Atenas Ivanov
Luego de ese fogoso y caliente beso, me deja con la respiración agitada, con ganas de más, él me toma de la mano sacándonos de entremedio de la ola de gente que hay en la pista, el entrelaza sus dedos con los míos, joder yo me dejo llevar, siento un pequeño toque seguido de una corriente que me recorre por todo el cuerpo, estoy toda excitada, mojada, caliente, borracha, muy borracha, él también se encuentra igual que yo, no me importa nada en estos momentos, solo quiero que este hombre grande y semental me folle como si no hubiera un mañana.
Un hombre así no se consigue todos los días y hoy es mi noche de suerte.
El no hace preguntas, yo tampoco...los dos sabemos lo que queremos y lo que va a pasar esta noche.
Al parecer el siente mi mirada llena de deseo sobre él, porque se detiene abruptamente, nos encontramos cerca de la entrada del club, el me escanea de arriba hacia abajo mientras se muerde su labio inferior, su mirada es penétrate, profunda cargada de lujuria, de hambre, la tensión sexual crece cada vez más entre los dos, yo comienzo a ponerme ansiosa.
Cuando pienso que no va pasar nada, me pega a él tomando me con brusquedad de las mejillas con una sola mano, impacta sus labios contra los míos, se me escapa un gemido que el escucha a la perfección, debido a que siento su erección haciendo presión contra mi vientre, se despega sin dejar de mirarme a los ojos, ambos tenemos la respiración descontrolada, pega su frente con la mía, siento su respiración caliente sobre mi nariz y labios, me voy a morir joder, joder, yo mantengo mis manos en forma de puños aferrados a su camiseta blanca de botones que por cierto tiene los primeros tres botones abiertos, dejando me ver su pecho musculoso, deliciosamente marcado haciendo que caiga más en la tentación, me gustaría pasar mi lengua por esa área.
- Quiero follarte duro... Quiero lamer hasta el último centímetro de tu dulce coño – dice con voz ronca
El pasa su dedo pulgar por mi labio inferior solo es un toque suave, pero excitante a la vez, me remuevo inquita por lo majada que se encuentran mis bragas, en ningún momento aparto la mirada de sus hechizadores ojos, sonrió con algo de travesura.
- Que esperas para follarme grandote... ¿Una maldita invitación...? – susurro con tono retador.
¡Mierda las cosas que me hace decir el alcohol!
Él me sonríe con arrogancia, sostiene mi mano con posesividad, me arrastra con el hacia afuera del club, donde ya lo esperaba el chico del valet parking con su auto, llegamos hacia su precioso BMW del año de color blanco, el chico le tiras las llaves a mi pecaminoso dios griego, este luego me abre la puerta del auto, me subo sin pensarlo dos veces, el cierra la puerta, rodea el auto, entonces enciende el auto, nos dirigimos a no sé dónde, en el auto solo se escuchan nuestras respiraciones.
Mantengo mi mirada fija en sus manos que están sobre el volante, tiene unas manos bastante varoniles, tenía algunas venas marcadas, son gruesas con las cual quiero que toque cada parte de mi cuerpo, quiero sus manos sobre mis grandes y redondos pechos o apretando mis nalgas, de tan solo pensarlo ya siento mis pezones duros, tanto así que siento el molesto rose contra mi sostén. Siento que el auto se detiene, por estar fantaseando no note que ya llegamos, eso fue muy rápido, miro por el cristal del auto, me sorprendo al ver en el hotel en el que nos encontramos, es uno de los mejores hoteles de nuestra ciudad, lo visitan solamente gente rica con poder, es un hotel siete estrellas, de repente mi puerta es abierta, mi grandote me tiende su mano y la tomo, me bajo del auto, cual el luego la cierra.
Caminamos hacia adentro del hotel, por lo poco concurrido que esta el hotel en estos momentos debe ser muy tarde, llegamos al elevador, el presiona el botón para subir, yo mantengo la mirada en las puertas del elevador que son de un dorado brillante, el en ningún momento suelta mi mano cuando se sitúa detrás de mí, su otra mano se aferra a mi cintura.
- Te siento nerviosa nena...- susurra contra mi cuello, donde deja algunos besos mojados.
Niego dándole a entender de que no me encontraba nerviosa, si no con unas ganas tremenda de que me parta en dos, mi cuerpo se estremece por tan deliciosa sensación placentera, estoy que no puedo hablar, suelto un pequeño jadeo en respuesta, las puertas del elevador se abren, el elevado se encuentra vacío, ambos entramos pero yo dándole la espalda a las puertas, hay un gran espejo donde puedo verlo mejor, es muy hermoso para ser verdad, el presiona el piso de la que supongo que esta su habitación, él se encuentra con mi mirada a través del espejo, lo veo sonreír nuevamente, así que sonrió también, trago con algo de dificultad al notar como se oscurecen sus ojos verdes, mi cuerpo se calienta como si estuviera en llamas, arde como si estuviera en el infierno, el me voltea pegando mi espalda al espejo, me besa abriéndose paso por mi boca cual explora sin problema, una de sus manos va hacia uno de mis pechos, los aprieta y masajea con algo de fuerza sacándome un gemido.
- No voy a hacer suave contigo – susurra contra mi boca.
- No quiero que lo seas mi grandote – conteste con tono necesitado.
Jadeo de sorpresa cuando el se atreve a cargarme entre sus brazos, ningún hombre me había cargado jamás, no me da tiempo de decir nada, simplemente vuelve a besarme, lo tomo de la nuca, el beso es salvaje, apasionado, chupándonos hasta el alma. El elevador se detiene el el piso, salimos del elevador, el camino a ciegas hasta su habitación ya que esta muy concentrado metiendo su lengua hasta mi garganta, vuelvo a gemir por lo rico que aprieta mis nalgas, como puede saca las llaves de su bolsillo abre la puerta con torpeza, ya adentro el cierra la ´puerta con su pierna, mientras seguimos besándonos, más bien tragándonos.
Mi grandote camina hasta la cama donde me deposita con agresividad, sacándome un grito, la cama es bastante grande, puedo sentir las sábanas de ceda bajo mi cuerpo, pero no tengo tiempo de seguir mirando la habitación porque comienzo a sentir como sus manos van despojándome de cada prenda de ropa que tengo, hasta que quedo solamente en bragas, en estos momentos no siento nada de vergüenza, sé que soy bonita, con algunas libras de más, él se mantiene delante de mí, comienza a quitarse la camiseta botón por botón, todo esto lo hace sin dejar de mirarme con hambre con ganas de probarme, como si fuera su perdición, me hace sentirme poderosa, siento como mi boca se me seca, paso mi lengua por mi labio inferior tratando de humedecerlo un poco y nada.
Editado: 14.11.2024