Steve Tomlinson
El dolor de cabeza que tenía en estos momentos me estaba matando, sentía como si me estuvieran golpeando la cabeza con un puto marrón o algo parecido, ya me había bebido unas pastillas para calmar el dolor, pero era como imposible, suelto un gran suspiro mientras masajeaba mi cien con suavidad, la risa de mi mejor amigo tampoco me ayudaba mucho, me sentía frustrado, enojado y este cabrón lo único que hace es reírse de mí por lo que le acababa de contar.
Salvatore es de tez chocolate pasión, bueno eso dice el, tiene el cabello rapado de color negro bien recortado con elegancia, tiene los ojos de color grises, tiene una barba algo crecida, una dentadura blanca y perfecta, no es ni tan flaco tampoco exagera en músculos como yo, se puede decir que se normal él es un año menor que yo, el tiene veintinueve y yo treinta, recién cumplidos hace dos meses.
- ¡No puedo creerte!, el gran Steve Tomlinson Vannicelli, el mujeriego más grande de todo el continente americano se terminó acostó con una gorda – se burla nuevamente con su acento raro, ya que su idioma natal es el italiano.
- ¡De todas las chicas hermosas del club, pendejo te acostaste con las más gorda! Y para rematar no te acuerdas un carajo por lo borracho que ibas
- ¡Deja de tocarme las pelotas Salvatore! ¡Deja de joder! – demando tajante – Solo quiero olvidar esa maldita gorda...
Aprieto la mandíbula con enojo.
Salvatore alza los brazos con inocencia fingida, para luego explotar en risas nuevamente mientras niega todo divertido, quiero borrarle esa riza de un puñetazo, lo voy a moler a golpes hasta que se calle, suspiro nuevamente esta vez con irritación.
- Bueno ya te dejo de molestar porque te levantaras a darme un coñazo, veo tus intensiones y no puedes destruir esta hermosa cara la necesito machismo – habla con arrogancia.
- Después dices que soy yo el arrogante imbécil – ruedo los ojos
- En este mundo no hay nadie mas arrogante que tu Tomlinson – ataca burlón.
No lo contradigo es la verdad, hasta mi familia piensa lo mismo.
Hecho la cabeza hacia atrás en el sillón me quedo mirando el techo de la habitación, cierro los ojos unos segundos, mi cabeza se lena de la imagen de aquella mujer llorando hecha bolita en el piso de mi habitación de hotel abro los ojos enojados conmigo mismo, con algo de fuerza paso la mano por mi cara.
Habíamos llegado hace cuatro días a Eugene, Oregón desde Dover, New Hampshire para cerrar un negocio importante con un nuevo inversionista que necesitaba mi empresa, cual que herede gracias a mi padre que se jubilo hace más de diez años, soy quien lleva las riendas de la empresa desde entonces, la he mantenido a flote con mi esfuerzo y sudor, es un logro muy grande del que mi padre está satisfecho y muy orgullo, mi empresa consiste en importar vinos de calidad desde Italia, los restaurantes lujos hasta los hoteles más caros entre algunas bodegas de vinos más importantes de estado unidos nos compran nuestros vinos de calidad única.
Tomlinson Enterprise es una empresa vinícola que se encargan de la producción de vinos italianos, mas el cultivo de viñas en grandes extensiones de tierra cuales son realizados en las ciudades Toscana, Piamonte, Verona, Sicilia y Liguria- Italia, son alrededor de quince bodegas en donde se recoge el vino y son importados hasta acá a estados unidos.
Quise celebrar que pudimos cerrar el contrato sin problema con el señor Bartolomeo dueño de varios restaurantes famosos en Eugene de comida italiana, árabe y española, el necesitaba mis servicios y mi empresa un inversionista que me hiciera triplicar mi dinero, Salvatore había escuchado hablar sobre el club Angel´s, quedaba cerca del hotel, se lo recomendaron a mi amigo por ser un buen lugar para beber y pasarla bien, al llegar solo me enfusque en beber trago tras trago, se me fundió el cerebro de alcohol, luego hice mi mayor estupidez, me fastidia porque no me acuerdo un carajo de lo que paso, solo sé que me desperté y me encontré con esa gorda en mi habitación.
No entiendo...
¡Intento recordar, pero nada...! ¡Valla mierda!
De tan solo recordar que me acosté con esa gorda se me revuelve el estómago, termino haciendo una mueca de asco.
Soy un hombre millonario con clases, me considero guapo con buen cuerpo, tengo a las mujeres que me llueve a donde quiera que valla, consigo lo que quiero cuando quiero, me encantas las mujeres flacas con buenos pechos y trasero, disfruto mucho de una mujer delgada, no sé qué mierda paso anoche o que putas mierda pusieron en mis tragos que termine con esa ballena.
Suelto un grito de frustración mientras paso mis manos por mi cabeza despeinando con rabia mi cabello, hago una rabieta como un niño pequeño cuando le quitan un dulce, Salvatore que estaba viendo su celular tranquilamente en su cama acostado se asusta por mi rabieta, me mira perplejo.
- Que mierda Steve...- habla perplejo mientras pestañea varias veces - Hermano deberías checarte con el psiquiatra, te puedo recomendar uno muy bueno
Se vuelve a burlar de mí el muy cabrón
- Déjame en paz... no necesito de tus chistes de mierda no soy tu payaso personal pendejo de mierda – pedí con enojo.
- ¡Oye! no es mi culpa que te hayas comido a la ballena Willy
Le doy una mirada letal avisándole que si me sigue tocando los cojones le voy a destruir la cara por imbécil, parece más mi enemigo que mi amigo.
Salvatore se encoge de hombros mientras ríe con burla, joder lo que tendré que aguantar, mejor no le hubiera contado nada, ahora me lo restregara en la cara cada vez que pueda, yo estaré feliz de darle un puñetazo volarle dos dientes por lo menos para así deje de reírse de mi desgracia en esta ciudad, pero no lo hago porque es mi mejor amigo así de imbécil, cabrón e hijo de puta.
¡Perdóneme, Señora De Santis pero su hijo no es ningún santo! Usted es una señora muy buena y angelical, pero su hijo le reza al diablo.
Editado: 14.11.2024