-No, claro que no. Pero ya después yo mismo le mostraré una idea mejor para divertirse. - Respondió este con doble sentido y las mejillas de Luna tomaron un color rojizo al comprender el doble sentido de aquella frase. Greenwich sonrío gustoso, cada vez estaba más encantado con esta muchacha, tenía todo para lograr enloquecerlo; rostro angelical y curvas bien proporcionadas; tan inocente y a la vez pervertida. Tenía lo mejor de lo bueno y lo malo. Iba a disfrutar de su compañía esta noche, pero no se mal entienda. Antes de llegar a tocar a su mujer quiere un matrimonio. No piensa tener hijos bastardos.
-¿Me concede este baile? - Sonó como pregunta, pero no lo fue porque ya que la tomó rápidamente de la mano y la llevó hacía donde estaban las demás parejas bailando.
Luna agradeció mentalmente a su padre, él le había enseñado a bailar y a disfrutar de la vida. Sus pasos no eran perfectos, pero al menos seguía el ritmo de la música. Sintió un brazo rodear descaradamente su cintura y como este hombre la acercó peligrosamente hacia él. Soltó un pequeño grito de espanto, pero lentamente se tomó el atrevimiento de entrelazar las manos por el cuello del Duque, aquella cercanía estaría mal vista, pero esta noche no existían las reglas ni protocolos. Greenwich se sentía a gusto y vió tras el antifaz que los ojos de Lady Luna brillaban con un toque de felicidad.
Luna calculó que en pocos minutos Lady BitTorrent, la verdadera ya iba a dar por terminado su show. Debía inventar un buen plan para librarse del Duque.
-Me siento un poco mareada, el calor aquí es bochornoso. - Se quejó Luna buscando excusa para salir al falcón.
-Permitame yo la acompaño.
-No, no es necesaa- Fue interrumpida.
-No es ninguna molestia para mí, no tema. No es propio de mi abusar de jóvenes enfermas. - Dijo el Duque con un brillo de malicia.
«Oh no», pensó Luna.
Abbie bajó del escenario evitando ser vista, cambió un poco su vestuario y puso fijo en su sitio el antifaz. Esperaba que nadie la reconociera. A pesar de las telas y todas las medidas que se habían tomado esta noche, aún se sentía intranquila. Tomó del baso con agua dispuesto para ella; salió del vestuario cuando escuchó un lamento, acomodó bien su capa sobre ambos hombros y se acercó. El sonido se hizo cada vez más fuerte, la puerta estaba entre abierta y Abbie observó como el rostro de un hombre estaba bajo el vestido de la mujer; vió el expresivo rostro de quién debía ser una dama y se sintió extraña al instante, pero sus pies no respondían. Se quedó viendo la escena hasta que con un fuerte grito por parte de la mujer se dió por terminado el acto.
El sonido del cristal sobre el suelo puso en alerta a los implicados. Abbie reconoció al hombre al instante. El conde Redmood, su jefe y dueño del bar. Salió dando tropezones y con gran dificultad buscó a Luna de entre los invitados, debían irse ya.
Greenwich dejó sola a Luna por unos minutos mientras iba por una botella de whisky y agua.
-Nos vamos. - Habló Abbie aún acalorada por lo que había visto con anterioridad. Luna no tuvo tiempo para contestar o siquiera levantarse del asiento cuando llegó un gran hombre con antifaz color plata y se llevó a Abbie a una de las habitaciones privadas.
-Suelteme ¿Quién de cree que es? - Reclamó enojada tirando de su brazo dispuesta a salir de aquel lugar, pero Greenwich le tapó el paso.
- ¿Te gusta ver? -Preguntó haciendo alusión a lo que Abbie había presenciado con anterioridad. Abbie se puso aún más nerviosa. Sus piernas temblaban tanto que apenas y las sentía. Esto está mal. Va a terminar muy mal.
Redmood acercó a ella y la besó en la piel sensible de su cuello. Los pies de Abby flaquearon nueva mente y él la tomó fuerte . Fue descendiendo hasta que llegó al nacimiento de sus senos y besó dando unos pequeños chupetones y mordiscos, si Abbie tenía suerte no quedarían marcas. Se alejó un poco y observó; eran de buen tamaño. Los estrujó y liberó con gran agilidad. Se dispuso a besar y mimar cada uno. Abbie soltó un suspiro y volvió en sí. Empujó al hombre y con rapidez organizó su vestido mientras escapaba de él.
«Esto está mal, muy mal»
Luna debía encontrar la forma de escapar del Duque, cuando él llegó con las botellas inventó deseos de ir al baño. El Duque que ya sospechaba, no pensaba darle tiempo a Luna para escapar la acompañó al baño.
Lord no sabía que en clase de hombre se estaba convirtiendo al acosar a esta bella dama de esta forma, pero no le importaba mucho, o al menos casarse con ella era mucho más importante.
Luna de camino al servicio encontró a Abbie, y se hizo señas para ambas entrar. Aprovechando que el Duque no podía seguir del pasillo ellas aprovecharon para huir cuando redmood se acercó preguntando por una dama. Ambas salieron del lugar sin decir palabra por la salida trasera, si tenían suerte los hombres tardarían en darse cuenta. Llamaron a su cochero y ambas dejaron a los hombres botados.
Luna se fue, después de 30 minutos esperándola Greenwich la buscó por todo el lugar y no la encontró. No intentó darle alcance con su cochero, a lo mejor se fue para su casa. Después tendría tiempo para visitar a los Marqueses.
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Editado: 17.04.2022