“La teletransportación fue el avance más significativo en la ciencia después del descubrimiento del Tiodilo y la creación del motor antifricción que nos permite viajar a una velocidad un poco superior a la de la luz. Es cierto que perdimos muchos roedores al principio, ambos lados deben estar bien calibrados y puestos a funcionar en perfecta concordancia y es muy difícil hacerlo sin un margen de error, pero lo que logramos valió la pena. Ahora les daré una breve explicación: Cada teletransportador está constituido por dos parejas de dispersador y reagrupador atómico. Una pareja en cada punto. El cuerpo que se vaya a transportar debe ser dividido a nivel atómico en un lado. Los átomos viajan a través de la fibra óptica, impulsados o rodeados por un campo magnético en el caso de que no exista un conducto físico. Luego se reagrupan en el otro lado en base a la información adquirida previamente. Es muy útil cuando existe una emergencia en una nave y se necesita una transportación inmediata o en las visitas de directivos, donde se puede viajar de un buque a otro sin perder el tiempo y ahorrándonos el esfuerzo de combinar las naves para que la gente pueda pasar andando. Aunque, como en todas las cosas, también existen factores negativos. Por ejemplo: Mi antiguo capitán Roy Lok ahora posee una prominente barriga porque vivía teletranportándose sin ejercitar ni un poco sus músculos.”
Teniente Patrick Ousbourne de la Kertrena su charla quinquenal a los estudiantes de la Academia de la Unión Intergaláctica de Planetas.
– ¿No se ha ido todavía? –preguntó el capitán al oficial Rogers.
–No señor, sigue en su habitación.
–Esa muchacha me da escalofríos –Roy Lok sacó la lengua y movió el cuerpo como si le hubiesen dado un corrientazo.
– ¡Espere! Se está moviendo ¡Viene hacia aquí! –Rogers frunció el seño mirando hacia la pantalla llena de puntitos rojos que representaban a los habitantes de la nave.
– ¿Qué sucede Rogers?
–Desapareció, pero no veo que haya utilizado el tele-transportador de la Kertrena.
– ¿Qué hacéis? –dijo Ana detrás de ellos.
Roy volteo rápidamente y Rogers dio un brinco en el asiento.
– ¿Me estaban vigilando?
–Noooooooo –dijo Roy moviendo la cabeza de un lado a otro efusivamente.
–Ya no lo podrán seguir haciendo, modifiqué un poco –Ana alzó una mano e hizo que los dedos índice y pulgar casi se unieran–, la computadora de la nave –estrechó un poco los inquietantes ojos azules.
Caminó hasta el centro del puente y se situó junto a la silla del oficial de investigación evolutiva que ahora estaba vacía. Todos los ojos de aquella estancia estaban fijos en ella, incluso los de Zila, que siempre se movían de un lado a otro en perfecta discordancia. La diña encendió la pantalla del reloj que llevaba y luego buscó algo en ella deslizándola de un lado a otro. Sula entró a tiempo al puente para ver cómo un trono rosa aparecía junto a su asiento.
–Mi nombre es Ana y he decidido no aniquilarlos por el momento, a partir de ahora formaré parte de vuestra tripulación –y con eso se sentó.
– ¡Por Naftalia! Parece una pequeña dictadora –dijo Roy acercándose a Sula que todavía estaba pegado a la puerta–. Debemos hacer algo para atraparla –susurró mirándo por encima del hombro tratando de adivinar si lo habían oído–. No podemos seguir así, nos amenazó, y se ve muy capaz de cumplir esas amenazas.
–Estoy de acuerdo señor –dijo Sula, no soportaba la idea de sentarse junto al pequeño monstruo–. Pero primero debemos movilizar a esa cosa –señaló a Pixie, el robot en ese momento volaba en círculos sobre Ana–, puede crear escudos alrededor de la niña.
–Debemos idear un plan, organizar una reunión.
–Aunque será difícil que no nos descubra.
–Hum –el capitán se balanceó sobre la punta de los pies– A las 00:30, en el cuarto de reuniones holográficas. Trata de llevar la información a todos los que están ahora en el puente. Susúrrales, escríbeles, hágales pantomima o señales de humo, no lo sé, pero que ella no se dé cuenta. No podemos confiar en las comunicaciones de la nave, ella tiene la nave controlada –Roy se volteó–. Me marcho a idear un plan.
Sula asintió y luego con todo el esfuerzo del universo hizo que su cuerpo caminara y se sentara en la silla junto al trono rosa.
……………………….
Ana caminaba por uno de los pasillos de la Kertrena rumbo a su habitación. Había pasado unas cuantas horas observando al que había sido su padre ¿O lo seguía siendo? Ella tenía dentro el Alma de Salliana, el cerebro de Salliana, los ojos de Salliana, sus corazones y pronto recuperaría también sus recuerdos ¿Todavía era Salliana, o no tenía derecho a siquiera considerarlo? Los experimentos que el Doctor Poder había practicado con ella la habían dejado sin identidad. Su cuerpo estaba formado por partes de muchos organismos, partes creadas a su medida. Las arterias quirasianas le permitían almacenar pequeñas porciones de energía y luego transmitirla a través las puntas de sus extremidades, los huesos y articulaciones eran Sinouri, lo que le daba más destreza y resistencia a los golpes, su piel y constitución física era la de una humana… no sabía muy bien qué ganaba con eso ¿Confiabilidad? En fin, era una especie de monstruo de Frankenstein, se preguntó qué diría Sula si llegaba a descubrir quién era ella ¿O quien había sido? Aún no lo recordaba pero estaba segura de que él la había querido.
La alarma interrumpió sus pensamientos, el pasillo se coloreó de un rojo titilante. En ese lugar que hacía unos momentos estaba desierto la gente comenzó a aparecer corriendo y gritando órdenes
– ¿Qué sucede Pixie?
–Al parecer la nave está a punto de estallar.
– ¿Cuál es la avería que ocasiona tal peligro?
En el ojo del robot comenzaron a sucederse columnas y columnas de párrafos, esquemas y símbolos acompañados de un pitido discontinuo que coincidía con las sirenas de peligro.
–No lo sé, es como si todo se hubiese arruinado al mismo tiempo –Pixie tembló nervioso.
– ¿Sabotaje?
–Posiblemente. Tenemos que irnos, Ana –un cronometro se dibujó su pecho–. Falta solo un minuto para la destrucción.
Ambos corazones martilleaban en el pecho de Ana, las personas del pasillo habían desaparecido por lo que a falta de exportadores se permitió demostrar su pánico.
– ¿Cuántas personas faltan por evacuar?
–Ninguna, Hay cápsulas de escape en cada pasillo ¡Vámonos! Por aquí hay una libre, no podemos llegar a la lanzadera y no puedo acceder a los transportadores de la nave ¡También están averiados! El entorno es demasiado inestable, no podré crear un agujero, eso adelantaría la explosión.
Ana corrió hacia la cápsula de escape más cercana, milagrosamente estaba vacía. Era un espacio pequeño de un metro y medio cuadrado aproximadamente, cuando su espalda rozó la fría pared del fondo un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, pero considerando la situación en la que estaban no le hizo mucho caso. Apretó el botón de eyección y vio por una ventana transparente cómo comenzó a alejarse de la nave a gran velocidad. Una luz en una de las esquinas casi la ciega, fue seguida por una onda de expansión de energía que la hizo retroceder unos pasos. Su reloj vibró haciendo que su muñeca doliera un poco. Cuando miró a un lado, Pixie estaba tumbado en el suelo, sin una sola luz de vida –«Un Pulso Electro Magnético» –comprendió. Le habían tendido una trampa.