Los pasillos estaban desiertos, llegar a la escuela antes de lo normal por una buena causa no es de mi agrado , en la llamada de la noche anterior con mi amiga mencionó donde tendría su encuentro con Michael.
Para no tener chismosos rondando por ahí decidió que hablarían antes de que iniciará el horario escolar, aunque no me gustaba Frido tenía razón entre más cerca mejor conocería el terreno.
¿Mostrar debilidad?,nunca
La alcance antes de que entrará al salón de química, me miró con una sonrisa de agradecimiento.
Entramos y como me imaginé ahí estaba él recostado en una mesa hablando con el chico de Kell.
Me miró enarcando una ceja, no hablo yo tampoco sólo nos mirábamos distantes a la charla de nuestros amigos teniendo una guerra de miradas cargadas de orgullo.
Ellos hablaban en una esquina mientras nosotros desistimos del intercambio de miradas ignorándonos con gran distancia de por medio.
Me senté en el borde de la mesa del maestro mirando el techo, al otro extremo recostado en el umbral de la puerta está él.
Compartimos miradas no tan duraderas deseando que se acabará la conversación de nuestros amigos, ellos aún en ese rincón hablaban ahora un poco más cerca y con leves caricias que antes, asumi que su reconciliación había sido exitosa.
"Al enemigo es mejor tenerlo cerca"
Me acerque a pasos cautelosos sin mirarlo directamente a la cara, un metro es la distancia que nos separa.
Me recosté en la pared imitando su pose despreocupada.
—¿Qué quieres? —sacudió mugre inexistente en su saco
—¿Ahora también te crees dueño del salón? —solté la pesada mochila a un lado
—¿Me estás siguiendo? —se giró apoyando los codos en una mesa quedando a mi altura
—No seas idiota, estoy aquí por ella —señale con la cabeza a la rubia— ni en mis peores momentos seguiría alguien como tu, ¿te crees tanto como para que alguien te siga?
Me gire para verlo mejor
—Sería lo mejor que le pasaría a tu vida, no importa cuanto lo niegues sabes que es verdad
—No te confundas el privilegio lo tendrías tú y eso no pasará ni en mil años —pase un mechón de cabello tras mi oreja
—Desdichado y demente sería el hombre que este contigo —se llevó la mano al corazón— el pobre no te soportaría, eso es una misión imposible
—Compadezco a la mujer con la que compartas tu estupida vida
Los tórtolos se acercaron con una sonrisa de oreja a oreja se detuvieron a unos pasos de la mesa donde Adriel estaba inclinado, su amigo nos miró con una ceja arqueada y Kell se limitó a recorrerlo con una mirada inquisidora.
Recogí mi mochila colgandola en un solo hombro, salimos ellos se marcharon por un pasillo y nosotras por otro sin dar una despedida ni una mísera mirada entre los enamorados.
—¿Arreglaron las cosas? —los maestros llegaban dando una mirada despectiva a nuestra presencia tan temprano en la escuela— ¿valió la pena?
—Ya las cosas no están tensas, creo que mejoramos —se giró con los brazos cruzados evitando que siguiera caminando— ¿porque me acompañaste?
—Porque tu me lo pediste ayer —ladee la cabeza con ojos de cachorro abandonado— vine a darle mi apoyo incondicional a mi mejor amiga
—¿Qué planeas con ese chico?
—Nada, ¿ cómo te imaginas eso de mi?
—Lo imagino porque te conozco Issy
La rodee y pase derecho visualizando a un metro la puerta del salón, eso me liberaría del interrogatorio.
—Ven aqui Meissa —cuando reacciono yo estaba cruzando el umbral de la puerta
—Suerte en tu examen —medio asome la cabeza en el marco y me apresure a entrar
(***)
Para la hora del almuerzo Kell se olvidó del tema hablando de su pésimo examen de historia.
—Las preguntas estaban demasiado difíciles Issy —se quejo cubriendo su cara con ambas manos
—¿El fin de semana estudiaste? —aparte la bandeja centrando mi atención en la botella de agua vacía
—Una hora de estudio es suficiente para aprender los temas necesarios —se justificó aun sin destapar su cara— o eso creí, no todos tenemos tu maldita memoria
—No es tan buena, suelo olvidar las cosas con mucha facilidad
—Aun no logro superarlo,¿quien olvida el cumpleaños de su propia madre?
—Al parecer yo —me levante con la garganta seca y un jugo de arándanos como objetivo— en un momento vuelvo
no respondió
Con el jugo en la mano regrese a la mesa o eso intente, a mitad del camino sentí como alguien empujaba mi cuerpo desde un costado derramando el líquido en mis manos en la camisa blanca.
Se esparció dejando una gran mancha morada, apreté los dientes elevando la mirada un poco más rápido de lo normal el cabello me cayó en los laterales de la cara por el brusco movimiento.
Mi respiración se cortó un momento para luego acelerarse con molestia, ahí estaba él parado frente a mí mirando con una mueca la mancha en mi uniforme.
No hablo, ni una mísera palabra de disculpa o desprecio, sólo estaba ahí pasmado.
—¿Nunca miras por donde vas? —me irrite por su silencio, eso lo sacó de su trance desviando la mirada.
—Tu tampoco estabas muy pendiente —se defendió mirándome de reojo
Dio un paso para marcharse, lo detuve.
—¿No piensas disculparte?
Las miradas pesadas de los que nos rodeaban se sentían puestas solamente en nosotros y el espectáculo que estábamos armando.