Es Lunes por la mañana, no lo he visto en todo el fin de semana, no regreso de su aventura de compras con Paulina, y yo tuve que pasar mi domingo ignorando a Gabriela; mi odiosa y extrañamente animada; compañera de habitación. Espero poder verlo antes de que inicien las clases, en verdad espero que me llame para que desayunemos juntos, pero la llamda nunca llego así que me decido a bajar al comedor con uno de mis libros favoritos en mi mano, busco un lugar en donde sentarme sin tener que compartir la mesa con nadie, la mesa de la esquina esta sucia pero lo más importante esta vacia así que me apresuro a limpiarla y sentarme, ignorando las burlas tontas de los niños ricos que ven el levantar la basura como algo inferior a su "estatus".
Me siento y acomodo mi bandeja con comida en la posición perfecta para permitirme leer mientras pico mi plato, y es entonces que lo miro llegar, su uniforme esta desaliñado contrarestando con su perfecto peinado de siempre, su sonrisa esta presnte en su rostro tiene esa mirada despistada y camina con actitud relajada por el comedor, ella viene a su lado con una actitud altanera y presumida, puedo verla rodar los ojos al menosa cinco veces antes de llegar a su mesa, ella lo trata con poca delicadeza, lo jala de la mano cuando él se detiene a saludar a algun amigo, él esta acostumbrado, o tal vez no lo nota pero cada vez lo trata con mas rudeza sobre todo cuando son chicas las que se le acercan, yo jamás te trataría así mi principe.
Cuando llegan a su mesa, ella saluda a sus secuases o mejores amigas mientras él con alegría molesta a Cristian aventandose con un abrazo juguetón sobre él, cuando su amigo lo separa puedo verlo buscar con la mirada por la cafetería hasta que nuestros ojos se miran fijamente me saluda con la mano y yo asiento en forma de saludo, Paulina no tardo ni un segundo en llamar su atención y al perder su mirada me siento un poco vacia.
Me quedo mirando como una tonta la mesa en donde se sienta, preguntandome que será tan importante esa mesa, sin dudas el mueble es identico del que yo estoy una mesa generica de cafeteria, inclusive se ve un poco vieja y barata, pero en esa mesa hay una magia de atracción todos la miran de reojo, los chicstes parecen ser más divertidos y las pláticas más interesantes, aunque esto solo es una ilusión, yo he estado en esa mesa, me he juntado con esas personas, claro por petición de mi mejor y unico amigo; pero eso no quita que mi experiencia valga menos; y puedo decirles que las pláticas son sosas y los chistes son tontos y un poco crueles. Rayos, si todos los admiradores de los "idolos" de la escuela supieran que la mayoría de sus pláticas se basan en burlas hacia ellos, tal vez dejarían de verlos con buena cara, o tal vez no, la sociedad es incomprensible, y la sociedad adolescente es peor.
– Holi, Clara – una chillona e irritante voz me saca de mis pensamientos, levanto mirada despacio deseando que no se trate de la persona que pienso y sí aquí esta ella con su cabellera castaña y corte moderno, con sus lentes cuadrados y pecas en las mejillas, con su estupida y optimista sonrisa, si, adivinaron, Gabriela aparecio en mi campo de visión
– Ey - le contesto con desinteres, intentando que pierda el interés y se vaya lo más rapido posible
– ¿Carlos no vino a desayunar contigo? – me pregunta y yo lo siento como una patada en el trasero
– Sí, ¿no lo ves?, está aquí, dile hola Carlos – le repondo sarcásticamente mientras señalo con la mano un lugar vacío en la mesa frente a mí
– Ajajajaja eres graciosa – suelta una risita tonta mientras se sienta junto a mí, haciendome saber que no se iría en un futuro cercano a pesar de lo pudiera decirle así que me resigno a tratar de ignorarla mientras me acompaña — ¿hiciste la tarea de matemáticas? – me pregunta de repente y de inmediato sé que es lo que busca al hablarme, así que busco mi libreta y se la entrego rapidamente
- Aqui esta solo no copies todo identico equivocate en unas cuantas
– No Clari, yo no quiero la tarea solo te preguntaba para hacer platica — mi dice ella con una sonrisa
Lo odio, lo odio por dejarme sola, lo odio por ser popular y amable con todos, lo odio porque no está conmigo, porque desde que entró a la secundaria él está con ellos y yo tan solo lo observo, comienzo a apretar mi tenedor de plástico hasta que finalmente lo rompo.
– No te agradan sus amigos ¿cierto? – me dice la chica que insiste en platicar conmigo, yo tan solo la miro sorprendida de que se haya fijado en mi reacción — a mí tampoco me agradan, sobretodo Paulina, es muy falsa — la miro confundida; a todo el mundo le agrada Paulina, todas las chicas quieren ser como ella
– Lo dices para agradarme – le contesto tímidamente
– No – responde ella con tristeza — lo digo porque… ella y yo somos medias hermanas – agrega con vergüenza y yo la miro extrañada — y no es así de amable como piensan todos en casa, de hecho es muy mandona, y habla muy mal de todos esos chicos cuando no la escuchan dice que la alejan de Carlos, por eso ella te odia