-Ahora si que te hiciste en los pantalones! -. Sino fuera por la expresión seria de su rostro diría que la sonrisa con la que lo dijo le daba a la frase un tono más siniestro que gracioso.
Puse la taza en la mesa con mano temblorosa. Se me caí el té. La taza estaba llena porque ahora era media taza. El corte era casi limpio sino fuera por algunas rebarbas. Incluso había cortado el asa. Calculé rápidamente que mi mano estaba medio centímetro debajo del corte.
-cómo hizo eso...? - me temblaba la voz.
-saqué una "rebanada de agua" de la taza del grosor de un cabello y la lancé contra la pared - carraspeo y continuo - es una verdadera lástima, la juventud de ahora no aprecia nada si no es a través de la ostentación. Son presumidos y si uno no les presume no logra captar su atención. Mucho más sencillo, pero no menos importante es lo que hizo Anna interrogandote con el agua. Pero este "show" que acabo de hacer seguramente les resulta más espectacular. A uds les gusta eso, lo espectacular -.
Anna levantó la mirada
-Estela - dijo en lugar decirle tía - vos me dijiste que íbamos a usar el agua con alguien... -
-... Pero no cuando vos quisieras - dijo Estela casi gritando, después bajó el tono y continuó - Yo te iba a supervisar. Me gusta que hayas tomado la iniciativa. Pero esto puede ser peligroso las primeras veces, sin supervision. Que tal si la persona se desmaya o se vuelve demasiado excéntrico. Aparte de que jamás debemos llamar la atención de la gente. A puertas cerradas es una cosa pero vos lo hiciste en plena calle -.
Se sintió el sonido de la puerta de la tienda. Y unos segundo después apareció un muchacho de unos treinta y algo.
-buen día- dijo muy formal. A Anna se le dibujo una sonrisa. A pesar del peinado ochentoso parecía apuesto. Era alto y de musculatura más bien fibrosa. Se vestía muy raro, como fuera de cualquier moda Inmediatamente supuse que entre el grandulon y Anna había algo. Me puse estúpidamente celoso.
-hola Tomás! - lo saludo Estela. Anna lo saludo con la mano sin dejar de sonreír.
Tomás traía una caja pequeña.
-Me conseguiste eso Tomás? No sabes cuánto te agradezco! - Estela parecía otra persona. Mucho más amable.
-creo que una taza de tu delicioso té verde paga cualquier cosa! -
-que adulador que sos - no podía entender el cambio en Estela. Aunque en realidad no se podía saber quién de ambas estaba más embelezada.
-matcha? - dijo Tomás con su voz grave.
-por supuesto Tomás. No hay menos para vos -.
La sonrisa de Estela se transfiguro en una seriedad monstruosa y nos miró.
-uds dos que hacen todavía acá? Mandense a mudar! -.
Nos levantamos y salimos de prisa.
-Ah! Anna! Mañana no vengas -.
El rostro de Anna se transfiguró al borde del llanto.
-en cuanto a vos Milo - dijo Estela con un tono muy calmado - no vengas. Pero no mañana... No vengas más-.