mas de una Omega en donde vivía y esperaba ayudar a la amable pelirroja.
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Editado: 23.05.2024