Estiro mi mano para quitar la detestable alarma del despertador que solo hace PI PI PI PI PI, mamá lo acababa de comprar hace un par de días y según ella esto me despertaría muy rápido y claro que lo hizo, ya que al no saber cómo desactivar esa cosa del infierno logro quitarme el hermoso sueño que tenía, bueno no tan hermoso pero si el sueño.
Después de lograr quitar la alarma — claro, quitando las pilas — me dirigí al baño para darme una ducha muy rápida. No sin antes sacar la ropa que me pondría: Unos jeans y una blusa básica color gris con mangas largas y los típicos tenis blancos. Enseguida de salir de bañarme me cepille el cabello y lo sujete en una coleta de caballo. Guarde los cuadernos y colores en la mochila, la tome y salí de la habitación para bajar a desayunar.
— Veo que el despertador funcionó — dice mamá con cierto orgullo — y no sólo para ti — agrega mientras ve el noticiero.
— Si claro, pero prefiero que me despierte un gallo a ese aparato — digo en un intento de gruñido y dejo la mochila en el sofá que esta mi mamá, enseguida me siento en una silla del comedor y agarro un pan tostado para posteriormente embarrarle mermelada que hizo la tía Amelia hace unas semanas.
Llego al instituto un poco más temprano que los primeros días y logro ver algo distinto, y si, es esa parte que identifica a una escuela, los alumnos, sip todavía no llegan — en su mayoría aun no lo hace — así que aprovecho para ir al baño y mojar un poco mi cabello. Al salir del cubículo me encuentro con varias chicas que rápidamente identifico que son de mi grupo entre ellas esta Maddie y aunque no la podría estar evitando todo el tiempo ahora mismo prefiero evitarla.
Al salir del baño que ahora mismo parece un salón de belleza por todas aquellas chicas que solo lo usan para maquillarse y peinarse, se escucha la risa de todas sus amigas. Camino para llegar a mi salón, sin confundirme por primera vez y sentir ese bonito sentimiento de triunfo al llegar a la puerta del aula, pero ese sentimiento desaparece y ahora la sorpresa se hace presente.
¡¡Coleman leyendo un libro y ha llegado temprano a clases, repito, Coleman está leyendo un libro y ha llegado temprano a clases!!
Sí, mi sorpresa es tanta que me quedo paralizada antes de poder dar otro paso, toda la semana pasada el chico de la bonita sonrisa llegaba un minuto antes de que cerraran la puerta.
— Hola — saludo mostrando la sonrisa más boba que tengo.
¿En qué momento mis pies se pusieron en marcha? ¿Me estoy volviendo paranoica? ¿Acaso la ciudad me está afectando? ¿Por qué Jake no me contesto? ¿Por qué me estoy haciendo muchas preguntas a mí misma?
Paso frente a él y veo que está seriamente entretenido en su libro y ligeramente aprieto mis labios, la señorita pena hizo su presencia. Así que rápidamente camino hasta la última banca del salón, donde se encuentra mi feo y aburrido asiento, la verdad es que no me gusta estar hasta atrás, prefiero quedar en medio o al frente, pero bueno no puedo quejarme pudo haber sido peor me pudo haber tocado hasta el cesto de basura. Una vez en mi pupitre dejo frente a mis pies mi mochila y me siento. Es cierto Jack se sienta dos lugares más adelante de mi pero de la fila de la derecha.
— Hola, Adeline — dice con cierta arrogancia una vez que esta frente a mí.
El chico arrogancia está presente el día de hoy, que placentero es saberlo.
— ¡Oh! Te interrumpí —niega y una esquina de su boca se eleva dejando ver una pequeña sonrisa — llegaste temprano hoy — chillo con entusiasmo.
Me mira alrededor de cinco segundos, arquea un poco sus cejas, se cruza de brazos y decide hablar;
— Mi mamá me obligó — expresa con tono de queja y sueño — bueno no, realmente mi madre adelanto al artefacto que hace un ruido desesperante y que se hace llamar despertador. ¡FUERON 20 MINUTOS! ¡VEINTE!
Una carcajada sale de mi garganta al recordar lo de la mañana, me alegra saber que no soy la única a la que le fastidia el despertador. Pero mi risa se acaba cuando veo sus cejas pobladas formando una perfecta línea sobre su frente.
Okay, creo que se malinterpretó el asunto.
— Es mejor llegar temprano — comento un poco apenada — ¿No?
Alza los hombros con indignación.
— Realmente no importa si llego tarde o temprano... — lo interrumpo.
— Claro tienes "privilegios" — hago más énfasis en la última palabra.
— No tan así, pero si — finaliza y se va a sentar a su lugar inexpresivamente, que deja muchas dudas en mí. Y continúa leyendo.
Después de cinco minutos llega el profesor de la clase de arte, nos toca cada lunes a la primera hora, pero el día que ingrese a esta escuela ya había pasado la clase. No sé cómo es el profesor, aunque según Thiago y Jack me habían advertido que nunca pasaba lista, pero el día que llegaba a pasar y casualmente no estaban los reprobaba por faltas. Eso sí que es horrible y más que el despertador por la mañana.
— Buen día clase — saluda un profesor muy joven y con bonitas facciones que lo hacen ver misterioso y malo y para complementar el cliché no sonríe.