Te prometo
Como amante y amigo
Amarte como nunca antes lo hice
Te lo prometo

- Bien, señorita Crisall, la espero la semana que viene. Creo que hoy hemos realizado un gran progreso...
El Dr. Meier, su analista, le abrió con parsimonia la enorme puerta de roble que separaba su consultorio del hall de entrada, en donde se encontraba su secretaria.
- Por favor, Abril, programa una cita con la señorita Daphne Crisall para la próxima semana.
- Muy bien, doctor.
Daphne volvió a mirarlo y le estrechó con fuerza la mano: - Muchas gracias por todo, doctor. Seguiré sus consejos.
En el camino de regreso a su departamento, reflexionó acerca de varios puntos que el doctor le había señalado las últimas dos semanas con respecto a su nueva relación amorosa y a sus temores en cuanto al sexo se refería. La relación con Eric era muy reciente (si bien para él no, debía admitirlo): ella apenas recordaba al amigo de su adolescencia, salvo en algunos sueños en los que una versión más joven de Eric aparecía. Hacía ocho años que no se atrevía a tener sexo con nadie y era lógico que ahora le resultara difícil, o que sus pulmones se cerraran cuando su novio quería algo más que besos y caricias. Daphne tenía la certeza de que Eric nunca le haría daño, pues ya le había demostrado de mil formas que todo en él era ternura y comprensión, más de la que podría esperar de cualquier hombre.
Al cerrar la puerta de su hogar, el ringtone de su celular sonó. Sonrió al escuchar que era el sonido que había escogido para su novio: Endless love, de Diana Ross y Lionel Richie. A veces podía llegar a ser algo cursi, y sí, estar enamorada acrecentaba esa característica.
7.45 pm
De: Eric Carson
Linda, paso a buscarte a las 9.00 pm. No exageres tu belleza. TE AMO
Continuó sonriendo como tonta por varios minutos. Eric tenía esos detalles que la apasionaban y hacían que día a día lo amara más.
Daphne pasó toda una hora bañándose, peinándose y eligiendo un lindo vestuario para la cena de esa noche. Su amiga le había pedido que salieran en una cita doble, junto a David y ella. Por suerte para Dánae, las cosas con el chico estrella del clan Guerrin marchaban viento en popa, aunque la joven aún desconfiaba del empresario, sobre todo cuando viajaba mucho o tenía muchas reuniones. Daphne trataba de hacerle entender que eso era lo más común en personas de su envergadura, que manejaban no solo una empresa, sino un conjunto de ellas. Cientos de familias dependían de las decisiones que tomaba David cada día y ella sabía bien que el viejo Guerrin ya no manejaba su emporio. Por problemas de salud, había delegado sus funciones y poderes en su único hijo varón, que debía lidiar con varios peces gordos de las finanzas todos los días de la semana.
Eric llegó antes de la hora estipulada y la besó con pasión, como si no se hubiesen visto en un largo tiempo. Daphne deseó que su amiga pudiera tener un amor como ese con David.
- ¡Estás hermosa! - exclamó, mientras su mirada escaneaba su cuerpo entero. Ella había escogido un vestido ceñido, negro y elegante, y unos zapatos con tacones que combinaban a la perfección con su cartera color beige. Eric estaba muy sobrio con un traje negro, camisa color crema y corbata beige. Daphne se regocijó interiormente de que su novio fuera tan guapo. Le despertaba todas las fantasías sexuales que había estado reprimiendo todo este tiempo.
- ¿Vamos? - dijo ella, y a Eric no le pasó por alto que su voz había sonado algo ronca. Sonrió para sus adentros: su Daph no era tan inmune a sus encantos como él creía.
En la recepción del restaurante los esperaba solo David. Vestía muy formal y se encontraba con el ceño fruncido señal evidente de disgusto. Preocupada, Daphne se acerco a él para preguntarle por su amiga.
- Fue al toilette a retocarse el maquillaje. - le contestó, después de saludarla. Luego, observó con curiosidad a Eric y le pidió: - ¿Nos presentas?
- Eric Carson, David Guerrin - los presentó ella, sin mucho entusiasmo. Quería constatar que no le pasara nada grave a su amiga, además del corrimiento de su máscara para pestañas. David volvió a preguntarle el apellido de su novio con una sonrisa de costado y ella lo despachó diciéndole que ambos eran empresarios y que bien podían conversar solos. ¿Qué rayos le sucedía?
Mientras Daphne iba al encuentro de Dánae, David Guerrin miró con sorna a Eric:
- ¿Así que Carson, eh? No sabía que tuvieras alias...
Eric lo miró y puso en blanco sus ojos. Desde que conocía a ese tipo siempre lo había fastidiado. De todos los hombres del mundo ahora sabía que la mejor amiga de su novia era pareja de el presumido de Guerrin. ¡Qué suerte la suya!
- Mira, David - le advirtió señalándolo con el dedo índice -, mi novia no sabe mi "alias" y será mejor que no se entere nada porque todos tenemos secretitos, ¿no es así?
David levantó los brazos en actitud de rendición y aún con una sonrisa burlona en su rostro, contestó:
- ¡Tranquilo, buen amigo! Sabes que entre hombres no debemos ponernos en evidencia. Tu secreto está a salvo conmigo.
Eric lo observó de costado con desconfianza y agregó: - Eso espero. Ahora, vamos a nuestra mesa. Quién sabe lo que tardarán nuestras damas...
Ambos rieron juntos como viejos amigos y pidieron una copa de whisky antes de dirigirse al lugar que tenían reservado.
Daphne, mientras tanto, había encontrado en el toilette a Dánae hecha un mar de lágrimas. Le contó que había tenido una pequeña discusión con David acerca de una mujer que lo llamaba de manera insistente. Pasaron varios minutos hasta que su amiga se calmó y se dirigieron hacia la mesa reservada.
Eric y David ya se encontraban conversando animadamente, y Daphne se sorprendió de que David no pareciera afectado por el reciente malentendido con su novia.