Agarro mi bolso para después levantarme de la mesa. Salgo de inmediato de la cafetería porque ya no tenía nada más que hacer en ese lugar. Camino con pasos apresurados, casi corriendo, ya que había olvidado por completo que, dentro de una hora para ser exactos, tenía clases en la universidad. Y yo me conocía muy bien, iba a tardar mucho en escoger la ropa que me pondría, además de darme una ducha y maquillarme. Y por eso no llegaré a tiempo a clases, llegaría tarde y tendría todas las miradas de mis compañeros sobre mí por tocar la puerta del salón fuera de hora.
- ¿Por qué corres? –pregunta una voz masculina detrás mío.
A regañadientes y controlando mi frustración por llegar tarde a clase, me giro a mirarlo. Por un momento y por estar perdida en mis pensamientos me había olvidado de él.
- No estoy corriendo. Se me hace tarde. –respondí y seguí caminando dejándolo atrás. No me importaba si me seguía o no. Sin embargo, sentí su presencia detrás mío, y a los pocos segundos Yesung ya se encontraba a mi lado. ¿Qué era lo que quería?
- ¿Por qué estas siguiéndome? - le interrogo de manera desafiante y levantando una ceja.
- Porque hace un momento nosotros estábamos en la cafetería. - señala hacia atrás con su pulgar en dirección a la cafetería.
Me cruzo de brazos y me encojo de hombros - ¿Y?
Él resopla. Lleva las manos a los bolsillos de sus pantalones y trata de ocultar una sonrisa.
- Yo pagué la cuenta –responde.
- ¡Ohh!...yo...eh, disculpa –digo muy avergonzada. No había pagado la cuenta y todavía lo estaba tratando mal. Rápidamente, busco en el bolso mi billetera y saco unos billetes. Extiendo la mano para que lo recibiera el dinero, pero él no lo toma.
En su lugar, me queda mirando con el ceño fruncido.
Me quedo sin palabras al sentirme intimidada por su mirada. Mis mejillas empiezan a sonrojarse por su culpa. Me aclaro la garganta y hablo.
- ¿Por qué no lo recibes? –pregunto dudosa – ¿acaso falta?
- Solo bromeaba, Tn –responde de manera seria. Al verlo, me di cuenta que estaba un poco disgustado. – no estaba pidiéndote que me devuelvas mi dinero.
- ¡Oh! yo lo siento. ¿Herí tu orgullo de hombre? – bromeo en una especie de "aligerar la situación" y a la vez, para fastidiarlo un poquito.
Yesung esboza una sonrisa y después ríe entredientes, divertido. Ruedo los ojos y me giro para que no vea que también me río. Luego él decide a acompañarme, ya que "coincidentemente" vamos por el mismo camino.
- ¿Por qué me tratas así? – pregunta de repente.
- ¿Cómo así? – pregunto haciéndome la desentendida. Evito mirarlo en todo momento.
- Como si...me odiaras.- dice y cada palabra sale de su boca de manera lenta, como si estuviera midiendo mi reacción al decírmelo.
- Claro que no te odio. ¡¡¡¿Por qué lo haría?!!! – me quejo.
¿Yo lo odiaba?. No, para nada. ¿cómo era eso posible?
- Desde aquella fiesta donde me viste con tu prima me tratas así.
- ¿Ah...si? –Pregunto extrañada. Tal vez lo estoy haciendo de manera inconsciente.- no me había dado cuenta.
- Hmm...yo creo que estás celosa de...
- ¡Espera! – lo interrumpí. Sacudí la cabeza para poner en orden mis pensamientos – estas malinterpretando las cosas, Yesung.
- Yo no...
- Primero escúchame - hablo antes de que él se justifique - en primer lugar, yo tengo enamorado.
Sus fuertes brazos resaltan de su camiseta color gris, al cruzar los brazos sobre su pecho. Alza una ceja - ¿Tienes enamorado?
- Po...por supuesto! – titubeo. ¡Rayos!, era un mal momento para ponerme nerviosa.
- ¿Y dónde está que no lo veo? - se mueve mirando detrás de mi, como si estuviera buscando a alguien. Está claro que habla de manera sarcástica. No le respondo y eso hace que sus labios se curven hacia un lado, provocandole una sonrisa arrogante. - ¿No debería estar contigo ahora?
Acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja, como signo de los nervios y de no saber que responder.
- Él es un chico muy ocupado. - respondo justificándolo. ¿Acaso, yo ... yo me estaba atreviendo a defender a Kyuhyun?
¡Ay, Dios¡
No...
- Se nota que lo quieres mucho.- sentí cada una de sus palabras llenas de sarcasmo.
- No lo quiero. –digo afligida. Agacho la cabeza mirando al piso mientras mis ojos se llenan de lágrimas. - Yo lo amo.
Mi voz se fue apagando en susurro cuando lo dije. Estaba convenciéndome de que Kyuhyun también lo hacía. Él me amaba...o eso era lo que yo aún...pienso. Guardaba la esperanza de que él también lo hiciera.
- Entonces – disminuye nuestra corta distancia para ponerse frente a mi - ¿Por qué correspondiste a mi beso?
En mi cabeza todo es un caos, tan confuso. No podía negar que el beso, que en un inicio me lo robó, me había gustado. Y tampoco estaba arrepentida de haberle correspondido. Su beso hizo que me olvidara de todo, de que me alejara de mis pensamientos por un momento, y estaba agradecida por eso. Solo por eso.