Una Carta a Cupido

Prólogo

La mayoría de la gente se pone a pensar en cosas sin sentido cuando se siente sola; esto es a causa del dolor o problema que ocupa la mente. Muchos buscan la solución, ya sea correcta o equivocada, mientras que otros se hunden en los problemas. Cada día buscamos una respuesta que nos diga si es necesario encontrar a alguien en quién pensar, aunque nos lleve a la destrucción. Tu mente ocupa ese vacío y tu corazón solo siente una cosa: amor.

 

Todos huimos de esa palabra, de esa expresión, de ese sentimiento; somos tan cobardes, que por miedo a sentirlo perdemos todo. Perdemos la única oportunidad que nos da la vida para conocer lo inexplorado, lo que nos puede llevar a la felicidad, pero sobre todo perdemos la esperanza. Esa esperanza que, con un suspiro, puede hacer que logremos muchas cosas, porque no todo en esta vida es perder, sufrir, lamentarse, sino vivir, buscar lo perdido, sentirse bien y, sobre todo, querer hacerlo.

 

Si eres hombre o mujer que piensa que no es feliz, déjenme decirles que siempre hay alguien para cada cual, un ángel que los puede socorrer cuando lo necesitan. Tienen que ser pacientes, ante todo, porque nuestro Cupido hace su trabajo a la perfección y requiere tiempo.

Se preguntarán, ¿Cupido? ¿Un tonto símbolo del amor? ¿Un ridículo en pañales, cara de niño y lanzando flechas? Puede haber muchas formas de expresión o percepción de este intrigante personaje; algunos dicen que no existe, pero otros aseguran que es real. Cada cual tiene su creencia, pero les digo que a ese personaje le gusta dar lecciones a las personas incrédulas, a la gente de poca fe, dando señales de su existencia.

 

Una vez creí en el amor y aún creo; a pesar de que sufrí y lloré, no pierdo la esperanza de volver a vivirlo porque si has sufrido, es porque has amado de corazón. Todos hemos pasado por esta situación al enamorarnos, pero lo que no sabemos es que cuando todo termina, no se pierde el amor hacia esa persona sino que el amor propio. Aunque no lo creas, si no te quieres a ti mismo, ¿cómo puedes dar tu amor a alguien que te quiere? He ahí la clave de la felicidad. Ese es el punto de partida en el amor; luego solo tienes que esperar el momento perfecto para aventurarte.

Esta pequeña historia se trata de una joven y exitosa profesional que tuvo unos padres que la querían mucho, aunque por razones ajenas a ella nunca conoció al resto de la familia; solo eran papá, mamá y abuela.

Cuando tenía 8 años perdió a sus padres en un accidente y su abuela la crio hasta los 18 años, porque luego falleció. Ella tuvo que trabajar, estudiar y sobrevivir por sí misma; luego logró graduarse de psicóloga en la Universidad, y abrió su consultorio en la ciudad, con el que le ha ido bien.

Le gustaba su trabajo, pero no estaba conforme con su vida, porque era muy rutinaria. Nunca tuvo amigos ni novio por su forma de ser, pues solo se permitía contactos de tipo profesional. Pero la vida le dio una sorpresa cuando conoció a alguien que logró cambiarla por completo. Conoció a Cupido (su Cupido), quien ahora le ayuda a ser mejor persona y la orienta hacia nuevos rumbos.

Como a todos nos pasa al emprender el viaje hacia nuestro destino, tropezamos, caemos, pero siempre hay alguien que nos da la mano para continuar. Esta historia nos muestra muchas facetas de nosotros mismos ante la vida, pero, sobre todo, nos muestra cómo conocer a nuestro Cupido; al igual que esta joven, encontrarás al Cupido que tanto necesitas. Recuerda: nunca tengas miedo de lo desconocido, pues él te dará la mejor respuesta.



#49564 en Novela romántica

En el texto hay: amor

Editado: 02.04.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.