La risa de Jesy resonó por el lugar, la cafetería estaba llena de gente pero Jesy se las arreglaba para que su risa siempre se oyera. Yo jugaba con mi comida, no estaba al pendiente de que estaban hablando mis amigas y realmente no me importaba. Tenía otras cosas en mente, y es que hace dos días que había recibido la carta de mi ¿admiradora secreta? ¿Podía seguir llamándola así? Realmente me había dejado confundida y ella no había enviado otra carta.
Jade y yo habíamos progresado un poco, ella me daba pequeñas sonrisas con leves sonrojos en sus mejillas e incluso ayer me había dejado una rosa en la puerta de mi habitación. Hoy íbamos a vernos en la azotea de nuevo por lo que estaba algo nerviosa, aún era muy surrealista esto que estaba pasando, si ella era mi admiradora todo tendría sentido, hasta esa carta, pero si no lo era… Todo se volvía tan confuso, tenía que ser ella.
Jesy y Leigh-Anne parecían bien, ellas eran tan diferentes pero encajaban a la perfección. Ambas podían ir agarradas de la mano por los pasillo e importarles un poco que todo el mundo les dijera de cosas, aunque como conocían a Leigh casi todos se quedaban calladas. ¿Podríamos Jade y yo ser así? Me detuve abruptamente, ¿qué acaba de pensar?
— ¿Estas bien? —pregunto Leigh, sus ojos me veían con cautela. No era sorpresa para ellas lo de Jade y que las cartas ya no estaban en mi buzón, lo que me hacía estar un poco mal si somos sinceros. Jesy puso sus ojos sobre de mí.
—Yo solo necesito dormir. —exclamé, aunque era mentira, e incluso si fuera verdad, no podría—. Será mejor que me vaya.
—No has acabado tú cena.
—No tengo hambre.
Jesy frunció el ceño pero Leigh se encargó de asentir y despedirme por ambas, justo ahora agradecía que estuvieran juntas, Leigh podía convencer a Jesy de darme un respiro o al menos distraerla el tiempo suficiente para que yo pudiera huir.
El cielo estaba nublado, por lo que la noche era más oscura de lo usual. La luna y las estrellas estaban ocultas tras las capas densas de las nubes y el bosque de enfrente se veía siniestro, casi esperaba que un asesino saliera de él. Parecía que iba a llover, el viento era húmedo y el olor a lluvia venía con sus fuertes ráfagas, cerré los ojos y disfrute del frío que había, era hermoso poder tener algo de la naturaleza después de estar tanto tiempo encerrada dentro de la escuela.
Oí la trampilla de la azotea abrirse pero no me moví, en cambio escuché atenta como Jade subía y cerraba la puerta para luego oír sus pasos acercarse a mí, pronto sentí su presencia a lado de la mía pero no dijo nada más y yo no quise interrumpir el silencio que la naturaleza nos daba.
Después de un rato, Jade suspiro y dijo:
—Sé que no te importa, pero estoy tan feliz de haber sacado A en mi examen de inglés hoy, pensé que no lo iba a pasar.
Solté una risita, Jade no era lo que cualquiera podía esperarse, cuando vine hoy pensé que íbamos hablar de cosas tontas como maquillaje o ropa, pero podía darme cuenta de que no era así.
—Ciertamente, me alegro mucho por ti.
Escuché su bufido tras mi sarcasmo, no es que quisiera romperle las ilusiones, es solo que no podía evitarlo, creo que el sarcasmo era mi mejor amigo ahora. Pronto, el silencio nos inundó y yo abrí los ojos pensando que ella había tomado mi sarcasmo como burla, enojándose, pero Jade simplemente me estaba viendo cosa que hizo que me sonrojara.
— ¿Qué? —pregunte, cohibida.
—Luces como un ángel —ella susurró.
Mis ojos se agrandaron y todo mi cuerpo tembló tras el comentario, su voz se oía tan sexy que daba escalofríos de tan solo oírla. No podía ser posible que esto me esté pasando, por Dios, solo era Jade Thirlwall.
—Cuéntame de ti. —solté, no queriendo tener que escuchar más cosas así de su boca.
Ella se encogió de hombros.
—No hay mucho que decir, mi madre es maestra aquí, enseña en quinto grado. Vine aquí porque al parecer tener la clase de amigas que tenía me hacían mal. —Jade volteó los ojos—. Mi color favorito es el verde y estoy completamente segura de que prefiero los pechos antes que un pene. —reí ante su cara de asco y ella me regalo una sonrisa, muy en el fondo me dije que sonaba igual que mi admiradora, vaya coincidencia, ¿no?—. ¿Qué hay de ti?
—Mis padres me enviaron lejos para cambiar, ellos no querían tener a una hija lesbiana. Tengo una obsesión con la comida y ciertamente yo siempre saco A en inglés. —me burlé.
Jade me dio una mirada de odio, lo que hizo que mi risa sonará más fuerte, al poco rato ella igual rió y no se sintió como si fuera la misma Jade de siempre, no era la chica popular que me pegaba y decía de cosas, ni era la Jade arrogante que me insinuaba sexo, solo era Jade.
Y me gustaba.