Una chica común

7. ¿Mejores amigos?

Había terminado con Jorge Iván, cada día eran más los celos por todo, por cómo me vestía, si me pintaba, mis amigos, todo. Decidí pedirle un tiempo y él no lo aceptó, le dije que necesitaba ese tiempo y si no me lo daba entonces lo terminaría, él prefirió terminar nuestra relación. Continué con mi vida como si nada y ya llevaba una semana desde lo ocurrido, lo malo era que nadie lo sabía y pensaban que aún éramos pareja.

 

Realmente estaba aflijida con mi amistad y con mi vida. Aquel día que nos reunimos y no nos dirigíamos palabra, era terrible para mí, creí que estaba exagerando. Era tanto el sentimiento que me senté apartada del resto en un sillón en el patio de David, me recosté y tapé mi rostro; tan pronto las lagrimas corrieron por mis mejillas. Pronto escuché una voz, era Iván, me preguntó si estaba bien. Sin quitar el brazo de mis ojos le contesté un cortante si. Quería hablarle pero no podía porque iba a quebrarme y temía que se fuera. Al parecer siguió sentado a lado mío

- Respeto tu desición Michell, está bien si no quieres ya hablarme, aún seguimos siendo amigos y si necesitas algo en lo que pueda ayudarte ahí estaré.

Una lágrima se deslizó por mi mejilla de nuevo, no quería despedirnos, no quería que mi amistad terminara, era una tonta, no tenía por qué llorar, nadie me hace llorar ahora. 

Él se dio cuenta que estaba llorando, me secó la lágrima y tocó mi brazo

- no llores - rió levemente con nerviosismo - ¿quieres que te deje sola? - "no, mierda. Debes abrazarme", pensé. Pero no dije nada, escuché que se levantó y me dio un beso en la mejilla, luego escuché cómo sus pasos se alejaban cada vez más de mí.

Sequé mis lágrimas y cuando estaba mejor me paré y jugué ajedrez con David ignorando a todos, sobre todo a él.

***

Al día siguiente en la preparatoria estaba callada, algo que era raro en mí. Me senté donde siempre pero realmente sentía que me ignoraban. 

A la hora del receso Daniel me dijo que platicáramos, nos sentamos afuera en el piso recargados a la balaustrada.

- le gustas a Iván - soltó, no le creí, no confiaba en él, todos sabían que se la pasaba inventando historias.

- claro que no, sólo somos amigos - respondí con seguridad.

- me dijo que ayer quería besarte cuando te fue a ver en el sillón, pero sabes que él respeta tu relación

- ¿cómo puedo creerte? - le pregunté, intentando descifrar su mirada. Se quedó pensando por un momento y suspiró con pesadez. Recordé que me dio un beso en la mejilla, eso me hizo tener una pizca de confianza.

- si quieres mañana salimos y le marcamos...

Lo pensé por un momento, estaba muy decidido en hacer aquella llamada pero yo tenía miedo a que fuese cierto. Sabía que me estaba enamorando y era algo muy confuso, mis aventuras solo eran atracciones nunca me enamoré. Iván no es una aventura, es mi amigo y todo esto está pasando, es que cupido debe pedirme permiso para flecharme y más si se trata de una amistad tan linda. 

Acepté salir con Daniel y al día siguiente nos vimos por la tarde. Caminamos un poco lejos de la zona céntrica para que estuviera silencio, me dijo que no hablara porque finjiría estar solo y lo pondría en alta voz. Durante la caminata nos encontramos a un amigo, Ricardo. 

Daniel empezó la llamada y en voz baja le explicaba lo que sucedía a Ricardo, de pronto Dani nos calló y la llamada empezó.

- Hey bro' - habla Daniel finjiendo la voz un poco de alcóholico

- qué pasa - contesta. Se escucha agitado

- ¿qué diablos haces? se escucha como aire y tú ni respiras bien

- vine a correr a la playa

- ando tomando, quédate en el mirador y ahí tomamos, ahorita llego yo te invito

- no- rió - ya casi llego pero con la misma me regreso y ya deja de tomar "no manches".

- "wey" y que pasa con Michell, ¿ todavía te gusta?

- por qué preguntas eso ahora - ríe.

- nada más bro, es que yo creo que ella quiere contigo aunque lo niegue esa tonta - le miré con ojos de bala

- pues si, aún me gusta pero pues no sé... es que ella tiene novio y me deja de hablar... no la entiendo

- y del 1 al 10 qué tanto te gusta

- un 8 quizás, pues te digo que no la entiendo - apenas podía hablar, se le oía su voz cansada

Daniel intentó convencerlo de verlo en el mirador de la playa pero se negaba porque no quería beber. Así que decidimos esperarlo en una esquina cerca del centro de la ciudad donde tenía que pasar. Esperamos aproximadamente 15 minutos pero no llegaba. Daniel le marcó de nuevo y me pidió que yo contestara esta vez

- qué pasa - habló Iván

- soy Michell

- ¿Michell?... ¿Estás bien? ¿ Y Daniel? 

- Aquí estoy men - contestó Daniel finjiendo aquella voz de pasado de copas.

- Me ayudas a llevarlo a su casa o no sé, se está durmiendo, ¿me ayudas? - mentí, pero estaba decidida a enfrentar nuestros sentimientos el día de hoy.

***

Pasaron minutos y por fin Iván apareció, venía de su casa al parecer ya había llegado y había pasado por donde estabamos y nadie se dio cuenta. El día era fresco y comenzaba a pringar. Daniel dijo que estaba bien ya había tomado un café y se le había bajado, claramente era mentira, nuestro plan estaba comenzando. 

Caminamos al centro y ahí decidimos ir a comer una pizza. La pasamos muy bien, comimos y luego se fue Ricardo, nosotros tres nos quedamos un rato en el parque, el ambiente se sentía tenso, hasta la luna sabía lo que pasaría esa noche, le pedí a Daniel que aun no se fuera y él me incitaba a comenzar de una vez. Por fin agarré valor, tenía pena pero la evadí. 

Me acerqué a Iván y le dije que quería decirle algo, me miró con ojos de duda y eran brillantes, se le notaba nerviosismo igual que a mí. Daniel se levantó y dijo que se iría, le miré intentando que entendiera que se quedara para apagar la tensión pero hizo caso omiso y emprendió su marcha. 

- Iván, pues antes que nada te quiero decir que eres un gran amigo



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En el texto hay: amor desamor, tristeza romance dolor

Editado: 07.02.2024

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