Una Luna para cada Lobo

Capítulo 12

  Al día siguiente el primero en desperta fue Óscar. Poco a poco fueron levantándose todos.
  Magnu y Óscar fueron abrir la puerta ya que alguien insistentemente tocaban el timbre. 
—¿A quién se le ocurre visitar temprano un 25 de diciembre? -se quejaba Óscar.
  Abrieron y se encontraron con Silvana que los veía con indiferencia.
—¿Y tú eres? -pregunta Magnu aunque sabía bien quien era. Había visto las fotos junto a Julián en sus redes sociales. 
—La novia de Julián. Vengo a verlo.
—Creo que estás equivocada. La novia de Julián se llama Sandra -responde Óscar haciéndola enojar.
  Magnu se fue y regresó con Sandra mientras Silvana discutía con Óscar. Sandra les pidió que se retiraran.
—¿Usted que hace aquí? Si mal no recuerdo Julián te dijo que lo dejarás en paz -dice Sandra muy fría. No soportaba ver su rostro de egocéntrica.
—Te crees la gran cosa sólo porque tienes a Julián por unos días, pero lastimosamente él se aburrirá de ti. Mírate y mirame a mi -señala Silvana- Hay una gran diferencia entre nosotras.
—No todo es físico.
—La belleza consigue todo.
—No conoces a Julián, él no es un hombre superficial -responde Sandra. Conocía a Julián de toda la vida y él es un hombre con un gran corazón.
—Yo soy modelo y actriz. Cualquier hombre quisiera estar conmigo, en cambio contigo ¿Quién querría a una chica enferma que se la pasa sitiéndose mal y que hasta se puede morir algún día? 
  A Sandra esas palabras le hicieron enojar y también le dolió un poco, pero se controló porque eso era lo que quería Silvana, hacerla enojar y que se sintiera menos por tener una enfermedad crónica. 
—Tu corazón está bien podrido si así es como piensas -contesta Sandra con dureza.
—Es la realidad, tienes que aceptarlo. Un hombre va a preferir a una mujer sana antes que a una que tiene que estar cuidando, sólo sería un estorbo una mujer que nace defectuosa.
—Tú haces donativo a fundaciones de personas con cáncer y piensas que tener una enfermedad es estar defectuoso. Que hipócrita eres.
  Sandra estaba tan furiosa que se convertiría en Margret y le agarraría por los cabellos.
—Lo que tú me digas me tiene sin cuidado, muchachita. Julián volverá conmigo y tú te quedarás llorando por no conseguirte a un hombre con dinero -le dice Silvana.
—Yo amo a Julián por lo que es, no por su dinero.
—No me hagas reir. Las muchachitas como tú buscan es el dinero que saben que nunca van a tener.
—¿Lo dices por ti misma? -pregunta Sandra. 
  Ella había leído que Silvana no tenía nada y rápidamente se hizo famosa cuando se casó con un hombre con dinero.
—Que te casaste por dinero. Pero te informo yo no soy como tú. Yo amo a Julián y no lo utilizo como un banco -continúa Sandra.
  Silvana se quedó sorprendida porque Sandra tenía razón en lo que decía.
—Ahora largo, que a mí no me da la gana que veas a mi novio -ordena Sandra con una mirada fuerte.
—No me iré sin verlo -replica Silvana. No pensaba dejarse ganar por alguien que no estaba a su nivel.
—¿En serio? Hay cuatro hombres aquí y dos mujeres que estarían felices de sacarte a patadas.
 Silvana se sintió incómoda, estaba al tanto que Julián hospedaba a un grupo de amigos en su mansión, que para ella era gente sin clase de los que podía esperar cualquier acto violento.
—Te quiero ver la cara cuando Julián me suplique que vuelva con él. Adiós, enferma -escupió las últimas palabras con odio.
 Ya a las 12 de la tarde estaban todos despiertos.
 Sandra le comentó a Julián la visita de Silvana. Él la abrazo y le pidió que ignorara a esa mujer que sólo sangraba por la herida, no iba a permitir que Sandra se sintiera mal por el veneno de su ex.
  Fueron a la habitación a hablar en privado sin los chismosos de sus amigos.
—Estos días han sido muy especiales para mí -comenta Julián con mucha alegría.
—Y para mí igual.
—Parece un sueño del que no quiero despertar jamás.
—Ninguno de los dos despertaremos mi vida -dice Sandra acariciando su mejilla.
—Me alegro tanto de que te hayas fijado en mí.
—Es tu culpa de que me haya enamorado de ti. Eres maravilloso.
—No más que tú. Eres una mujer que ama desde el corazón sin importar lo superficial o el dinero -responde Julián.
—Que romántico nos salió el hombre.
—Eso es culpa tuya, me volviste cursi, pero muy feliz.
—Yo también estoy muy feliz, jamás había estado tan feliz en mi vida -le dice ella. 
—A pesar de las circunstancias sales adelante, nunca te rindes. Eso es algo que encanta de ti. Eres una mujer fuerte, pero con un corazón tierno -contesta Julián con ojos llenos de amor.
—Te amo por el hombre que eres y que siempre has sido.
—Te amo mi vida por siempre.
—Por siempre mi amor -y se besaron.
 Ese reencuentro cambió sus vidas. Ambos encontraron el amor donde menos pensaban.

***
 En la sala se encontraban los demás.
—Me duele la cabeza -dice Lion con una horrible resaca.
—Esa es por la resaca de anoche -contesta Gus.
—Te dije que te tomaras 2 litros de agua antes de dormir. Eso ayuda a que no te de fuerte la resaca -le dice Magnu.
—Yo sólo quería dormir. No me dio tiempo -responde Lion quejándose del fuerte dolor.
 Los perros emocionados saludaron a todos con alegría con sus ropitas puestas.
—La verdad que se ven bastante bien -comenta Margret.
—Ya son perritos de casa. Deben verse como tal -dice Óscar.
—Y está haciendo algo de frío -contesta Johana con Niebla en sus piernas.
  Sandra y Julián venían juntos agarrados de la mano. Desde que se hicieron novios andaban muy cariñosos.
—¿Y cómo amaneció la parejita? -preguntó Magnu.
—Gus y Johana son novios y no los molestan tanto -se queja Julián. Sus amigos han estado molestando desde que se hicieron novios y eso que ellos fueron los que insistieron.
—A ellos lo molestamos en su momento hace años -contesta Óscar.
—Ustedes son la nueva pareja -dice Magret.
—Pero ellos se levantaron bien tarde hoy -menciona Sandra.
—Como que tuvieron una celebración privada de navidad.
  Todos rieron y comieron su desayuno-almuerzo.
  Después de unas horas veían televisión. Margret era aficionada a las películas de romance y por esta vez ella ganó el control de escoger la película que iban a ver.
  A Lion y a Gus se les ocurrió hacer algo para entretenerse. Se colocaron unas máscaras de esqueleto y unas capas negras que habían comprado específicamente para eso. Bajaron los breques y toda la mansión quedó sin luz.
—¿Se fue la luz? -preguntó Johana- Una casa tan costosa y se va la luz también.
  Margret ve dos sombras extrañas que se acercaban. Su grito dejó sordo a todos. 
—Nos dejarás sordo -dice Gus quitándose la máscara al igual que a Lion.
—¿Cómo pudieron hacerme esto? -dice Margret molesta golpeándolos con fuerza.
—No era nuestra intención que te asustaras tanto -responde Lion agarrando sus manos.
—Con o sin intención lo hicieron. Casi me da un infarto -contesta Margret molesta dando patadas.
—Me arrepiento, no pensaba que pasaría esto -dice Gus pidiendo perdón.
—Obvio no pensaron en nada -responde Johana que también se asustó, pero no tanto como Margret.
—Me traumaste -se queja Margret. 
—Fue una pequeña broma -responde Lion.
—Sí, pequeña broma. No fue divertido.
—Para mí si lo fue -dice Óscar riéndose.
—Mejor cállate -responde Margret seria.
—Estas que hechas humo -comenta Lion molestándola.
—No molestes.
—No me veas con esa cara -dice Gus.
—¿Con que cara quieres que tenga? -se queja ella.
—Sabes a lo que me refiero, no te hagas la pendeja.
—Idiota.
—Gruñona -le dice Lion.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.