Una loca suelta en Navidad

Capítulo 2

¿Nueces? ¿Alergico? Ups...

 

—Me vas a decir que planeas hacer con tu ex —me consulta Nicolás, nos encontramos en su auto de camino a la casa de campo.

—¡Ya lo sabrás!

—Solo espero no quedar mal.

—¿A qué te refieres?

—A los cuernos que vas a ponerme si ese hombre vuelve a estar contigo.

—No exageres, no somos nada.

—Pero eso lo sabemos tú y yo, seré el hazme reír de tu familia.

—Fui amante de Emiliano por cinco años, nunca nadie nos descubrió, no habrá diferencia, está vez, tranquilo y disfruta estos días, que en la abuela Magda lo pasarás genial.

El viaje fue cómodo, conversamos de todo, agradecía que él hiciera esto por mí, conocía a Nicolás de la universidad, él se recibió dos años antes, actualmente se desempeña enseñando en una escuela secundaria, mientras que yo seguía trabajando en el hospital en donde conocí a Emiliano, tras nuestra ruptura él había pedido traslado, se fue y nunca más supe de él, hasta ayer que lo vi después de muchos meses.

Laura es administradora en una clínica privada, supuse que se conocieron allí, lo que nunca espere es que él se separe y mucho menos que no me buscara.

—¿A la derecha o izquierda? —me saca de mis pensamientos Nicolás.

—Eh… —mire al frente y note que ya estábamos cerca de la casa.

—¿Estás bien?

—Sí, solo me perdí en mis pensamientos, vamos por la derecha, al final verás el gran portón negro, siempre está abierto.

Tal y como dije la entrada estaba abierta, a lo lejos veía a los caballos correr por los campos de la familia.

—Es enorme la propiedad —dijo sorprendido Nicolás.

—Así es, aquí hay muchos caballos, te va a encantar.

—Solo espero que todo esto que planeas no sea un total fracaso.

—No lo será, confía en mí —al llegar, note los vehículos de la familia, en especial el de mi hermano, quien había traído a Emiliano y Laura.

—Tu amigo ya llegó.

—¡Que comience la función! —me coloque mis lentes de sol y baje con una enorme sonrisa, le iba a demostrar a Emiliano que lo había superado, pero que se agarre porque si no está confesado, le va a ir peor.

Entre de la mano de Nicolás, dentro de la casa ya se encontraba casi toda la familia, gracias a mis lentes pude dirigir mi vista hacia mi ex, él estaba nervioso, lo conocía mejor que su ex esposa, ventaja de haber sido su amante, él me confiaba todo, a pesar de tener poca comunicación, sabía que le gusta y que no.

Nuestros encuentros eran en su consultorio o en el cuarto de descanso durante sus guardias, muy pocas veces íbamos a un motel, ya que era peligroso para ambos, puesto que podían vernos, aun así, dentro del hospital sabía que se corría el rumor de que era su amante.

—¡Abuela! —fui al encuentro con mi nona, ella me recibió con los brazos abiertos, luego me abrazo fuerte.

—Me asusté al no verte cariño, luego me fijo tu madre que al fin tienes pareja y mira qué guapo está el hombre —mi abuela no pudo callarse y largo lo que sentía, siempre espero que viniera acompañada, solo que está vez era mentira, aunque ellos no tenían que saberlo.

—No eres la única sorprendida abuela, nunca imaginé que Nicolás fuera pareja de Marilina —lanza mi querida hermana.

—Porque mejor no te callas Jimena.

—No van a pelear ahora, que estamos en vísperas de navidad, vamos a almorzar que solo faltan ustedes dos —dijo mi madre.

—Es cierto, el almuerzo está listo, cariño, tu habitación es la misma fe siempre, solo que hay una sola cama.

—No hay problema abuela, que hace rato que duermo con Nico, vamos mi amor, dejemos las maletas —lo tome de la mano para subir, pero él me detuvo.

—Muchas gracias a todos por recibirme, es un placer pasar estás fiestas con la familia de mi novia —expreso mi amigo y me gusto ver la cara de enojo de Emiliano, sabía que le daba celos lo que sucedía.

—Mereces un premio a mejor actuación, eres un genio ¡Te amo! —Nicolás es mi mejor amigo, él era quien sabía todo sobre mi relación con Emiliano, fue mi paño de lágrimas cuando me dejó, bueno yo lo deje, pero era necesario, nuestra relación no podía ser toda la vida así, merecía más que ser su amante.

Bajamos al comedor con todos y degustamos el exquisito almuerzo que mi abuela nos había preparado para recibirnos.

Al terminar me excusé pata salir a dar una vuelta por las caballerizas, extrañaba a Trueno, era mi corcel preferido, su color negro azabache era perfecto.

—Hola Trueno, ¿Me extrañaste? —le dije mientras acaricio su melena.

—No creo que te responda —trago saliva al saber que Emiliano estaba detrás de mí.

—¿Qué haces aquí? —me giro y al mirarlo mi cuerpo entero vibra.

—Solo quiero hablar ¡Por favor!

—Mejor te vas, tú y yo no tenemos nada que hablar.

—¿En serio? Y porque finges.

—¿De qué hablas?

—Sé que Nicolás y tu no son nada, él es tu mejor amigo.

—Me di una oportunidad con alguien que me quiera de verdad, con quién pueda salir de la mano a dónde sea y no ser la otra a la que solo follan —le digo lo que siento y mis lágrimas amenazan con salir.

—No empezamos bien, pero ahora es diferente.

—Claro, que es diferente, ya encontré a un hombre de verdad, no me molestes Emiliano, que no volveré a cometer los mismos errores del pasado, además ahora estás con Laura, ve a ser feliz con ella —me di la vuelta para irme, pero me detuvo.

—No puedo, porque te quiero a ti —me frene al oírlo.

—Siempre supiste manipularme con palabras bonitas, pero ya no, y cuidado porque no voy a dejarte ser feliz nunca, yo que tú me fijo muy bien a dónde estás parado.

—¿Me estás amenazando? ¿Con qué motivo? ¿Acaso no eres feliz con tu pareja? —no sabía qué responder en ese momento.

—¡Qué bueno que te encuentro! Mamá quiere que le ayudes con el pan de navidad —me salva Augusto, mi hermano.

—¡Claro! Puedes ayudar a la pareja de Laura, quiere conocer la finca —miento.



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En el texto hay: navidad, amor, oportunidades

Editado: 30.12.2022

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