Lara Rossi
Las cosas entre Luciano y yo cada día van mejor, es un hombre muy afectuoso y detallista en mis tantos años de vida jamás había conocido a una persona como el, me derrite con cada locura, es muy chistoso y eso me hace sentir en las nubes, después de tantos conflictos y a pesar de que se avecina una guerra siento que mi mente y mi alma están en paz total y todo gracias a él.
Siento que tocan la puerta de mi despacho, no se ni que hora es tengo mucho rato aquí, esta mañana después de desayunar Luciano se fue directo a el área de entrenamiento al ser un Alpha le pedí si podía entrenar a los nuevos reclutas no todos tienen madera de guerreros, pero es bueno que estén preparados y puedan defender su propia vida.
_ Pase. – me limito a contestar, siento que llevo horas aquí ya me duele la espalda.
_ Hola Lara, ¿podemos hablar? – Piero asoma su cabeza por la puerta, este chico es muy inteligente y perspicaz.
_ Si claro, pasa. – le hago una señal con la mano. – siéntate. – lo noto muy raro, como nervioso. - ¿Te sucede algo? – pregunto
_ No, bueno es que tengo días queriendo hablar contigo, pero realmente no he encontrado el valor para hacerlo. – esto ya me estaba asustando él normalmente es muy directo.
_ Sabes muy bien que no solo soy tu Alpha, también soy tu amiga y además soy tu familia, ¿No? – digo
_ Si lo sé, pero ciertas cosas siempre me hacen dudar. Lara no quiero que las cosas cambien entre nosotros. – no se por que ya mas o neos se de que se trata todo esto, pero es mejor que sea el quien se exprese.
_ Piero, sin tapujos. ¿Qué es lo que pasa? – Lo miro con una sonrisa para alentarlo.
_ Lara, soy Gay. – cerro sus ojos muy fuerte, la verdad no se que estaba esperando que le dijera.
_ Mmmmm, Bueno mi pequeño. Eso ya lo sabía. – abre sus ojos de par en par y una lagrima recorre su mejilla.
Me levante rápidamente de mi asiento y rodee mi escritorio para ponerme en frente de él, baje un poco y lo abrase, lo menos que quiero es que sienta que lo rechazo por que no es así, no me importa cuales sean sus gustos, el para mí siempre será como mi hermano pequeño. Y por eso lo amo.
_ ¿Desde cuándo lo sabes? – dijo muy preocupado
_ Desde siempre, solo estaba esperando que algún día tuvieses la suficiente confianza como para decírmelo. – me separo de el y le seco la mejilla.
_ ¿Y qué piensas de mí? – ¿que se supone que debo pensar de él?
_ Sigo pensando que eres un extraordinario hombre, que además eres mi familia y no solo eso, pienso que eres muy inteligente y una parte fundamental de esta manada, por que no tengo que pensar mas nada de ti. Tus gustos no son un problema para nadie aquí. Si tu te sientes feliz entonces yo soy mil veces mas feliz por ello. – lo tome de la cara y lo acerque para darle un beso en la frente.
Se puso a llorar como cuando un niño se cae y se raspa la rodilla, valoro mucho lo que el representa para cada uno de nosotros, sin el muchas veces fuésemos estado perdidos. Tal vez no lo sepa, pero es tan valioso para nosotros que si tuvieses que dar la vida por el entonces seria un honor y un privilegio morir.
_ Lara tengo otra cosa que decirte. – y aquí vamos
_ Lo sé, Marco es tu Mate. Y6 quiero que sepas de ante mano que eso me hace muy feliz. – bajo la cabeza y volvió a llorar, este chico se quedaría seco
_ ¿Eso también lo sabes? – parece que a Piero se le olvida que soy Alpha de esta manada, mi trabajo es saberlo todo. – el de verdad me gusta, la diosa luna me dio el mejor regalo de todos. – yo también pensaba que la diosa luna hacia los mejores regalos.
_ Oye todo lo que tenga que ver con ustedes, es de mi interés, ¿si no como los protejo? – sonrió tímidamente.
_ Sabes que me tendré que ir, donde este Marco yo iré. – sí que lo sabia
_ Lo se pequeño, y tienes mi completa bendición, será un poco duro para todos no verte caminando por ahí con todos tus aparatos electrónicos, pero lo que te haga feliz a ti, nos hará feliz a todos. – dije
En ese momento sonaron pequeños golpes en la puerta, Piero rápidamente se limpio la cara y yo le avise a la persona detrás de la puerta que pasara, resulta que era nada mas y nada menos que Marco.
_ Mi señora. – dijo refiriéndose a mí, no pierden la maña de ser cortes
_ Marco que bueno que estas aquí, pasa. – le hice una seña mientras agarraba la mano de Piero, un pequeño gruñido salió de su boca, era muy simpático. – relájate no soy yo quien te lo quitaría. – Piero se puso más pálido de lo que por si era, tiempo atrás un Omega de la manada estaba detrás de Piero, pero este jamás le hizo caso.
_ ¿Disculpe? – su mirada era de confusión ante mis palabras.
_ Descuida, el es todo tuyo. – Piero estaba rojo como un tomate. – Me alegra saber que mi pequeño estará en buenas manos. – Marco se acerca y toma a el Omega de la cintura para plantarle un casto beso en la cien.
_ Mi señora me alegra saber que usted nos da el permiso para estar juntos. – dice, lo que Piero no sabe y jamás lo sabrá es que yo ya sabia todo y les di mi bendición, es un pequeño secreto (risa)