7 meses después...
FEBRERO DEL AÑO 2021...
Dimitri jones:
Ya han pasado 7 meses y solo sé que sus padres siguen viviendo en la misma casa, pero no hay señales de ella, no quiero pensar que está muerta, pero al parecer es lo más probable, he ido a su casa, pero sus padres no me dicen nada, solo me tiraran la puerta en la cara.
La obsesión que tengo con ella ya es muy grande, que hasta ya me han llevado con psicólogos para que me ayuden, pero nada funciona, solo pienso en ella, solo pienso en que, si murió, fue por mi culpa, solo pienso en que quiero estar con ella.
Pero no solo es eso, mi apariencia física ha cambiado mucho, estoy más delgado, ojeroso, mis labios se están tornado morados, mi cabello está perdiendo su brillo y en mi cara se nota la tristeza. Deje de jugar futbol, era algo que ya no me apasionaba. Mis amigos se esfumaron, a excepción de Daniel, él ha estado siempre hay para ayudarme, Perdí el año, he estado más concentrado en encontrarla a ella, que en mi estudio.
Ahora la entiendo, entiendo porque se cortaba, entiendo sus ataques de ansiedad, entiendo lo que yo significaba para ella, ahora puedo entender porque era su sol. Fui un idiota, la perdí, pero aún no sé si es un para siempre o si la volveré a ver.
En unas horas empezare a repetir el año en el mismo instituto, aunque quise cambiar y estudiar en otro lado no se pudo, estar ahí me afecta mucho, tengo muchos recuerdos. Ver a Samara es algo que me hierve la sangre, me hace acordar todo lo que le hacía a mi pobre luna, ay mi lunita, que tarde me di cuenta, por todo lo que pasabas, tu enfermedad en verdad no es fácil de sobre llevar, nunca me dijiste que la tenías, pero ahora que tengo los mismos síntomas, te entiendo...
—Dimitri ya es hora de que vayas al instituto — mi padre interrumpe mis pensamientos.
—ya salgo— pronuncio tomando mi maleta.
El instituto por suerte o por mala suerte me queda demasiado cerca y cuando digo demasiado cerca, es porque en verdad lo es, solo camino, doblo a la derecha y llegue. Odio todo esto.
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Voy entrando y puedo ver a mis ex amigos jugando, pero, los odio y más a Jorge, si no me hubiera metido la idea de conocerla, no estaría pasando por esto, no puedo creer que cumplí la apuesta solo por no perder su amistad.
Mi cambio ha sido tan grande, que me convertí en ella, el raro al que todos molestan, ahora también entiendo cuando me dijo que no tenía la fuerza para enfrentarlos, es que en verdad no la tengo, me duele que me humillen, pero ya no tengo la misma estabilidad mental para defenderme.
Entro al instituto y empiezo a buscar unas cosas en mi casillero, escucho a mis espalda que están murmurando algo, lo raro es que esta vez no es de mí, hablan de una chica al parecer nueva, pero en verdad no me importa, la única que me importa, es ella.
Me dirijo al aula, lo raro es que aún no me encuentro con Daniel, me gustaría hablar con él. Al llegar, me siento en el mismo lugar donde me sentaba con mi luna, esto es masoquismo, sé que me duele estar sentado aquí, pero es algo que no puedo dejar.
La profesora Merry empieza la clase y como ya es costumbre no presto atención, solo quiero que este día termine, me pongo a jugar con mi lápiz, la maestra habla y habla, que ya es hasta irritante.
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Mi amigo sigue sin aparecer, aunque ya no me afecta estar solo, pero si me gustaría, hablar con él. Entro a la cafetería, pero no tengo hambre. Me siento donde siempre y empiezo a leer, se ha convertido en un hábito para mí. Los susurros a mi alrededor no me dejan leer, siguen hablando de esas chicas, porque al parecer no es solo una son 2, al parecer son muy raras, pero escucho cosas buenas y malas de ellas, pero como todo, son solo rumores.
¿Dónde estás Daniel?, okey si, el me hace falta, es el único que me ha apoyado todos estos meses, fue el único que se quedó a mi lado, pero como no iba a hacerlo, si técnicamente crecimos juntos, él siempre ha estado en mi vida, desde bebes, él es como el hermano que nunca tuve. Me acuerdo que nuestras madres eran amigas, su madre siempre apoyo a la mía con sus trastornos, ella estuvo a su lado hasta su último suspiro, así es Daniel conmigo, apoyándome y dándome ánimo para seguir, también me ha ayudado a buscarla, pero pareciera que se la comió la tierra, okey mala frase, si en caso hipotético está muerta, pero no quiero pensar en eso, porque, si es así, moriré para estar con ella.
Fin de clases...
Ya estoy en casa, es muy raro ver a mi padre fuera de su despacho, eso quiere decir que algo quiere hablar conmigo.
—me preocupas— me dice poniendo una cara de lastima.
—¿Qué te preocupa? — le pregunto botando mi maleta en el suelo.
—verte así por esa chica — contesta, no escuchaba ese tono de preocupación desde que murió mi madre.
— si no le hubiera hecho tanto daño, la culpa no me estaría carcomiendo, si no le hubiera hecho lo que hice, no me hubiera enamorado perdidamente de ella — contesto tirándome en el sofá.
—al igual que tú, la he buscado — eso logra llamar mi atención.