Luna se tensó, perdería el trabajo. Se separó bruscamente se él y le dió una cachetada como advertencia y salió casi que corriendo de allí.
-Fue un error, conocerlo fue un error, hablarle fue un error, recibirlo fue un error, todo ha sido un error. - Se repetía en modo de mantra Luna mientras corría por las escaleras. - Oh Dios mío, acabo de dar mi primer beso y fue a un Duque. - Esto último debió de ser lo peor de todo, pero Luna no lo sentía así, no. Para ella besarlo no fue un error, las consecuencias vendrían; por supuesto. La vida no se queda con nada de nadie.
- ¿Usted y el Duque qué? - Abbie había aparecido de entre la cocina, y había escuchado a Luna murmurar, no daba crédito a lo que decía. Esa criada había besado a un Duque. Pero cómo se atrevía ella a besar al Duque valiéndose del apellido BitTorrent. Luna se quedó como estatua, justo lo que le faltaba. Bajó la mirada instintivamente, esta la pagaría caro. - ¡Responda idiota!- Gritó Abbie algo contrariada.
- Sí, él me besó. - Dijo Luna y sintió la pesada palma de Abbie estrellarse contra su mejilla.
- Usted no es más que otra casa fortunas. De esas que van arruinando las vidas de los demás a toda costa de lograr su cometido. Pues se equivoca conmigo. Usted no va a utilizar mi nombre para escalar. - Habló de modo controlado. Si había algo que él mundo envidiaba de Abbie BitTorrent era su auto control. Nunca se vió perder los cabales, y ahora no fue una excepción. Tomó el corpiño del vestido que tenía Luna y lo desgarró con todas sus fuerzas dejando rasguños a su paso sobre la piel de la otra mujer. Luna se sintió humillada, pero no hizo un mínimo intento a defenderse. Esta era sólo una advertencia.
•••
Oh, Luna querida.
Piel Sueve,
Cabello sedoso y...
Labios exquisitos.
Luna, Luna mía, mi Luna.
Los negocios iban muy bien, por ello se encontraba celebrando en un bar, el Duque evitaba visitar lugares concurridos donde su presencia se preste para ser parte del chismorreo. Este bar era perfecto. Tenía la discreción necesaria, no tenía las mejores instalaciones, la verdad este lugar tenía potencial, pero aún no alcanzaba el 100%.
- Un whisky doble - Habló tan pronto y se hizo espacio en la barra. A su derecha se sentó un hombre rodeado por tres féminas que peleaban por su atención.
-Lord Redmood - Lo saludó elevando la copa.
- Greenwich - Contestó el recién llegado imitando su acción. - Hace tiempo que no nos hace los honores. - En el pasado ambos se hicieron amigos. El juego los unió, Redmood no tuvo tanta suerte y perdió todo a su paso. Quedando con este bar como su único ingreso.
-Es bueno disfrutar de un buen trago de vez en cuando.
- En esto estoy de acuerdo, pero sin compañía no se goza igual. Lisa, ve con el Duque. - Habló este haciendo señas a la mujer que se acercaba gustosamente. El tendero sirvió nuevos tragos y ambos empezaron a hablar de temas como política y economía. Hasta que salió una mujer con capa y antifaz cantando. Su voz era atrapante, te obligaba a prestar total atención a cada nota, también al movimiento de sus labios rojos. Redmood y Greenwich al igual que todos los presentes hicieron silencio dejando que aquella mujer enigmática los cautivara.
- ¿Quién es la cantante? - Preguntó Mattew intrigado.
-Es nuestra estrella. Hay rumores de que proviene de la clase noble, pero ella pidió absoluta discreción. - Comentó Redmood sin dejar de observarla. Él más que nadie se sentía intrigado, hace 3 semanas recibió una carta y después se presentó aquella misteriosa mujer, pero nunca le ha visto el resto, y la capa. ¿Qué esconderá bajo ella? Pero su voz, el modo pausado y seguro que tenía al hablar era aún más enigmático. Aún y así todo esto quedaba en segundo plano al escucharla cantar. Ella sabía que los tenía a todos hechizados.
Dos horas después el Duque regresó a su casa, y pudo dormir plácidamente con el bello recuerdo de los labios de Luna BitTorrent.
•••
Era más de media noche y Luna no paraba de dar vueltas en la cama. Sin duda fue un día difícil para ella. La menor de los BitTorrent le había hecho pasar por malos ratos. La advertencia de la cocina no se compara con todo el desorden que hizo por la casa, del cual sólo Luna podía hacerse cargo, eran las 10 de la noche cuando estaba terminando y llegaron los padres de Abbie. Luna se dirigió rápidamente hacia el dormitorio del personal.
Allí estaba la joven, dándole mil vueltas a todos los encuentros con Mattew Williams. Él la pensaba casar, pero no lo haría si supiera que no es la heredera BitTorrent. Pero no le podía contar, no directamente. Además también estaba ese pequeño detalle: ella disfrutaba de la compañía del Duque. Así se empeñara en negarlo o fingir que le da lo mismo.
Luna se durmió con aquel pensamiento; debía alejarse de ese hombre. Él solo le traería problemas.
Hola, les quiero aclarar que la misteriosa cantante y Redmood hacen parte de la secuela de este libro, que al terminar este iré publicando.
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Editado: 17.04.2022