—Te juro que puedo explicártelo —repite el oji-azul cuando Delia lo mira incrédula.
—Collete está aquí y no puedo dejar que me vea, si lo hace puede contárselo a mis padres y yo terminaría viviendo en Ibiza por mala hija y mentirosa. — Le explico, interrumpiéndolo y ella a pesar de no creer del todo mis palabras, termina conformándose con esa excusa para luego asentir todavía desconfiada.
Hayden vuelve a meterse en el vestidor para terminar de vestirse y Delia se aleja segundos luego junto a Kevin que la sigue como perrito fisgón tras su dueño.
—Así que... ¿Amigos no? — Trent pregunta quedándose conmigo a la espera del castaño.
—Amigos — Afirmo segura —Hayden y yo solo somos amigos.
—Y vaya amigos. — Suelta un suspiro — a ver si yo también consigo una amiga así para meterle mano en los vestidores.
—Es en serio. Yo solo me estaba escondiendo. ¡Ni siquiera lo estaba mirando! — Me tapo el rostro con las manos, siento como mis mejillas arden a fuego hirviendo bajo su mirada despectiva. Delia no se merece esto, ni mucho menos Hayden, le estoy arruinando lo que para él es su la primera cita post superación Kate.
—Si mirar es lo de menos — Canturrea silbando — ¿Sabes que la chica que acaba de verlos es mi hermana, no? ¿Y que ella aunque no quiera admitirlo está enganchada con él, cierto? ¿Y que además, que tiene muy presente que si a ti se te pasa por la cabeza liarte con Hayden no habrá nada que ella pueda hacer para vencerte? — Esta vez sus palabras se enserian y a pesar de decírmelo en un tono tranquilo y relajado puedo ver la advertencia que se asoma en sus labios —No lastimes a mi hermana, ¿vale? Ya le rompieron el corazón antes y no se merece que vuelvan a hacerlo. Es una chica buena, sin malas intenciones ni tiene malos prejuicios con los demás. — Confiesa — No digo que te alejes de Hayden, claro que no, si quieres liarte con él pues hazlo, pero déjales las cosas claras desde un primer momento y que él se encargue cuanto antes de aclararle a mi hermana que no siente nada. No dejes que la ilusiones, y aún más, no lo ilusiones tú para que luego no pase nada y terminen los dos con el corazón roto.
Sus palabras me abaten y golpean duro contra mi orgullo. Yo no ilusiono solo por ilusionar y lastimar a la gente. Soy yo la que a fin de cuentas termina ilusionada y con el corazón a pedazos. Pero ellos no lo ven así; nunca nadie lo ve así. Porque prefieren pasar de ello. Aún así, me traga mis palabras y asiento. Comprendo sus palabras, y las justifico porque sé que es un buen hermano intentando evitar el dolor de una hermana. Hago un gesto positivo, todavía con mi atención fijada en los puestos de ropa sin verlo y él hace el mismo gesto.
—Sé que no miento cuando digo que no siento nada por él — Afirmo con un tono de voz lo suficientemente serio como para que crea en mi palabra. Se ve que logro mi cometido, porque no vuelve a sacar el tema. Antes de que pueda volver a emitir sonido, Hayden sale del vestidor y nos muestra su nuevo atuendo.
—¿Qué tal me veo?
Camina hasta nosotros y apreciamos con mejor percepción sus pantalones ajustados con dos cadenas que caen por su cadera hasta la altura de los bolsillos, la lleva conjuntada con una camiseta de mangas largas remangadas hasta el codo y le queda lo suficientemente holgada para remarcar su figura delgada. Es de color gris y combina bien con sus tenis deportivas blancas y con el reloj de mano del mismo color que lleva en la muñeca izquierda.
Me levanto de donde estoy para observarlo a la distancia, hay algo que falta, más bien no concuerda. Y cuando me percato de que se trata voy hacia él para despeinar su pelo y llevarlo hacia un costado. Me vuelvo a alejar y lo miro, finalmente levanto mi pulgar aprobando su atuendo.
—Me gusta, te queda bien. —admito al fin y me dedica una sonrisa de dientes — el pelo es la clave. Nada mejor que un buen peinado para enamorar a todos.
—Gracias, ahora me toca a mí elegirte a ti algún atuendo. Vi unas chanclas y una camisa de playa con ananás que te quedaría genial con unos pantalones cortos hasta las rodillas — Mis comisuras decaen y niego espantada de que lo diga en serio.
—No hay forma de que yo me ponga eso — me rehúso, él suelta una carcajada que me hace ver que solo lo dice en broma. Me relajo al instante, y me siento ofendida de haber caído redondita en ella.
Kevin aparece detrás de Trent junto a Delia luego de haberse ido a la tienda de al lado para comprarse un par de guantes que simulan ser las manos de un gato y una bufanda a juego.
—Hace frío, ¿Por qué no vamos por un café? —propone Trent luego de que los cinco nos reuniéramos, Delia parece más relajada y ya no la veo tan concertada por lo sucedido anteriormente, me regala una sonrisa sin dientes cuando nota que la veo. Se la devuelvo y comienzo a sentirme culpable por ella.
—Vayan yendo, yo voy a cambiarme y a pagar la ropa —avisa el castaño cuando todos aceptamos la propuesta de ir a comer.
Nadie pone reparos en esperarlo y caminamos los cuatro hasta la pequeña tienda de ladrillo que vende café y chocolate caliente. Para suerte de todos no hay mucha gente dentro y encontramos una mesa vacía frente a las ventanas enseguida, dejo que Trent pase primero para que ocupe la silla más cercana a los cristales y me siento en la que sobra dejando vacía la que está en frente para Hayden.
No pasan ni dos minutos cuando una camarera se nos acerca servicial a tomar nuestro pedido.
—Buenas tardes ¿Qué van a tomar? — pregunta con una sonrisa cordial. No tendrá más de veinte años y lleva el pelo pintando de rosa con reflejos rubios en las puntas.
Todos miramos las cartas del menú y el primero en pedir es Trent.
—Dos cafés descafeinados, una porción de pastel de manzana y un brownie — Pide para él y su hermana, Kevin opta por un batido de fresas y torta de chocolate, y yo todavía sigo sin decidirme cuando el rubio pregunta mi pedido. —¿Qué vas a pedir ti, Ashley?