Una choni entre champán

El resurgir de las mariposas

A la mañana siguiente, Estefi va a trabajar, recuperando viejas costumbres.
Según entra saluda a la recepcionista, después a sus compañeras, aunque todas se dan cuenta de que su Estefi, ha cambiado, está triste.
Mientras tanto, en el aeropuerto Barajas, Jorge hace malabares con su hijo, las maletas y los hombres que lo acompañan, cada uno va a su rollo, volviéndolo loco.
Consigue encontrar el coche que ha alquilado por el camino, tarda un rato en colocar la sillita de bebé, poniéndose nervioso con las diferentes opiniones.
—¡No, hombre, que eso se cruza por ahí! —dice Luis.
—¡Qué no!, ¡qué eso va por detrás! —opina Miguel.
Alfredo respira hondo, aparta a Jorge tirando de su hombro y en un minuto se da la vuelta.
—¡No era tan difícil! —le dice impaciente, los tres lo miran —¿Qué?, ¡tengo muchos hermanos! —les cuenta ante su cara de sorpresa.
Coge al bebé del carrito, lo sienta en la sillita y guarda el otro en el maletero, todos lo miran sin moverse.
—¿Vamos o qué? —les pregunta impacientes.
—Si si, vamos —confirma Jorge cediendo el asiento del conductor a Alfredo.
Durante el camino es una escena, Luis les explica todas las diferencias entre Venezuela y España.
—¡Aquí conducen como locos!, ¿para qué tanto semáforo? —opina Alfredo mientras esquiva coches que frenan de golpe, taxis y autobuses.
—¡Allí hay una pastelería acojonante! —les dice Luis emocionado.
Miguel lo mira muy serio.
—¡Tanto tiempo con tu nieta, algo se me iba a quedar de la jerga española! —se defiende el hombre con una sonrisa.
Por fin llegan dónde vive Estefi, al menos el barrio, Luis los guia hasta su piso, pero nadie responde.
Alfredo saca el móvil y llama a Trini.
—¡Si, en España! —escuchan que le dice —¡Me encantará conocer a tu familia! —Jorge levanta una ceja —¡Oh, eso!, ¿dónde está Estefanía?
Después de varios ajas y si, los mira y cuelga.
—Está trabajando —les informa.
—¡Yo sé dónde es! —les grita emocionado Luis.
Vuelven a subir al coche y los guía hasta la residencia, una vez allí, la recepcionista les dice que está trabajando y tendrán que esperar a que salga, dentro de dos horas.
Estefi sale mirando el móvil, tiene varios mensajes de Trini, mira varias veces leyendo lo que ha escrito, creyendo que le está tomando el pelo.
"Tia, Jorge está aqui!, me lo ha dicho Alfredo?"
Estefi contesta.
"Estás de coña! no?"
Según levanta la mirada ve a los cuatro hombres y el pequeño renacuajo, se queda en shock, el chat abierto hace un sonido con los mensajes que Trini está escribiendo y ella está ignorando.
—¿A qué esperas, joven? —le dice Miguel a Jorge.
Jorge le pasa el bebé a Luis, mientras Estefi, aguanta la risa y las ganas de llorar, hay varios vasos con refresco de un puesto de comida rápida encima del capó del coche y Luis no tiene muy claro como agarrar al bebé, Alfredo pone una mueca de desesperación y se lo quita.
—Estefi —la nombra Jorge acercándose a ella.
—¿Y la rubia oxi... Bárbara?, ¿y tú bodorrio? —le pregunta la chica confusa.
—Te mintió, nunca me casaría con alguien a quién no amo —le dice Jorge pegándose a ella.
—¿Pero te casaste conmigo? 
—Te amo, ¡es que no te enteras! —le responde sonriendo, usando su misma frase.
—¿Pero y tu hijo?, ¡se va a criar sin una madre! —expone preocupada.
—Bueno, tenía la esperanza de que me ayudarás con eso.
—¿Quieres que cuide a tu hijo? —bromea Estefi.
—No, quiero que ...
—¡Ya lo sé, tonto!, ¡besame ya! —le sonríe abrazándose a él, y así es como las mariposas resurgen más fuertes que nunca.
Para sorpresa de Estefi, deciden quedarse unos días allí de vacaciones, hacer turismo y conocer España.
Alfredo se perdió con Trini el primer día, Luis y Miguel intentan dar un espacio a la pareja para ponerse al día y planificar su futuro, Jorge, Estefi y el bebé, bueno, hacen lo que pueden cuando el niño les deja...
El último día cenan todos juntos, Brayan se acerca a Jorge, muy serio.
—Queria avisarte de algo —le dice.
—¿Qué? 
—¡Más te vale que no le hagas daño o te buscaré y te rajaré! —lo amemaza, para finalizar con una sonrisa.
—Siento haberme llevado a la chica —se disculpa Jorge con su contrincante.
—¡No pasa nada, tío, solo, hazla feliz! 
En el aeropuerto, Estefi lleva al pequeño Julio en brazos, Jorge va cargado de maletas y los otros dos hombres van cuchicheando entre ellos.
Ya en Venezuela, en la mansión Vega, entran las maletas y Octavia baja hecha una furia.
—¿Se puede saber dónde estabais? —pregunta, entonces ve a Estefi, se queda blanca —¿Qué haces aquí?, ¿no te habías vuelto a tu país? 
La joven se acerca a ella y le sonríe.
—Eso he hecho, volver a mí país, donde nació mi madre, donde vive mi abuelo y dónde está mi familia —aunque se lo dice a ella, mira a Jorge y el bebé.
—¡Si, bueno, yo no estaré mucho por aquí! —suelta Miguel.
—¿Pero qué estás diciendo? —le pregunta Octavia rabiosa.
—Quiero el divorcio, Octavia, ¡recorrer el mundo y vivir experiencias! 
—¡Pero tú estás loco si piensas que te voy a dejar irte por ahí tú solo!
—Primero, tú no eres quién para darme órdenes, ya tengo una edad... y segundo, no voy a ir solo, Luis viene conmigo —le contesta, cerrando la boca y llevando la contraria a su mujer, con mucho gusto.
La mujer, exasperada, sube a su habitación y así evitar seguir quedando en ridículo.
—¿Estarás bien? —le pregunta Estefi despidiéndose de su abuelo.
—¡Estaré deluxe! —responde el anciano con una sonrisa —. Iros ya anda, tenéis mucho que hablar —les dice a ambos.
Si, antes habéis leído bien, he escrito, los dos hombres, Alfredo no voló con ellos, se enamoró de Madrid en un día, el jaleo de la ciudad, la comida y todo en general, sin contar que Trini vive allí, un gran aliciente, así que cuando la chica le ofrece quedarse, y gracias a haber vivido en la casita de invitados de Miguel, tiene un buen dinero ahorrado y poder buscar trabajo con calma, algo que no tarda en llegar, no duda en comprar una licencia de taxista que le vende el vecino de Trini.
Un año después...
Estefi se despierta, bosteza y se estira, al hacerlo golpea en la cara a Jorge sin querer.
—¡Ostia, lo siento! —se disculpa mientras se ríe y se coloca para besarlo.
—Algún día te acordarás de que ya no duermes sola —le responde él masajeandose la nariz.
—Algún día —bromea de nuevo y le da un beso donde le duele, bajando a los labios.
—¡Mami! —entra el pequeño de dos años correteando.
—¡Ven aquí, renacuajo! —le sonríe Estefi mientras lo ayuda a subir a la cama.
El niño se coloca entre los dos haciendo de barrera.
—¿Cómo lo hacemos hoy? —pregunta Jorge.
—Tú vas a la reunión de la empresa y yo a la del cole, hay una mamá que me va a oír... 
—¿Todavía estás con lo del empujón?, ¡qué está bien! 
—¡No, Jorge!, ¡primero es un empujón, luego una patada y al final nos volverá el crío con un ojo morao!
—Bueno, como quieras, ¿pero no la líes mucho eh?, a ver si voy a tener que ir a buscarte a la comisaría.
Estefi levanta la deja.
—¡De eso hace mucho! 
—Yo lo recuerdo como si hubiese sido ayer —sonríe él.
—¡Al tajo!, ¡qué nos enrollamos y luego llegamos tarde!, ¡vamos Julito! —dice al niño mientras lo coge en brazos y se lo lleva a vestir.
Esa noche cenan en un restaurante, el mismo donde la llevó a aquella cena con sus amigos.
—¿Será que se les ha olvidado? —pregunta Estefi al ver que no llegan.
—No van a venir, cariño, hoy me apetecía estar a solas contigo —le dice Jorge cogiéndole la mano.
Estefi sonríe.
—¡Ay, que romántico!, ¿celebramos algo?, ¿qué se me ha olvidado? 
Jorge se ríe, ha de reconocer que su novia es un desastre para las fechas.
—No, no, solo que...—empieza a hablar mientras saca una cajita de su bolsillo, Estefi abre la boca, impactada — .Estefi , ¿te quieres casar conmigo?
—¡Si! —grita ella emocionada tirándose encima de él y abrazándolo mientras lo besa — ¡si, si y mil veces si!, ¿pero esta vez de verdad no? —bromea apartando la cara un poco.
Jorge se ríe.
—De verdad, te amo —confirma.
—Y yo a ti —responde Estefi besándolo.
Os preguntaréis que pasó después, si Estefi cumplió su sueño de la protectora de animales y si tuvieron más hijos.
Pues si, en el caso de la protectora, no creó una nueva, sino que financió con parte de la fortuna familiar que su abuelo le dió, las que ya existían, de Madrid y Venezuela, pudiendo mejorar las instalaciones y contratar más empleados.
Respecto a un hijo directo de ambos, si, también tuvieron otro hijo, pero tardaron cuatro años en concebir a la pequeña Viviana.
En cuanto a Miguel y Luis, básicamente las vacaciones las pasaban en la mansión Vega, el resto del año viajaban de un lado a otro, visitando a Alfredo en sus viajes a España.
Octavia se quedó más sola que la una, al igual que el hermano de Miguel, el que no tardaron en echar por desfalco, de la empresa.
Bárbara, bueno, Bárbara quiso subir de nivel muy rápido, demasiado diría yo, chocando con la mujer de su jefe, la despidieron, ahora trabaja en un puesto de comida rápida para poder pagar el alquiler de una habitación, obviamente, nunca preguntó por su hijo.
Como diría Estefi, ¡espero que os haya flipado esta historia, colegas!



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En el texto hay: 349000, acabada

Editado: 21.09.2022

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